Según un trabajo de investigadores suecos que se publica en la revista PNAS, contar empresarios multimillonarios proporciona una mejor medida de la capacidad emprendedora de los países que otros indicadores habitualmente utilizados, como el de la actividad de los pequeños negocios.
Tino Sanandaji y Magnus Henrekson, del Instituto de Investigación de Economía Industrial, en Estocolmo, son los autores de un estudio que afirma que contar el número de empresarios multimillonarios es un buen indicador para medir la capacidad emprendedora de un país. Los resultados se publican esta semana en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences (PNAS).
Según explica Sanandaji a SINC, “a la hora de comparar el nivel emprendedor entre países se suele utilizar como indicador habitual el recuento de la actividad de las pequeñas empresas pero, aunque algunas de estas firmas son start-ups innovadoras, la gran mayoría no lo son y los datos hacen difícil su diferenciación”.
Casi todas estas pymes –añade– “son negocios de fontanería, taxistas y pequeños comercios. La mayoría no tiene ningún empleado que no sea el propietario y rara vez crecen”, subraya el investigador.
En su opinión, esta clase de empresa “es importante para la generación de empleo y la prestación de servicios, pero no tiene ninguna relación con la innovación schumpeteriana, que es la medida que hemos utilizado en el estudio y que valora al empresario innovador.
“Nuestra medida, que está lejos de ser perfecta, solo incluye a multimillonarios hechos a sí mismos que hicieron su riqueza creando compañías. Esto requiere que la firma haya tenido un crecimiento razonablemente grande”.
Para elaborar su estudio, los autores se centraron en 996 multimillonarios de 50 países de la lista de la revista Forbes entre 1996 y 2010
“La lista de Forbes mide la riqueza emprendedora, no la innovación. Sin embargo, desde un punto de vista empírico, esta clasificación está muy relacionada con la creación de empresas que consideramos innovadoras”, destaca Sanandaji.
Apple, Google, Inte y Microsoft
“De hecho, en los últimos años esta lista ha incluido a los fundadores de Apple, Google, Intel, Microsoft, IKEA, Amazon, Zara, Facebook, CNN, Bloomberg, PayPal, E-bay y FedX”.
El autor también señala que entre las mayores firmas creadas en Estados Unidos tras la Segunda Guerra Mundial, alrededor de la mitad de los fundadores aparece en dicha lista.
“Aquellos países que tienen más millonarios en la lista Forbes también tienden a puntuar alto en indicadores directos de innovación como patentes e inversiones de capital riesgo”, señala.
En su opinión, el verdadero emprendimiento innovador tal y como lo concibió el econonomista Joseph Alois Schumpeter es el que llevan a cabo las firmas que introducen cambios en el mercado. En cambio, la definición que se usa en la práctica actualmente para medir el autoempleo y la pequeña empresa solo requiere que el dueño gestione la firma, no que sea innovador, ni que tenga un objetivo de crecimiento o aporte algo nuevo al mercado.
El estudio argumenta que los millonarios de la lista de Forbes tienen un perfil mucho más próximo al que establece la doctrina de Schumpeter.
Menores tasas de autoempleo y pymes
La principal conclusión del estudio es que los países, las regiones y las industrias con un gran número de empresarios innovadores tienden a tener menores tasas de autoempleo y de pymes.
“Por ejemplo, Grecia, México y Portugal tienen un gran número de pequeños negocios por cuenta propia, pero un menor número de multimillonarios de Forbes. En cambio, Estados Unidos es uno de los países más emprendedores del mundo, pero tiene una tasa de empleo por cuenta propia muy baja”, dice Tino Sanandaji.
“Creemos que en las economías que funcionan bien, las mejores empresas crecen rápidamente y absorben y dejan fuera de competencia al gran número de pequeñas compañías fragmentadas que se observan en aquellas economías menos avanzadas”, concluye el coautor.
Referencia bibliográfica:
Magnus Henrekson, Tino Sanandaji. “Small business activity does not measure entrepreneurship”. PNAS, enero 2013