En España se realizan numerosos estudios sobre hábitos de alimentación y estilos de vida como base de una estrategia eficaz para la prevención de enfermedades crónicas. Sin embargo, apenas existen trabajos sobre la repercusión que tiene el tipo de formación en la calidad de la dieta. Una investigación de la Universidad de Valladolid indica que más del 40% de los universitarios sigue la dieta mediterránea, pero revela diferencias entre las distintas carreras.
Un estudio realizado entre alumnos del Campus de Soria de la Universidad de Valladolid (UVa) ha determinado que el 41'1% de los encuestados muestra una adhesión alta a la dieta mediterránea (DM). El trabajo ha sido realizado por investigadores de las escuelas universitarias de Fisioterapia, Enfermería y Educación de la UVa y del Centro de Alto Rendimiento y Promoción Deportiva (CAEP) de la ciudad.
Según explica Lucía Pérez Gallardo, catedrática de la Escuela Universitaria de Fisioterapia de la UVa y primera autora de la investigación, publicada en la revista Nutrición Hospitalaria, en España son varios los estudios que abordan temas de alimentación y estilo de vida y demuestran que estos son una estrategia eficaz para la prevención de enfermedades crónicas.
Sin embargo, “no abundan las publicaciones científicas donde se pueda observar cómo repercute el tipo de formación universitaria sobre los hábitos alimentarios y la calidad de la dieta".
Los investigadores han realizado un cuestionario sobre datos sociobiográficos, el test denominado KIDMED (un test que consta de 16 preguntas que se apoyan en los principios de la DM) y registraron la ingesta de alimentos durante siete días de 77 estudiantes (el 80’3% mujeres), 37 de grados en Ciencias de la Salud y 40 de otras carreras.
Los resultados obtenidos no muestran diferencias entre sexos al comparar los porcentajes de adhesión a la DM, pero sí entre estudiantes de Ciencias de la Salud y de otras carreras, con unos porcentajes de adhesión alta con la DM del 51’4% en el primer caso y del 30’8% en el segundo.
No obstante, los investigadores indican que “es posible que en este tipo de encuestas, donde los participantes deben anotar la ingesta diaria durante siete días, el comportamiento de algunos de los participantes trate de ajustarse a las recomendaciones, lo que, en parte, podría justificar la diferencia de consumo de alcohol, por ejemplo, observada entre los grupos de Ciencias de la Salud y los grupos de otras titulaciones".
Los autores han estimado además la ingesta de energía y nutrientes. En cuanto al número medio de ingestas realizadas al día por los encuestados, fue de 3’8 y no se observaron diferencias significativas entre sexos ni entre los grupos en función de la titulación. Sin embargo, el número medio de ingestas diarias realizadas entre los individuos con peso normal fue superior al del grupo con sobrepeso y en muy pocos casos “los encuestados llegaron a realizar las cinco comidas diarias recomendadas", apunta el estudio.
Asimismo, los encuestados no alcanzaron las frecuencias de consumo recomendado para la mayoría de los alimentos que constituyen la base de la pirámide de la DM como los cereales, frutas, verduras, legumbres y frutos secos, mientras que el consumo de carne grasa y dulces fue superior al recomendado.
El promedio del consumo de calorías fue inferior al promedio de los requerimientos y en el 73’2% de los estudiantes estaba por debajo del 80% de la ingesta recomendada, según grupo de edad y sexo. “Esto podría atribuirse al excesivo cuidado, en estas edades, por conseguir una imagen corporal delgada de acuerdo a los cánones de estética actual, siendo el sexo femenino el más afectado como muestran nuestros resultados", señalan los investigadores.
Hábitos alimentarios
Los resultados han permitido concluir que los estudiantes encuestados, con independencia de su perfil académico, “siguen una dieta hipocalórica con mayor consumo de proteínas y de grasas de las recomendadas y menor de hidratos de carbono y fibra, lo que se refleja en el aporte insuficiente de algunas vitaminas y minerales".
Del mismo modo, “aquellos estudiantes cuyos hábitos alimentarios se acercan a las ingestas diarias recomendadas muestran un índice de masa corporal más saludables" y que la proporción de estudiantes que no proceden de grados de Ciencias de la Salud que necesitan modificar sus hábitos en alimentación para adecuarlos a los patrones de la DM “supera a la de los de otras titulaciones".
Estas observaciones sugieren que los estudiantes de Ciencias de la Salud, debido a su formación en nutrición, “pueden dar respuestas adecuadas a cuestiones sobre una alimentación saludable, pero que, no en todos los casos, esos conocimientos se llevan a la práctica en su comportamiento diario", finalizan.
Referencia bibliográfica
Pérez-Gallardo, L., Gómez, T. M., Marzo, I. B., Pascual, M. Á. F., Calle, E. M., Domínguez, R. R., ... y Cámara, F. N. (2015). “Calidad de la dieta en estudiantes universitarios con distinto perfil académico". Nutrición Hospitalaria, 31(2015), 2230-2239.