Varias expertas advierten de que la alta cobertura vacunal en España mitigará la nueva ola pero no la eliminará: aunque las vacunas previenen la enfermedad grave, no son un escudo infranqueable y deben ser complementadas con medidas de comportamiento.
El mensaje de que hay que seguir protegiéndose con mascarilla, distancia, ventilación y lavado de manos se repite desde el comienzo de la vacunación, pero en pleno repunte de la pandemia en Europa cobra aún más importancia.
Para Ángela Domínguez García, catedrática de Medicina Preventiva y Salud Pública de la Universitat de Barcelona, “no hay que olvidar que la pandemia es un problema global, y que la solución la tendremos globalmente, combinando la vacunación de cuanto más población mejor en todos los países y las medidas de prevención no farmacológicas, que sin duda contribuyen a disminuir la transmisión”.
“Las vacunas claramente previenen las formas graves de la enfermedad, las hospitalizaciones y las muertes”, añade, pero “ni está toda la población vacunada, ni tampoco las vacunas son efectivas en el 100 % de las personas a quienes se les administra”, dice la experta en declaraciones al Covid Vaccine Media Hub.
“Las olas en cada país suelen tener características propias, dependiendo de la variante que circula, la cobertura de vacunación en los diferentes grupos y el seguimiento de las medidas de prevención no farmacológica”, responde Domínguez García, miembro de la Sociedad Española de Epidemiología.
En su opinión, “si en nuestro país las coberturas van aumentando y las medidas de prevención no farmacológica son seguidas por la mayoría de los ciudadanos, aunque la variante que circula en ambos países sea la misma podemos esperar que el impacto de la nueva ola sea menor en España que en Alemania”.
También Teresa Ruiz Cantero, catedrática de Medicina Preventiva y Salud Pública de la Universidad de Alicante, espera que “la vacunación masiva nos proteja” de situaciones críticas, como las vividas en otras etapas de la pandemia. Pero recuerda: “Esto es una pandemia, lo que ocurre en otros países llegará aquí también”.
A nuestro favor, además de casi un 90 % de población con la pauta completa, está el hecho de que el clima en España aún permite hacer vida exterior, señala Ruiz Cantero: “El frío nos llega más tarde”.
Para cuando la vida social se traslade sobre todo a interiores esta experta apela a lo aprendido en estos meses: “Sabemos que en verano, con más tiempo fuera, no necesitaremos tanto la mascarilla; en invierno, al contrario”.
Una constante fuente de incertidumbre para los responsables de la gestión de la pandemia, y los propios ciudadanos, ha sido determinar cuánto protegen realmente del contagio las medidas no farmacológicas. Por primera vez un metaanálisis —un trabajo que analiza resultados de varios estudios sobre un tema— evalúa la evidencia disponible en torno a la eficacia de las mascarillas, la distancia interpersonal y el lavado de manos, y concluye que, en efecto, estas medidas “se asocian con una reducción en la incidencia de la covid-19”.
El estudio, que pone en común resultados de ocho trabajos —tras evaluar más de setenta— se publica en BMJ. Su conclusión —explicada aquí gráficamente— puede parecer obvia, pero lo cierto es que la falta de investigación sobre la eficacia de las medidas comportamentales se considera uno de los grandes vacíos en la ciencia pandémica.
Los editores de BMJ afirman en un editorial: “Aunque durante la pandemia se han realizado abundantes ensayos de vacunas y tratamientos farmacológicos, se ha hecho mucho menos para evaluar los efectos de medidas sociales y de salud pública”. La falta de “buena investigación” en esta área es para BMJ “una tragedia pandémica”.
Las expertas consultadas coinciden plenamente. “Este trabajo tiene valor porque es el primero que analiza en profundidad la eficacia de las medidas de comportamiento”, afirma Ruiz Cantero, “pero además subraya las deficiencias en investigación; nos dice: ‘estamos así y por aquí tenemos que ir’”.
En concreto el estudio pone de relieve —señala Ruiz Cantero— la necesidad de análisis que midan indicadores de la misma manera, para hacer posible la comparación.
También se necesita estudios prospectivos diseñados para que el efecto individual de cada una de las medidas de protección pueda ser observado de manera aislada. Los autores del trabajo que ahora se publica en BMJ reconocen que esto ha sido ahora prácticamente imposible.
De la misma opinión es Ángela Domínguez: “El estudio de Stella Talic y colaboradores analiza conjuntamente los resultados de estudios publicados por diferentes autores sobre la efectividad de medidas de prevención no farmacológicas, como la higiene de manos, el uso de mascarillas y el mantenimiento de la distancia física entre personas, y concluye que estas medidas se asocian a la reducción de la incidencia de casos de covid-19”.
“El principal problema para especificar la contribución de cada una de estas medidas es que en general no se adoptan por separado, sino a la vez por las mismas personas (…). Sería interesante contar con estudios en que se analizara cómo influyen diversas de estas medidas conjuntamente en la disminución de la incidencia de covid-19”, añade Ángela Domínguez.
Esta investigadora recuerda que la OMS recomienda “potenciar la realización de estudios que contribuyan a clarificar la importancia relativa de las diferentes medidas de prevención”.