Un estudio de varias instituciones españolas ha reconstruido la composición de las comidas funerarias en la necrópolis de la Plaza de la Villa de Madrid, en Barcelona. La investigación revela que, aunque los rituales funerarios estaban estipulados por ley, no siempre las clases populares realizaban estos banquetes y, cuando lo hacían, utilizaban comidas del día a día.
Aunque el tránsito hacia el más allá era un hito social clave en la Antigua Roma, para la población común, las comidas consumidas durante los banquetes funerarios eran principalmente alimentos básicos del día a día. Un equipo formado por investigadores de la Universitat de València (UV), la Universitat de Vic - Universitat Central de Catalunya (UVic-UCC) y el Institut Català d’Arqueologia Clàssica (ICAC) ha descubierto un alto grado de similitud entre los tipos de carne que se consumían habitualmente y los que se ofrecían en banquetes funerarios. El estudio, publicado en la revista PLOS ONE, compara datos biomoleculares, antropológicos y arqueozoológicos de una necrópolis de la Plaza de la Villa de Madrid, en Barcelona.
Contrariamente a lo que se espera de las pomposas comidas funerarias romanas, parece que la población común no hacía una gran fiesta y para los banquetes utilizaba los mismos alimentos comunes que durante la vida cotidiana; principalmente carne de cerdo y ternera, seguidos de cabra y pollo. No había muchos alimentos exóticos, ni animales salvajes o acuáticos. Además, la mayoría de los entierros no presentaban ofrendas de comida, y sus familias no hacían banquetes de ningún tipo, pese a que estos rituales estaban estipulados por ley.
“Hemos podido demostrar que la gente común no siempre cumplía la ley en cuanto a las fiestas funerarias, y cuando lo hacían, gastaban pocos recursos económicos para los banquetes”, explica Domingo C. Salazar García, autor principal del estudio e investigador de la UV. “El dinero es dinero, y cualquiera que sea la importancia del más allá en la antigua sociedad romana, claramente la prioridad eran las personas vivas. Las microresistencias a las reglas no razonables establecidas ya estaban presentes en ese momento”, añade Salazar.
El más allá de la religión romana era el hito que debía alcanzarse después de la muerte al cumplir con varios rituales funerarios. Parte de ellos consistía en ofrendas, banquetes y sacrificios de animales, llevados a cabo para garantizar la protección de las divinidades y la memoria de los difuntos. Sin embargo, se sabe poco de su composición, aparte de lo que se muestra en las fuentes escritas. En este nuevo estudio, el equipo ha investigado los banquetes funerarios mediante el análisis de los isótopos del colágeno humano y animal y el estudio de los restos esqueléticos y del conjunto arqueozoológico presente en la necrópolis.
El análisis de isótopos a partir de casi 100 ejemplares humanos y animales, combinado con el estudio osteológico de los restos humanos (edad, sexo y estado de salud) de los entierros y de los faunísticos de las comidas y ofrendas funerarias, ha revelado un tratamiento diferencial de los difuntos entre las diferentes clases sociales. Además, en la cultura de aquel tiempo, es posible que esas diferencias en tratar a los difuntos perpetuaran las desigualdades sociales en el más allá.
Es bien sabido que en la Antigua Roma había diferentes estratos sociales y que la riqueza y el estatus político eran de primordial importancia en la jerarquía social. En la necrópolis de la Villa de Madrid, los humanos enterrados eran principalmente personas con un poder adquisitivo limitado. “Esto lo sabemos tanto por la sencilla tipología de los entierros, como por el estudio antropológico, que indica una esperanza de vida muy baja en esta población”, dice Xavier Jordana, profesor asociado de la UVic-UCC, que analizó los restos esqueléticos humanos.
Los humanos enterrados en la necrópolis de la Villa de Madrid eran principalmente personas con un poder adquisitivo limitado. / Universitat de València, Institut Català d’Arqueologia Clàssica, Universitat de Vic - Universitat Central de Catalunya
El estudio documenta un alto consumo de carne por parte de los hombres adultos durante su vida y una mayor presencia de ofrendas en los entierros de estos individuos. Por tanto, “estas diferencias en el ritual y la dieta probablemente muestran desigualdades sexuales durante la vida que podrían extrapolarse al más allá a través de los rituales funerarios. Es evidente que una de las maneras en la sociedad romana de expresar las diferencias económicas y sociales era a través de los rituales de la comida funeraria”, concluye la autora principal Lídia Colominas, investigadora del ICAC.
Referencia:
Salazar-García et al., "Food for the soul and food for the body. Studying dietary paterns and funerary meals in the Western Roman Empire: an anthropological and archaeozoological approach". (2022) PLOS ONE