El Centro de Investigación Ecológica y Aplicaciones Forestales ha colaborado en un artículo científico, publicado en la revista PlosOne, sobre los cambios en la composición y abundancia de 274 especies animales después de los incendios de agosto de 2003 en el Parque Natural de Sant Llorenç del Munt i l’Obac. EI trabajo asegura que después del fuego han aparecido en estos espacios dos nuevas especies de especial interés de conservación, una especie de caracol y la perdiz roja.
Una investigación, coordinada por Xavier Santos, del Centro de Investigação me biodiversidad e Recursos Genéticos de la Universidade do Porto (Portugal), que integra los diferentes componentes del ecosistema: la fauna y la vegetación, ha estudiado los cambios en la composición y abundancia de 274 especies animales después de los incendios de agosto de 2003 en el Parque Natural de Sant Llorenç del Munt i l’Obac.
El trabajo ha comparado al mismo tiempo, y por primera vez, la respuesta al fuego de comunidades de diversas especies de animales tales como tornillos, arañas, cucarachas, hormigas, saltamontes, chinches, pájaros y reptiles. Asimismo, ha permitido identificar qué grupos soportan mejor los efectos del fuego y cuáles son más sensibles a los cambios en el hábitat y la vegetación que se producen después de un incendio.
Para llevar a cabo el estudio los científicos han hecho un seguimiento de 4606 individuos de 274 especies de animales.
Hormigas y saltamontes, entre los más resistentes
Entre otros aspectos, los investigadores han demostrado que las especies omnívoras, que comen de todo, son más resilientes a los efectos de los incendios, probablemente porque pueden adaptar su dieta a los pocos recursos que quedan disponibles tras las llamas.
Entre los animales omnívoros que mejor resisten los efectos del fuego se encuentran las hormigas y los saltamontes.
Por otro lado, el estudio también ha podido comprobar que las especies que han variado más su composición antes y después del incendio son las de mayor movilidad, como los pájaros, que huyen a otras zonas no quemadas, y los de menor movilidad, como los caracoles, que no encuentran recovecos y mueren calcinados.
En contra de la percepción general de la ciudadanía, el estudio también demuestra que el fuego no es estrictamente destructor de la naturaleza, ya que la eliminación de algunas especies que vivían en estos espacios intactos ha permitido la aparición de otros que necesitan un paisaje en mosaico donde haya espacios abiertos como los que dejan los incendios.
Es el ejemplo de Xerocrassa montserratensia y de la perdiz roja Alectoris rufa, dos especies de elevado interés de conservación que han aparecido después de los fuegos en el área estudiada.
Referencia bibliográfica:
Xavier Santos et al. "Is Response to Fire Influenced by Dietary Specialization and Mobility? A Comparative Study with Multiple Animal Assemblages", PLOS ONE 7 febrero 2014.
En el estudio han participado investigadores y técnicos de la Universidad de Barcelona, Universidad Autónoma de Barcelona, Universidad de Girona, del CREAF, del Centro Tecnológico Forestal de Cataluña (CTFC) y del Museo de Ciencias Naturales de Barcelona, así como de la Estación experimental de Zonas Áridas, la Fundación Centro de Estudios Ambientales del Mediterráneo (CEAM), la Oficina Técnica de Parques Naturales de la Diputación de Barcelona y la Dirección General del Medio Natural y Biodiversidad de la Generalitat.