Investigadoras del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) han diagnosticado procesos de deterioro de las iglesias románicas de Segovia por la colonización de líquenes y hongos, tanto en el exterior, como en el interior de la roca. El estudio reivindica el valor de estos templos dentro del patrimonio cultural de la ciudad, y propone diferentes tratamientos para prevenir el biodeterioro pues la simple eliminación de los líquenes superficiales de la roca puede llegar a ser contraproducente.
La investigación, dirigida por la investigadora Asunción de los Ríos, del Instituto de Recursos Naturales (CSIC), en Madrid, ha analizado las iglesias de la Vera Cruz, San Lorenzo, San Martín y San Miguel, todas ellas en la ciudad de Segovia. Las conclusiones han sido publicado por la revista Science of the Total Environment.
Las observaciones realizadas por el equipo constataron dos tipos de deterioro en las rocas: los daños generados por los líquenes epilíticos (sobre piedra), en muchos casos totalmente integrados en la piedra, y los daños causados por el componente fúngico de los propios líquenes y la acción de otros hongos en zonas internas. Este deterioro, al contrario que el primero, se produce por la colonización endolítica, es decir, del interior de la roca, al ocupar las cavidades y fisuras de la piedra.
“Dada la complejidad observada en las zonas afectadas, nuestra investigación indica la necesidad de aplicar tratamientos contra el biodeterioro que se dirijan no sólo a los organismos que se encuentran en la superficie, como se venía haciendo hasta el momento, sino también los que se ubican en el interior de la piedra”, explica De los Ríos. Y añade: “La mayor parte de los tratamientos contra el biodeterioro no realizan un diagnóstico previo y, por lo tanto, obvian la colonización interna de las rocas”.
Según señala la investigadora, la simple eliminación de los líquenes que causan daño estético al monumento, bien de forma mecánica o mediante productos químicos, no es suficiente y puede llegar incluso a ser perjudicial. “En muchos casos, es mejor no aplicar ningún tratamiento antes que optar por uno inapropiado. La eliminación de los líquenes de la superficie de las rocas puede provocar la dispersión de esporas y fragmentos de talos liquénicos, que estimularían una rápida recolonización de la roca por nuevos líquenes”, comenta.
Una vez realizado el diagnóstico, el equipo ha establecido colaboraciones con empresas que quieren probar la eficacia de sus productos antimicrobianos (biocidas). “Lo importante es conseguir un tratamiento que actúe contra todos los organismos presentes en la piedra, pero lo cierto es que la penetración del biocida en la roca siempre resulta difícil”, apunta de los Ríos.
En colaboración con el Instituto de Ingenieria Civil de Lisboa, se ha testado con anterioridad la eficacia de algunos biocidas en uno de los paramentos del Monasterio de los Jerónimos (Portugal), y se sigue trabajando de la misma manera en diferentes canteras. “Nuestro equipo intentará también probar biocidas en distintos monumentos con signos de biodeterioro”, señala la investigadora.
Evitar la acción del agua
No actuar en zonas con gran biodeterioro, según De los Ríos, puede provocar la desagregación de la roca o la caída de fragmentos superficiales. En las iglesias analizadas, la mayor colonización se observó en aquellas zonas donde se acumula agua, ya sea por deterioro de tejas, ascensión de agua desde el suelo o en partes del monumento especialmente expuestas a la lluvia, como los contrafuertes.
“Además de valorar la aplicación de un tratamiento, es preciso prevenir la colonización masiva de una zona del monumento, evitando los riesgos que puede suponer la filtración de agua desde el suelo o las escorrentías de agua por el monumento, por ejemplo. Es mucho más fácil evitar que eliminar posteriormente”, indica la científica.
De los Ríos recuerda que el estudio actual sólo se ciñe a las iglesias románicas de la capital segoviana y sus resultados no son directamente extrapolables a otros monumentos de la ciudad, como el Acueducto o el Alcázar. No obstante, destaca que la investigación atestigua la importancia de un “buen diagnóstico” previo antes de eliminar líquenes u otros organismos de los monumentos.
El trabajo se enmarcó en un proyecto de la Junta de Castilla y Leon y se ha continuado en el proyecto Maternas (CAM), y trata no sólo de diagnosticar el biodeterioro sino también de destacar el valor cultural y artístico del conjunto de iglesias románicas de la ciudad de Segovia, y ha contado con la participación de las investigadoras Carmen Ascaso y Beatriz Cámara, del Instituto de Recursos Naturales (CSIC); Virginia Galván, de la Universidad SEK, en Segovia; Mª Ángeles García del Cura, del Instituto de Geología Económica (CSIC-UCM), en Madrid; y Víctor J. Rico, de la Universidad Complutense de Madrid.