Un iceberg dos veces más grande que Madrid se desprende de la Antártida

Después de casi una década observando sus grietas, un iceberg gigante con una extensión de 1270 km2 se ha separado el 26 de febrero de la plataforma de hielo Brunt, según han confirmado la British Antarctic Survey y el satélite europeo Sentinel-1. La ruptura se ha producido a menos de 20 km de la estación británica Halley VI, aunque su personal fue evacuado por precaución unos días antes.

Un iceberg dos veces más grande que Madrid se desprende de la Antártida
Imágenes captadas el 22 y 28 de febrero por el satélite europeo Sentinel-1 en la plataforma de hielo Brunt de la Antártida, donde se aprecia el desprendimiento del iceberg A-74. / Copernicus Sentinel-ESA 

El pasado viernes, un iceberg gigante, de un tamaño aproximadamente dos veces al de la ciudad de Madrid, se desprendió de la sección norte de la plataforma de hielo Brunt de la Antártida. Esta tiene unos 150 m de espesor y se desliza hacia el mar de Weddell, al sur del océano Atlántico.

Además de las observaciones in situ captadas por miembros de la British Antarctic Survey (BAS, la institución del Reino Unido dedicada a la investigación antártica), nuevas imágenes de radar captadas por la misión europea Copernicus Sentinel-1 muestran cómo este gigantesco iceberg, de 1270 km2, se desprende y separa de la plataforma.

En las próximas semanas o meses este gigantesco iceberg de 1240 km2 puede alejarse o bien encallar cerca de la plataforma de hielo de la que se ha desprendido

El bloque de hielo, que los glaciólogos llevan monitorizando desde hace una década, se sitúa a menos de 20 kilómetros de la estación británica Halley VI, donde trabajan 12 científicos que fueron evacuados con anticipación a mediados de febrero.

"Nuestros equipos llevan años preparándose para que un iceberg se desprenda de la plataforma de hielo de Brunt", ha explicado la directora de BAS, Jane Francis, quien considera que ahora hay dos opciones: “En las próximas semanas o meses, el iceberg puede alejarse, o bien encallar y quedarse cerca de la plataforma".

“La estación Halley está ubicada tierra adentro –añade–, en la parte que permanece conectada al continente. Nuestra red de instrumentos GPS nos dará una alerta temprana si el desprendimiento de este iceberg provoca cambios en el hielo alrededor de la estación”.

"Nuestro trabajo ahora es vigilar de cerca la situación y evaluar cualquier impacto potencial de este desprendimiento en la plataforma de hielo restante", ha afirmado el director de operaciones de BAS, Simon Garrod.

Mapa de la plataforma de hielo Brunt. / British Antarctic Survey (BAS)

Por su parte, satélites como Sentinel-1 hace años que vigilan desde el espacio la evolución y grietas del gran iceberg, detectando que en algunas zonas se ha movido recientemente alrededor de 5 m por día.

“Aunque se esperaba y pronosticaba el nacimiento del nuevo témpano hace algunas semanas, ver cómo se desarrollan estos sucesos remotos sigue siendo cautivador”, destaca Mark Drinkwater de la ESA, y coincide con Francis: “Durante las siguientes semanas y meses, el iceberg podría ser arrastrado por la rápida corriente costera que fluye hacia el suroeste, encallar o causar más daños al chocar contra la plataforma de hielo del sur de Brunt, así que lo monitorizaremos con Sentinel-1".

Aunque actualmente no tiene nombre, el iceberg ha sido denominado informalmente A-74, teniendo en cuenta el cuadrante antártico en el que fue avistado 

Aunque actualmente no tiene nombre, el iceberg ha sido denominado informalmente A-74. Los icebergs antárticos se nombran a partir del cuadrante de la Antártida en el que fueron avistados originalmente, con un número secuencial, y si además se rompen, también con una letra.

Este iceberg tiene un tamaño considerable, pero no alcanza al denominado A-68A, que se desprendió en julio de 2017 de la plataforma de hielo Larsen C, en el lado occidental del mar de Weddell.

El A-68A, cuya trayectoria podría llevarle a aguas de la isla de San Pedro, en el océano Atlántico Sur, se ha roto en diversos pedazos y se derrite a una tasa media de unos 2,5 cm, lo que hace que su forma sea siempre cambiante y que también tenga que ser monitoreado constantemente.

Fuente: BAS/ESA/EFE
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