Investigadores egipcios han usado esta herramienta de diagnóstico clínico para descubrir las características del interior de la momia, oculto a la vista durante tres milenios, sin necesidad de abrirla. El faraón Amenhotep I tenía unos 35 años cuando murió, medía 169 centímetros y hacía gala de una dentadura perfecta.
Todas las momias de la realeza que se encontraron a lo largo de los siglos XIX y XX en Egipto han sido abiertas para estudiar con detalle el interior, excepto una: la del faraón Amenhotep I.
Los científicos nunca se han atrevido a abrirla, pero no por temor a una maldición desde el más allá (como la que se decía que recayó sobre Howard Carter y Lord Carvanon por abrir la tumba de Tutankamón), sino porque está perfectamente envuelta, decorada con guirnaldas de flores y con la cara y el cuello cubiertos por una máscara incrustada con piedras de colores.
Ahora, un grupo de investigación egipcio ha usado un escáner por tomografía computarizada para revelar su interior. Los resultados se presentan en la revista Frontiers in Medicine.
Es la primera vez en tres milenios que se revela el interior de la momia de Amenhotep I, aunque esta vez sin necesidad de abrirla. La anterior fue en el siglo XI a.C., más de cuatro siglos después de su momificación y entierro originales. Los jeroglíficos han descrito cómo, durante los últimos compases de la XXI dinastía, los sacerdotes restauraron y volvieron a enterrar momias más antiguas para reparar los daños causados por los saqueadores de tumbas.
“El hecho de que la momia de Amenhotep I nunca hubiera sido desenvuelta en tiempos modernos nos dio una oportunidad única: no sólo estudiar cómo había sido momificado y enterrado originalmente, sino también cómo había sido tratado y enterrado de nuevo dos veces, siglos después de su muerte, por los altos sacerdotes de Amón”, explica Sahar Saleem, profesora de la Universidad de El Cairo (Egipto) y primera firmante del estudio.
“Al desenvolver digitalmente la momia y 'pelar' sus capas de forma virtual —las vendas de lino una vez desenrolladas pueden alcanzar más de un kilómetro de largo— hemos podido estudiar este faraón con un detalle sin precedentes”, explica la investigadora.
Saleem y su equipo han demostrado que Amenhotep I tenía aproximadamente 35 años cuando murió, medía unos 169 cm de altura, estaba circuncidado y tenía una buena dentadura. Dentro de la envoltura, llevaba 30 amuletos y una faja de oro con cuentas del mismo material.
“Amenhotep probablemente se parecía a su padre: tenía un mentón estrecho, una nariz pequeña y estrecha, pelo rizado y dientes superiores ligeramente salientes”, elucubra Saleem, que explica que no pudieron encontrar “ninguna herida o desfiguración debida a una enfermedad que justificara la causa de la muerte”, salvo “numerosas mutilaciones post mortem, presumiblemente realizadas por ladrones de tumbas tras su primer entierro”.
Según la investigadora, las entrañas del faraón habían sido retiradas por los primeros momificadores, pero no así el cerebro y el corazón.
La tomografía computarizada es una técnica de diagnóstico, muy usada en medicina, que se basa en el poder de penetración de los rayos X para obtener imágenes del interior del cuerpo del paciente o, en este caso, del interior de una momia.
“Los rayos X son fotones de baja energía que pueden penetrar en objetos con densidades bajas, como los tejidos blandos y la madera, pero no en objetos densos como los huesos y los metales. Esta variabilidad en la penetración los hace valiosos para diferenciar entre materiales durante la obtención de imágenes”, explica a SINC la investigadora.
Los autores han estudiado mediante tomografía computarizada más de 40 momias reales, así como varias momias de nobles y gente de la época, como miembros del “Proyecto Momia Egipcia”, dependiente del Ministerio de Antigüedades del país.
“Hemos comprobado que las imágenes obtenidas por tomografía computarizada pueden utilizarse de forma provechosa en los estudios antropológicos y arqueológicos de las momias, incluidas las de otras civilizaciones como Perú”, concluyen los autores.
La momia de Amenhotep I (cuyo nombre significa “Amón está satisfecho”) fue descubierta en 1881 —junto a otras momias reales vueltas a enterrar— en el yacimiento arqueológico de Deir el Bahari, en el sur de Egipto. Fue el segundo faraón de la XVIII dinastía egipcia (después de su padre Ahmose I, que había expulsado a los hicsos invasores y reunificado Egipto), y gobernó aproximadamente entre 1525 y 1504 a.C.
La suya fue una especie de edad de oro: Egipto era próspero y seguro, mientras que el faraón ordenaba una oleada de construcciones religiosas y dirigía exitosas expediciones militares a Libia y al norte de Sudán. Tras su muerte, él y su madre Ahmose-Nefertari fueron adorados como dioses.
Referencia:
Saheem, Hawass, et al. "Digital unwrapping of the mummy of King Amenhotep I (1525-1504 BC) using Computed Tomography (CT)". Frontiers in Medicine, 2021 DOI: 10.3389/fmed.2021.778498