La pérdida de sangre es una de las causas más importantes de las muertes producidas por accidentes de tráfico o explosiones. Un nuevo estudio, dirigido por investigadores de la Universidad Case Western Reserve (EE UU) y publicado en la revista Science Translational Medicine, muestra cómo plaquetas sintéticas consiguen que las heridas dejen de sangrar en la mitad de tiempo de lo que necesitarían las plaquetas naturales.
Las lesiones traumáticas son la principal causa de muerte en las personas de entre 4 y 44 años, ya que consiguen vencer al proceso natural de coagulación de la sangre. En un esfuerzo por potenciar este proceso natural, un equipo de investigadores, dirigido por Erin Lavik, profesora de la Universidad Case Western Reserve (EE UU), construyó plaquetas sintéticas capaces de detener hemorragias internas y externas.
Los autores de este estudio, publicado esta semana en la revista Science Translational Medicine, se inspiraron en las pocas opciones que existen para tratar a los soldados que sufren lesiones internas en Afganistán y en Irak. Su empeño era “desarrollar un tratamiento que los médicos pudieran mantener en mochilas sobre el terreno”.
“Las fuerzas armadas han estado increíbles a la hora de desarrollar tecnologías para detener hemorragias, pero dicha tecnología sólo ha sido efectiva en las lesiones externas”, afirma Lavik. “Nuestro trabajo podría ser un complemento de las terapias actuales”.
Los investigadores desarrollaron plaquetas a partir de polímeros biodegradables. Estas plaquetas sintéticas estaban diseñadas para dirigirse y acoplarse a las plaquetas naturales en el lugar de una lesión. “En esencia, añadir plaquetas artificiales en el lugar de una lesión es similar a añadir sacos de arena a un dique a lo largo de un río desbordado”, apuntan.
Las plaquetas naturales, activadas por la lesión, emiten sustancias químicas que unen las plaquetas naturales con las sintéticas adicionales en un coágulo más grande que contiene rápidamente la hemorragia.
En las pruebas, los modelos de rata a los que se les inyectó plaquetas sintéticas antes de una lesión dejaron de sangrar en la mitad de tiempo que los modelos que no fueron tratados. A estos últimos modelos no tratados se les inyectó 20 segundos después de una lesión y dejaron de sangrar en un 23% menos de tiempo que los modelos que se dejaron sin tratar.
El equipo de Lavik fabricó las plaquetas a partir de polímeros que ya se utilizaban en tratamientos aprobados por la Administración de Alimentos y Fármacos con la esperanza de que el nuevo tratamiento se pudiera aprobar más rápidamente. Los investigadores no observaron efectos adversos en la siguiente semana y las plaquetas sintéticas siguen siendo viables incluso después de dos semanas en la estantería.
Cómo actúan las plaquetas
Las plaquetas de la sangre cumplen con un papel muy importante en la coagulación sanguínea, una compleja cascada de sucesos que funciona bien en cortes y rasguños normales pero que puede verse superada por lesiones graves. Para ello forman nudos en la red de fibrina, liberan substancias importantes para acelerar la coagulación y aumentan la retracción del coágulo sanguíneo.
El uso de plaquetas de otro puede potenciar la coagulación pero conlleva un riesgo de complicaciones graves. Además necesitan refrigerarse, por lo que tienen una vida corta.
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Referencia bibliográfica:
J.P. Bertram; C.A. Williams; R. Robinson, CT; S.S. Segal; N.T. Flynn; E.B. Lavik. "Synthetic Platelets: Nanotechnology to Halt Bleeding". Science Translational Medicine, 17 de diciembre.