Las tortugas boba siguen sus propias rutas para viajar y conseguir alimento

Un equipo de biólogos de la Universidad de Florida (EE UU) ha analizado el caparazón de 15 tortugas boba (Caretta caretta) para entender su comportamiento a la hora de alimentarse. Los resultados, que se publican ahora en Biology Letters, indican que las tortugas son muy individualistas para seleccionar las rutas por las que viajan y para conseguir alimentos.

Las tortugas boba siguen sus propias rutas para viajar y conseguir alimento
Tortuga boba (Caretta caretta). Foto: Jürgen Priebe.

Las tortugas marinas están sufriendo un gran descenso en sus poblaciones, y el número de nidos en EE UU ha descendido un 41% en los últimos diez años. Además, siete de estas poblaciones del Atlántico y el Pacífico están en “peligro”. Por ello, investigadores estadounidenses han estudiado las rutas que toman las tortugas y sus alimentos para proteger las zonas de océano abierto o las aguas costeras donde las tortugas boba se agrupan o se alimentan en gran número.

Los análisis de elementos químicos de 15 caparazones de tortugas boba hembras vivas sugieren que estas tortugas son individualistas en su hábitat y en sus dieta. Para los investigadores, estos hallazgos son “inesperados” porque estas tortugas pueden nadar miles de kilómetros y comer 80 tipos de presas diferentes entre cangrejos, y moluscos marinos de la familia Buccinidae.

“Tenemos una gran gama de alimentos potenciales que las tortugas pueden comer y otra gama de lugares potenciales donde pueden ir. Pero da la impresión de que estos animales no están haciendo uso de todo esto”, afirma Hannah Vander Zanden, autora del estudio que se publica en Biology Letters, e investigadora en el Centro Archie Carr de la Universidad de Florida (EE UU).

Muestras de caparazón sin dolor

Los resultados de la investigación arrojan también luz sobre los hábitos de las tortugas en los 12 años de estudio, y aportan los mayores registros que se han obtenido nunca de animales vivos. Durante este periodo los científicos demostraron el valor de analizar caparazones o tejidos similares en otros animales que contienen formas de elementos conocidos como isótopos estables.

“Esto revoluciona nuestro modo de mirar a los animales que tienen este tipo de tejido” declara Karen Bjorndal, profesora de biología de la Universidad de Florida y directora del Centro Archie Carr para la investigación de las tortugas marinas, que apunta que entre estos animales se incluyen ballenas con barbas en forma de dientes y mamíferos con colmillos o cuernos.

Vander Zanden utilizó una pequeña herramienta de extracción para biopsias para obtener muestras del caparazón del tamaño de un sacapuntas de tortugas hembras adultas mientras anidaban en la Costa Nacional de Cabo Cañaveral en Florida. Los investigadores sólo extirparon el tejido muerto del caparazón, sin provocar daño o dolor a las tortugas.

Los análisis revelaron que las tortugas son diferentes en las dietas y rutas. Esta diferencia se ha mantenido durante los doce años de estudio como se refleja en sus muestras de caparazón. El equipo no pudo especificar los alimentos o las ubicaciones diferenciadas.

“El problema de los isótopos estables es que la dieta y el hábitat son de algún modo confusos”, señala la científica. “No sabemos qué está provocando estas diferencias: si estas tortugas están comiendo solamente cangrejo azul o está comiendo buccino, si están comiendo en Nueva Jersey o en las Bahamas”, concluye Vander Zanden.

Fuente: SINC
Derechos: Creative Commons
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