Un equipo de investigadores del Instituto de Reconocimiento Molecular y Desarrollo Tecnológico (IDM) de la Universidad Politécnica de Valencia ha desarrollado un nuevo método colorimétrico que permite detectar de forma rápida y sencilla la presencia de metilmercurio en pescado y marisco y evitar así posibles intoxicaciones. Se trata de un método pionero en el mercado, especialmente útil para inspecciones de Sanidad y controles de calidad del producto, antes de que llegue al consumidor.
El metilmercurio es un compuesto tóxico que deriva del mercurio inorgánico depositado en ríos y lagos, acumulándose rápidamente en casi toda la flora y fauna acuática. Según apuntan los investigadores del IDM, se trata de una sustancia tóxica cuya ingestión resulta altamente peligrosa, y debido a ello se limita el consumo de pescado a las mujeres embarazadas porque puede provocar daños en el feto.
En la mayoría de los países los productos pesqueros son aptos para el consumo humano porque presentan niveles de metilmercurio que no exceden de 0.2 o 0.3 mg/kg, pero en ciertas especies, como el tiburón o el pez espada se pueden llegar a encontrar niveles por encima de 1 mg/kg. Debido a esto, varios países han establecido en sus regulaciones sanitarias límites de metilmercurio en especies depredadoras de 1 mg/kg y en otros productos pesqueros de 0.5 mg/kg. Mientras, la Agencia de protección medioambiental (EPA) y la Organización Mundial de la Salud (WHO) han establecido una ingesta diaria tolerable para metilmercurio de 0.1 y 0.23 mg/kg de peso corporal, respectivamente.
Los métodos analíticos empleados comúnmente son complejos, mientras que el método desarrollado por los investigadores de la UPV es mucho más rápido y permite detectar la presencia de este compuesto tóxico y conocer con exactitud si el nivel de concentración se encuentra dentro de los límites tolerables para el consumo humano o no.
“El método desarrollado consiste en suspender una sustancia sólida en un extracto de pescado, de forma que si existe metilmercurio se observa un cambio de color y de fluorescencia en la disolución, determinando posteriormente su cantidad exacta”, señalan Ramón Martínez Máñez y Estela Climent, investigadores del IDM. Este trabajo aparece publicado en la revista Angewadte Chemie International Edition, publicación de gran impacto internacional en el ámbito de la investigación química.
Puertas moleculares
El nuevo método de detección de metilmercurio se basa en la acción de puertas moleculares nanoscópicas. Este tipo de materiales permite el acceso a un determinado lugar, pudiendo ser “abiertas” o “cerradas” a voluntad mediante estímulos externos.
La investigadora del IDM lo explica aplicado al caso particular de la detección de la sustancia tóxica: “La sustancia sólida que se suspende en la muestra de pescado contiene en su interior un colorante. Este sólido se recubre de una especie química que inhibe la liberación del mismo, de modo que cuando el metilmercurio se encuentra presente es capaz de desplazar a esta especie y facilitar la salida del colorante, cambiando la tonalidad de la disolución.”
Con este nuevo método es posible detectar niveles de metilmercurio muy bajos, ya que una molécula de metilmercurio permite liberar muchas moléculas de colorante del material, produciéndose así una amplificación de la señal. “La puerta molecular se abriría ante la presencia del metilmercurio, aun cuando la concentración de la sustancia tóxica fuera muy baja”, comentan desde el IDM.