Un proyecto de investigadores españoles y holandesdes indica que Doñana se ha convertido en zona principal de invernada en Europa para un ave migratoria denominada Limosa limosa (aguja colinegra), cuando tradicionalmente era África. La degradación de los humedales naturales ha provocado el uso de los humedales gestionados por el hombre como alternativa. La creación de una piscifactoría extensiva y la utilización en invierno de los terrenos destinados al cultivo de arroz son los principales factores asociados al aumento de estas aves en época invernal en la zona.
Un equipo de investigadores internacionales, liderado por el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) concluye que Doñana se ha convertido en zona principal de invernada en Europa para un ave migratoria denominada Limosa limosa (aguja colinegra), cuando tradicionalmente era África. Los científicos creen que la enorme degradación que han sufrido los humedales naturales en las últimas décadas, ha propiciado el uso de los humedales manejados por el hombre como alternativa. La creación de una piscifactoría extensiva y la utilización en invierno de los terrenos destinados al cultivo de arroz destacan como los principales factores asociados al aumento de individuos invernantes.
El estudio, llevado a cabo por expertos del departamento de Ecología de Humedales de la Estación Biológica de Doñana (EBD), del CSIC tiene el objetivo de determinar si la población europea continental de Limosa limosa (aguja colinegra) ha experimentado cambios en el número de individuos que migran o pasan el invierno en Doñana durante las últimas décadas. El equipo también se ha centrado en determinar si dichos cambios se explican mejor por variaciones en el clima o en los usos del suelo.
La investigación, publicada en la revista Biological Conservation, ha concluido que Doñana es la principal zona de invernada en Europa para la especie. La población ha aumentado en este lugar, mientras que en los humedales de África y en las zonas de cría del norte de Europa, su número ha disminuido considerablemente. “También hemos observado que los hábitats transformados por el hombre pueden ser muy importantes para la conservación de las especies, como ocurre en el caso de Limosa limosa”, indica Rocío Márquez Ferrando, autora principal de la publicación.
Se trata de los resultados de un proyecto europeo denominado Ecogenes, realizado en colaboración con científicos de la Universidad de Groningen del Royal Netherlands Institute for Sea Research, ambos holandeses.
Doñana en lugar de África
La aguja colinegra (Limosa limosa) es un ave migratoria emblemática de Holanda, registrada en el Libro Rojo de especies amenazadas de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN), que recorre unos 2.000 km de distancia hasta Doñana, donde habitualmente llega en julio para renovar su plumaje. Desde aquí, inicia otro viaje de unos 2.600 km hasta llegar a Guinea (África), hasta ahora la principal zona de invernada del ave.
En Holanda, la población de agujas se ha reducido en más de la mitad de ejemplares desde hace aproximadamente cuarenta años, siendo la tasa de pérdida anual del 5% en los últimos veinte. A su vez, “desde hace un tiempo empezamos a encontrar en Doñana, durante los censos poblacionales realizados en invierno, un número alto de aves de esta especie anilladas en Holanda, que en esa época del año deberían estar en África, ya que Doñana era una zona de paso”, afirma Jordi Figuerola, responsable del equipo de científicos de la Estación Biológica de Doñana.
A raíz de estas observaciones, los investigadores se han centrado en descubrir qué factores han influido en el aumento del número de ejemplares que invernan en Doñana. Para ello han utilizado tres recursos. Por una parte, los datos del programa de seguimiento de procesos naturales de la Estación Biológica de Doñana durante los años 1977 a 2011. Destacaron dos periodos importantes, el periodo invernal, que agrupa los recuentos de octubre a diciembre; y el periodo de migración prenupcial, que agrupa los censos de enero a marzo.
También han analizado las imágenes de satélite proporcionadas por el Laboratorio de Teledetección de la Estación Biológica, con el fin de estudiar las superficies inundadas, ya que éste es otro factor que incide en la abundancia de agujas. En este sentido, se observaron cuatro sectores principales: la marisma natural; la piscifactoría Veta la Palma, cuyas balsas de peces se crearon a partir de 1994; los arrozales, cuya superficie se ha incrementado durante los años 80 y 90; y las salinas de Bonanza. Los tres últimos hábitats son humedales manejados por el hombre con fines comerciales.
Por último, se estudiaron las condiciones climáticas locales (precipitaciones, variables de temperatura, etc.), gracias a los datos aportados desde 1978 por la Estación Meteorológica de El Palacio de Doñana. También incluyeron información extraída del índice Sahel para resumir la meteorología existente en la tradicional zona de invernada de la aguja colinegra, en África Occidental.
Hábitats alternativos
Para evaluar si existía una relación entre los usos del suelo y el aumento de las agujas colinegras en Doñana, los científicos determinaron el número de ejemplares que existía en la zona de las marismas naturales, como grupo control para comparar con los contabilizados en las áreas transformadas. Establecieron dos periodos de estudio: uno anterior a 1994 y otro posterior a este año, a partir del cual ocurrieron los cambios más notables en los usos del suelo, sobre todo debido a la creación de las balsas de peces.
“A partir de la existencia de la piscifactoría Veta la Palma, el número de aves que pasan el invierno en Doñana se ha duplicado. Aquí encuentran una zona de descanso y alimentación alternativa”, señala Jordi Figuerola.
En función de los datos analizados, los investigadores han determinado que la piscifactoría podría ofrecer recursos y condiciones de seguridad a la especie. A esto contribuyen factores como los niveles de agua de los estanques, poco profundos y estables durante todo el año. Igualmente, el cultivo de arroz ayuda a mantener unas zonas adecuadas para estas aves en invierno. Se ha observado que acuden a alimentarse a los arrozales por la noche.
Además, los investigadores han indicado que otras muchas especies de aves de Doñana utilizan a lo largo de su ciclo vital ambos hábitats y que los dos permiten mantener un doble uso: por un lado hacen posible una explotación económica pero, por el otro, son explotados por las aves. “Pero no hay que olvidar que muchos de los arrozales se construyeron sobre antiguas marismas desecadas. Dentro de lo negativo, que es la destrucción de la marisma, mantener estas zonas como arrozal o piscifactoria es lo más adecuado. Otros usos alternativos, como el cultivo del algodón, no reportarían los beneficios ecológicos que prestan los arrozales y las piscifactorias extensivas”, comenta el responsable del equipo.
La conservación de este tipo de ecosistemas artificiales depende de políticas de la Unión Europea. “Las decisiones que lleven a reducir la piscicultura o el cultivo del arroz en Europa en favor de las importaciones procedentes de otros lugares, tendrán un impacto negativo en los humedales y las aves acuáticas”, explica Jordi Figuerola, que concluye: “En estudios próximos trataremos de comprobar los efectos reales que tiene el cambio de zona de invernada sobre la reproducción y la supervivencia de las agujas colinegras”.
Referencia bibliográfica:
Márquez-Ferrando, R., Figuerola, J., C.E.W. Hooijmeijer, J., Piersma, T. Recently created man-made habitats in Doñana provide alternative wintering space for the threatened Continental European black-tailed godwit populationBiological Conservation 171 (2014) 127–135