El próximo 12 de marzo tres investigadores de la Universidad de Málaga emprenderán una nueva aventura. Inician una expedición al Ártico para acercarse al comportamiento de las algas en los ecosistemas polares, así como para analizar el efecto del cambio climático en estas plantas. Para su estudio cuentan con un laboratorio de cultivo único en España.
En marzo científicos del Grupo de Ecofisiología de Sistemas Acuáticos de la Universidad de Málaga (UMA) emprenderán un viaje al Polo Norte en una campaña liderada por el catedrático de esta universidad Carlos Jiménez.
“Hasta ahora la investigación que se ha desarrollado en el Ártico sobre la fisiología de las algas ha sido en verano, con 24 horas de luz, nosotros vamos un paso más allá y nos adentramos en la etapa de transición, de verano a otoño y de inverno a primavera, cuando se da una progresión de luz muy rápida, por ejemplo, a fecha del 17 de febrero solo hay una hora de claridad, mientras que ya el 21 de marzo, aumenta a doce”, explica el científico.
El Laboratorio de Cultivo de Algas Polares, ubicado en el Jardín Botánico de la UMA, es donde se analizan las especies que estos investigadores traen de sus expediciones. Un espacio pionero en España que cuenta con la infraestructura científica necesaria para poder realizar estos cultivos.
“Simulamos el clima del Ártico, cuando es imposible trabajar allí porque se suceden 24 horas de oscuridad, y estudiamos cómo se comportan las algas ante estas condiciones”, aclara Jiménez, quien afirma que estas especies están genéticamente preparadas para sobrevivir.
“Nuestra hipótesis es que durante el periodo de oscuridad las algas reducen al mínimo su respiración, como una especie de hibernación, pero, sin problema, son capaces de reactivar su metabolismo en el momento en el que vuelve la luz”, aclara. “En la anterior expedición del pasado mes de septiembre trajimos cuatro especies, que hasta este 17 de febrero no han visto al sol. Ahora estudiaremos su comportamiento que, por el momento, ha sido óptimo, sobre todo en dos de estas”, continúa.
Pero, además, este Grupo de la UMA incorpora a sus trabajos una simulación del posible incremento de temperatura, de acuerdo a las estimaciones del Panel Intergubernamental del Cambio Climático (IPCC), y sus posibles consecuencias en las algas. “Nosotros mismos hemos vivido como la temperatura del mar está subiendo, queremos ver impacto que puede tener en las plantas”, manifiesta el investigador.
Un trabajo en equipo
El Grupo de la UMA no está solo en esta aventura por el Ártico. El Servicio de Instalación Radiactiva, adscrito a los Servicios Centrales de la Universidad es el encargado de desarrollar las mediciones necesarias para estudiar el metabolismo de las algas, ya que se requiere carbono radiactivo para ello. “Disponer de esta capacidad nos convierte en los únicos capaces de llevar a cabo este tipo de experimentos in situ en todo Europa”, afirma Jiménez, quien añade que el SCAI aporta a este proyecto personal e infraestructura.
Asimismo, el Laboratorio Avanzado de Producción Primaria en sistemas marinos CEI.MAR y los Servicios del Área de Análisis Químico y Caracterización de Materiales, también colaboran en este proyecto que cuenta con el apoyo del Vicerrectorado de Investigación, y que depende de la logística Noruega y Alemana, ya que nuestro país no tiene bases en el Ártico.
Un proyecto de internacionalización para la investigación marina y polar de la ecofisiología de las algas, que comenzó en el año 2002, y que en pocas semanas volverá a adentrarse durante tres semanas en la base científica de Ny Ålesund, el enclave humano más al norte del planeta poblado por científicos.
La expedición se enmarca dentro del proyecto ‘CGL2015-67014-R, Estacionalidad de la productividad de macrófitos marinos en un ecosistema costero ártico en transición climática. Alteraciones promovidas por el aumento de temperatura derivada del cambio global’, financiado por el Ministerio de Economía y Competitividad, y cuenta con los profesores Carlos Jiménez y Javier López Gordillo como investigadores principales.