KJ es el nombre del primer paciente en recibir un tratamiento experimental basado en edición genética CRISPR, un tipo de tecnología para modificar el ADN en células vivas. Este hallazgo es un paso más para el desarrollo de terapias personalizadas con el objetivo de ayudar a pacientes que han nacido con alguna enfermedad rara.
Un bebé nacido con una enfermedad metabólica rara ha sido el primero en recibir una terapia experimental y personalizada basada en edición genética CRISPR, a la que ha respondido positivamente, aunque se necesita un seguimiento más prolongado para evaluar plenamente los beneficios.
Deficiencia grave de carbamoil fosfato sintetasa 1 (CPS1) es el nombre de la enfermedad genética incurable con la que nació el niño, identificado como KJ en un estudio que publica The New England Journal of Medicine.
El bebé, que recibió la primera dosis el pasado febrero, cuando tenía entre seis y siete meses, ha sido tratado “con éxito” en el Hospital Infantil de Filadelfia (EE. UU.), que firma el estudio junto a la Universidad de Pensilvania, y ahora “está creciendo bien y mejorando”, indicó el centro médico.
“Aunque KJ necesitará un seguimiento cuidadoso durante el resto de su vida, nuestros resultados iniciales son bastante prometedores”, destacó Rebecca Ahrens-Nicklas, del Hospital de Pensilvania y una de las firmantes del artículo.
Los pacientes con deficiencia de CPS1 se suelen tratan con un trasplante de hígado, para lo que deben estar médicamente estables y tener edad suficiente para hacer frente a la intervención, pero en ese tiempo existe el riesgo de un rápido fallo del órgano.
El equipo empezó a colaborar para estudiar la viabilidad de crear terapias de edición genética personalizadas para pacientes individuales en 2023, basándose en años de investigación sobre trastornos metabólicos raros.
Finalmente se centraron en la variante CPS1, un trastorno poco frecuente del metabolismo del ciclo de la urea debido a la falta de una enzima en el hígado y que comienza poco después del nacimiento.
La terapia CRISPR es una tecnología avanzada de edición de genes que permite realizar cambios precisos en el ADN dentro de las células vivas.
En el caso de KJ, lo que hizo fue revertir y corregir la mutación metabólica que sufría el infante, según explica a SINC el científico del CSIC en el Centro Andaluz de Biología del Desarrollo (CABD) Miguel Ángel Moreno Mateos y que no ha participado en el estudio.
“La terapia génica sirve para dirigir el tratamiento específicamente sobre la anomalía y revertirla con la mayor eficiencia y seguridad posible”, comenta el investigador.
En el estudio, los investigadores modificaron la parte genética del recién nacido que causaba la enfermedad, para así recuperar la variante sana del gen y más común en la población.
Hasta ahora, lo más notable que se había conseguido con este tipo de terapia en humanos había sido la reversión de enfermedades relacionadas con las células sanguíneas, como por ejemplo la anemia falciforme o la beta-talasemia.
Para el científico, lo más remarcable ha sido que “se ha generado un protocolo de actuación rapídisimo con el bebé, al ser una enfermedad devastadora”, puntualiza. El objetivo, a su juicio, es alargar la vida del pequeño y mejorar su bienestar hasta que pueda recibir un transplante.
“Esto hace una década era el sueño de muchos investigadores. Pero en los últimos años ha habido una serie de hitos que demuestran que estos deseos se están cumpliendo”, dice.
No obstante, advierte que hay que proceder con cautela porque son tratamientos personalizados y difíciles de estandarizar para todas las enfermedades raras que existen.
Durante la descomposición normal de las proteínas se produce amoniaco y el cuerpo lo convierte en urea, que se excreta por la orina, pero con la variante CPS1 se acumula hasta alcanzar un nivel tóxico que puede causar daños, sobre todo, en el cerebro y el hígado.
KJ pasó los primeros seis meses de su vida en el hospital sujeto a una dieta muy restrictiva, ese fue el tiempo que tardó el equipo en diseñar una terapia administrada por nanopartículas lipídicas en el hígado para corregir la enzima defectuosa.
Tras la dosis inicial, recibió otras dos en marzo y abril sin efectos secundarios graves y, en el poco tiempo transcurrido, ha tolerado un aumento de las proteínas alimentarias y ha necesitado menos medicación, según señaló el hospital en un comunicado.
Además, ha podido recuperarse de algunas enfermedades típicas de la infancia, como el rinovirus, sin que se acumulara amoniaco en su organismo.
Por ahora queda mucho trabajo por hacer, pero los investigadores son cautelosamente optimistas sobre la evolución del pequeño, según los Institutos Nacionales de Salud (NIH) de EE. UU., que fue uno de los financiadores del estudio.
Este es el primer caso conocido de un medicamento personalizado basado en esta técnica, el cual se diseñó para que se dirigiera a células no reproductoras, de modo que los cambios solo afectaran al pequeño.
El equipo espera que este niño “sea el primero de muchos que se beneficien de una metodología que puede adaptarse a las necesidades” de cada uno, apuntó la autora Ahrens-Nicklas en el comunicado.
El también firmante del estudio Kiran Musunuru deseó que otros investigadores reproduzcan este método “para muchas enfermedades raras y den a muchos pacientes una oportunidad justa de llevar una vida sana”.
Comentando el artículo en el que no participó, el investigador del Centro Nacional de Biotecnología (CNB-CSIC) Lluís Montoliu, señaló que es “un caso paradigmático” de desarrollo de una terapia ad hoc para una mutación de una sola persona, pero “difícilmente escalable o universalizable, dado que cada paciente será portador de mutaciones diferentes”.
Montoliu indicó a la plataforma Science Media Centre que la “cuestión importante” que no aborda el artículo es la accesibilidad y la asequibilidad de estos tratamientos para las familias con niños que tengan estas enfermedades.
Referencia:
Kiran Musunuru, M.D. et al. Patient-Specific In Vivo Gene Editing to Treat a Rare Genetic Disease. The New England Journal of Medicine. 2025