La variedad de bacterias del intestino no depende tanto de la comida que se ingiere como de la especie de animal que les alberga. Así lo refleja un estudio liderado por científicos de la Universidad de Yale (EE UU) que ahora publica la revista PLoS Biology. La investigación se ha basado en el análisis de la materia fecal de cinco especies de grandes simios.
Los tipos de bacterias intestinales que pueblan los intestinos de los primates dependen de la especie de animal que actúa como huésped así como del lugar en el que viven y de lo qué comen, pero no en la misma proporción.
Un estudio dirigido por Howard Ochman de la Universidad de Yale (EE UU) que examina las comunidades microbianas del intestino en grandes simios demuestra que la especie del huésped, y no su dieta, tiene un efecto mayor sobre la diversidad de las bacterias intestinales. Estos descubrimientos se publicarán la próxima semana en la revista online de acceso abierto PLoS Biology.
“Las bacterias son cruciales para la salud del hombre. Mejoran el sistema inmunitario, nos protegen de las toxinas y ayudan en la maduración y renovación de las células intestinales”, destaca Ochman. Los microbios del intestino superan en número a nuestras propias células -hasta 10 veces más-, pero poco se sabe acerca de cómo determinadas especies llegan a poblar nuestros estómagos, que son estériles cuando nacemos.
Lo que provoca esta variación dentro de las comunidades microbianas es objeto de debate entre la comunidad científica. Algunos investigadores sostienen que la dieta y el hábitat desempeñan el papel más importante. Sin embargo, Ochman y sus colegas han descubierto que la diversidad en la composición de estas comunidades intestinales, sin incluir esos pasajeros ocasionales y visitantes poco gratos como son los patógenos bacterianos, depende fundamentalmente de la especie del huésped.
Mediante el uso de marcadores genéticos, el equipo evaluó la diversidad y la abundancia de varias especies microbianas encontradas en la materia fecal de cinco especies de grandes simios. Esta materia se recogió en sus ámbitos nativos y reveló que las poblaciones bacterianas clasifican a las especies.
Además, las relaciones de las comunidades microbianas coincidían con las de su huésped. En otras palabras, no sólo es posible diferenciar los chimpancés de los seres humanos examinando las poblaciones microbianas de sus intestinos, sino que estos microbios intestinales han seguido la evolución de sus huéspedes durante millones de años.
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Referencia bibliográfica:
Ochman H, Worobey M, Kuo C-H, Ndjango J-BN, Peeters M, et al. “Evolutionary Relationships of Wild Hominids Recapitulated by Gut Microbial Communities”. PLoS Biology 8(11): e1000546, 2010. Doi:10.1371/journal.pbio.1000546.
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