Una investigación realizada en la Universidad de Granada (UGR), en la que han participado 1.500 estudiantes universitarias, ha demostrado que el ajuste psicológico a largo plazo de las víctimas de abusos sexuales infantiles depende, en gran medida, de factores cognitivos y de la interacción entre ellos.
Los niños y adolescentes que se culpabilizan a sí mismos (por ejemplo, pensando que el abuso se produjo debido a alguna característica suya) y a su familia (por ejemplo, pensando que deberían haber hecho más para protegerlo) por el abuso sexual sufrido en la infancia, recurren a un mayor empleo de estrategias de afrontamiento de evitación (por ejemplo, tratar de olvidar lo sucedido, tratar de dormir más de lo normal para no pensar en el problema, o el empleo de alcohol o drogas en el caso de adolescentes). Esto les provoca mayores secuelas a nivel psicológico: concretamente desarrollan unos mayores niveles de sintomatología de trastorno estrés post-traumático (TEP).
Éstas son algunas de las conclusiones de una investigación realizada por David Cantón Cortés, del departamento de Psicología Evolutiva y de la Educación de la UGR, y dirigida por Fernando Justicia Justicia y José Cantón Duarte. El análisis se ha realizado junto a investigadores de la Universidad de Cambridge (Reino Unido)
Su trabajo, que será publicado en el próximo número de la revista “Child Abuse & Neglect, analiza el papel desempeñado por diversas variables cognitivas en el desarrollo de sintomatología de estrés post-traumático en una muestra de víctimas de abuso sexual infantil (ASI).
Los científicos han investigado el papel moderador de las estrategias de afrontamiento, de las atribuciones de culpa y de los sentimientos provocados por el abuso. Este trabajo demuestra que el ajuste psicológico a largo plazo de las víctimas de ASI depende, en gran medida, de ciertos factores cognitivos y de la interacción entre ellos, así como determinar bajo qué circunstancias (características del abuso) estos factores cognitivos tienen una mayor relevancia.
Una encuesta a 1.500 universitarias
Para llevar a cabo el trabajo, los investigadores realizaron una encuesta que, de forma anónima, contestaron 1.500 estudiantes universitarias. De este modo, lograron obtener información de un total de 160 mujeres que habían sido víctimas de ASI, las cuales compusieron la muestra de conveniencia final del estudio.
El trabajo de Cantón Cortés es pionero a nivel mundial ya que, a diferencia de estudios previos realizados, no solo analiza el papel de las variables cognitivas en el ajuste psicológico de las víctimas de ASI, sino que también lo hace en función de diversas características del abuso. Es decir, ha investigado las condiciones bajo las cuales estas variables cognitivas tienen una influencia más relevante en el ajuste.
A juicio del investigador, estos resultados “pueden ser de utilidad en la práctica clínica con víctimas de abusos sexuales infantiles, ya que permiten identificar tres áreas de intervención extremadamente útiles tanto por su relevancia en la adaptación como por ser susceptibles de cambio (estrategias de afrontamiento, atribuciones de culpa, sentimientos provocados por el abuso sexual)”.
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