Un estudio permitirá mejorar los mapas de peligrosidad sísmica de España

Gracias a la técnica de datación por Resonancia Paramagnética Electrónica, un grupo de científicos españoles ha realizado los primeros análisis exhaustivos sobre la falla activa de Daroca, situada en la cordillera ibérica. Los resultados muestran que esta falla se mueve más lento de lo que se pensaba, pero podría provocar terremotos de hasta una magnitud de 7.

Un estudio permitirá mejorar los mapas de peligrosidad sísmica de España
Trinchera de la falla de Daroca. / Francisco Gutiérrez

Los grandes terremotos están relacionados con el desplazamiento súbito de fallas. Sin embargo, en España los modelos oficiales de peligrosidad sísmica utilizados en los códigos de construcción sismorresistente todavía no contemplan las fallas activas, debido, en gran parte a la falta de datos para su correcta caracterización.

En un estudio, publicado en la revista Journal of Structural Geology, la investigadora Davinia Moreno, geocronóloga del Centro Nacional de Investigación sobre la Evolución Humana (CENIEH), presenta un completo estudio sobre la actividad reciente de la falla de Daroca, situada en la cordillera ibérica, y su potencial para generar terremotos de magnitud destructiva. Los resultados ayudarán a mejorar los mapas de peligrosidad sísmica de España.

El trabajo multidisciplinar, basado en la integración de datos geomorfológicos, estructurales, paleosismológicos, geocronológicos y geofísicos, ha permitido obtener datos esenciales para la evaluación de la peligrosidad sísmica asociada a esta falla, especialmente la magnitud de los terremotos y su frecuencia. “Las dimensiones de la estructura cartografiada indican que podría provocar terremotos de hasta una magnitud de 7”, comenta Davinia Moreno.

Gracias a los nuevos datos geocronológicos obtenidos mediante la técnica de datación por Resonancia Paramagnética electrónica (ESR) se ha podido determinar que esta falla se mueve más lentamente de lo que se pensaba y que, por tanto, genera grandes terremotos con menor frecuencia. “Las fallas rápidas acumulan energía con más celeridad que las lentas y por tanto generan terremotos con mayor frecuencia”, explica Davinia Moreno.

“Es evidente la necesidad de llevar a cabo investigaciones en la mayoría de las fallas cuaternarias de la península ibérica para demostrar de forma inequívoca su actividad y evaluar su potencial sismogénico”, afirma Francisco Gutiérrez, investigador de la Universidad de Zaragoza que lidera el estudio.

Los terremotos en España se perciben como un proceso de bajo riesgo en comparación con otros procesos geológicos 

Generalmente, los terremotos en España se perciben como un proceso de bajo riesgo en comparación con otros procesos geológicos como las inundaciones o los deslizamientos. Esto es debido en parte a que el siglo XX ha sido un período particularmente tranquilo desde un punto de vista sísmico. Entre 1900 y 2018 apenas se han producido grandes terremotos y solo se han contabilizado 39 víctimas mortales frente a las 1.674 que se produjeron en el siglo XIX.

Evento sísmico más reciente

Los resultados obtenidos al excavar una pequeña trinchera en la falla de Daroca ofrecen evidencias del evento sísmico más reciente generado por la misma, ocurrido hace alrededor de 2.000 años,según los resultados obtenidos mediante la datación por radiocarbono.

Se plantea la hipótesis de que este terremoto pudo ser la causa de la destrucción y posterior abandono de algunos asentamientos romanos del entorno, como la ciudad de La Caridad, situada en el actual término municipal de Caminreal (Teruel).

Se trata del yacimiento arqueológico más importante del valle del Jiloca y uno de los más interesantes del Aragón romano, tanto por su estado de conservación como por la cantidad, variedad e interés de su cultura material.

Referencia bibliográfica:

Francisco Gutiérrez et al. "Neotectonics and late Holocene paleoseismic evidence in the Plio-Quaternary Daroca Half-graben, Iberian Chain, NE Spain. Implications for fault source characterization" Journal of Structural Geology 131 febrero de 2020 https://doi.org/10.1016/j.jsg.2019.103933 

Fuente:
SINC
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