Las migraciones y el mestizaje de la prehistoria reciente perduran en el ADN de los franceses

Como ocurre con otros países europeos, la demografía francesa es el resultado de milenios de olas migratorias humanas procedentes de otras regiones del continente. Al reconstruir la evolución genética de las poblaciones que vivieron en el país hace entre 9.000 y 2.000 años, un equipo de científicos muestra la influencia que tuvieron los movimientos de agricultores y cazadores-recolectores de Asia Menor y Europa del Este en el genoma actual de la sociedad.

Ciudad francesa
A lo largo de los últimos miles de años se han producido oleadas migratorias en toda Europa y Francia no ha sido una excepción. Hoy perdura en el genoma de los franceses la firma de los hombres y mujeres de las estepas. / Pixabay

No es la primera vez que los análisis genómicos de individuos antiguos en Europa revelan cómo las migraciones desde Oriente Próximo hasta la península ibérica han contribuido al panorama genético actual de la sociedad. Pero en cada región europea estos acontecimientos han tenido características distintas por la geografía, la cronología o incluso la velocidad y el alcance de estos procesos de mestizaje. 

La prehistoria reciente francesa ha experimentado dos olas migratorias hace entre 9.000 y 2.000 años

En la Francia moderna, este tipo de estudios paleogenómicos aún no se había realizado con una muestra amplia de genomas antiguos procedentes de diversos yacimientos arqueológicos. Esto ha sido posible ahora gracias al proyecto ANCESTRA, cuyo objetivo es reconstruir el proceso de poblamiento de Francia a través de las diferentes olas migratorias de los últimos milenios.

De este modo, un equipo de científicos franceses, liderado por el Instituto Jacques Monod de la Universidad de París y el Centro Nacional de Investigaciones Científicas (CNRS, por sus siglas en francés), ha estudiado 243 genomas antiguos, procedentes de individuos de la región Alta Francia (norte), el Gran Este y Occitania (al sureste), a lo largo de un periodo que abarca 7.000 años, conocido como la protohistoria. 

Los resultados, publicados en la revista PNAS, demuestran que la prehistoria reciente francesa ha experimentado dos olas migratorias hace entre 9.000 y 2.000 años. La primera durante el Neolítico, hace unos 6.300 años, con los primeros agricultores, y la segunda en la Edad de Bronce, hace unos 4.200 años. 

“Este estudio ha permitido rastrear la evolución genética de las poblaciones que han vivido en el territorio actual de Francia desde 7.000 años a.C hasta el final de la Edad de Hierro, un siglo a.C”, explica a SINC Mélanie Pruvost, del Instituto Jacques Monod y de la unidad mixta de investigación PACEA –de la Universidad de Burdeos y el CNRS– e investigadora principal del estudio. 

Durante el periodo analizado se produjeron profundos cambios tecnológicos, culturales y sociales como la invención de la agricultura, el sedentarismo o el dominio de la metalurgia. “Todo esto modificó mucho nuestra sociedad, y en muchos casos, estos cambios se vieron acompañados de movimientos de poblaciones que han tenido un impacto importante en el panorama genético actual”, añade Pruvost. 

Sepultura

Sepultura tradicional descubierta en el yacimiento de Morschwiller-le-Bas en Alsacia, Francia. / Antea-Archéologie

Un mestizaje que perdura en el ADN de los franceses 

La investigación revela así la presencia de un componente ancestral asociado a la cultura Magdaleniense –poblaciones de cazadores-recolectores que se extendió por Francia, Alemania, España y Suiza hace 15.000 años y perduró 8.000 años y se caracteriza por la industria lítica y ósea– en los genomas de tres individuos del Mesolítico, el periodo que sucedió el Paleolítico hace 12.000 años.

“Comprender los acontecimientos pasados que originaron nuestra sociedad es importante desde un punto de vista histórico y arqueológico, pero también permite poner en perspectiva el relato nacional y los problemas actuales unidos a las migraciones”, constata Pruvost

“Esto demuestra que estas poblaciones estaban presentes al final de Paleolítico en regiones más al norte de lo que se había constatado hasta ahora”, subraya a SINC la investigadora. 

Después se produjeron dos grandes acontecimientos de migración en Europa. A Francia llegaron hace unos 8.000 años los primeros agricultores desde Italia o Europa central, que eran los descendientes lejanos de las poblaciones de agricultores de Asia Menor (Anatolia), que hoy pertenece a Turquía. “Estos últimos se mezclaron después con cazadores-recolectores autóctonos”, cuenta Pruvost. 

Al finalizar el Neolítico, hace unos 4.500 años, el estudio muestra que hubo un flujo genético importante de individuos de ascendencia en parte de ganaderos de la estepa de Europa del Este. Todo este mestizaje entre los cazadores-recolectores autóctonos y los primeros migrantes del Neolítico, que trajeron un estilo de vida basado en la agricultura, persiste en la actualidad en el genoma de los franceses. 

Estas migraciones han dejado una huella perenne: el cromosoma Y de la mayoría de hombres franceses lleva en la actualidad la “firma” de los hombres de las estepas. 

“Comprender los acontecimientos pasados que originaron nuestra sociedad es importante desde un punto de vista histórico y arqueológico, pero también permite poner en perspectiva el “relato nacional” y los problemas actuales unidos a las migraciones”, constata a SINC Pruvost. 

Según la investigación, como Francia y Europa es también el resultado de oleadas sucesivas de migraciones y de mestizajes entre diferentes poblaciones desde hace varios miles de años. “Profundos cambios culturales han acompañado estos acontecimientos demográficos y han permitido a nuestras sociedades evolucionar y dominar las nuevas tecnologías”, concluye la experta. 

Referencia

Samantha Brunel et al. “Ancient genomes from present-day France unveil 7,000 years of its demographic history” PNAS

Fuente:
SINC
Derechos: Creative Commons.
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