En los años 90 se descubrió una nueva especie de anfibio a la que llamaron rana pyrenaica. Éste fue un hito importante en el mundo natural y mediáticamente tuvo una gran repercusión, ya que se trataba de una especie nueva de anfibio. Una especie que desde el momento en que fue descubierta, se encontraba en peligro de extinción. La rana pirenaica ha sido la última reliquia natural que se ha descubierto.
Esta especie se reparte entre el País Vasco-francés, el Parque Nacional de Ordesa y el Valle de Irati (Navarra). Sólo puede encontrarse en estos lugares en todo el mundo.
Este libro de tono divulgativo, pretende acercar esta especie de rana única en el mundo a la sociedad y sobre todo explicar la gestión de esta especie y la manera de protegerla y cuidarla.
El libro, publicado en 5 idiomas ha sido un trabajo de muchos años en el que han participado investigadores de Euskadi, Navarra, Aquitania, Aragón, Cataluña y Madrid (CSIC). Investigadores que han realizado estudios genéticos sobre la especie en pro de la supervivencia de esta especie única en el mundo.
El mantenimiento de la diversidad genética de la rana pirenaica es fundamental para la persistencia de la especie, por lo que se hacía necesario conocer la diversidad genética de las poblaciones, su origen, la posible conexión o aislamiento entre ellas, su modelo de dispersión y todos aquellos rasgos que pudieran aportar información para rastrear los avatares seguidos por la especie en los últimos millones de años. Para ello, se han utilizado técnicas moleculares basadas en la identificación del ADN (información genética ubicada en las células), que no implican daño alguno para los animales.
Los resultados del estudio indican que las poblaciones navarras y vascofrancesas son genéticamente diferentes a las aragonesas, debido a la separación geográfica que han padecido. Además, la diversidad genética de las poblaciones es baja y afecta significativamente a las situadas en el límite de distribución. La conexión (migración de individuos) entre las poblaciones aragonesas es baja o no existe, por lo que presentan problemas relacionados con el aislamiento geográfico. En consecuencia, las actuaciones que se realicen para su gestión deben tener en cuenta que los dos núcleos poblacionales sean tratados como unidades de gestión diferenciadas, porque son genéticamente diferentes.
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Los científicos explican que es imposible que este animal pueda sustituir al bisonte representado en Altamira, porque esta especie prehistórica es distinta, definitivamente extinguida, que vivió en un hábitat, conocido como la ‘estepa del mamut’, que tampoco existe en la actualidad.
Estos choques son la principal causa de muerte de cetáceos. Un nuevo estudio ha cuantificado, por primera vez, los riesgos que afrontan cuatro especies amenazadas de estos gigantes oceánicos en zonas clave de navegación mundial.
