La persistencia de los machos durante la cópula responde a impulsos cerebrales que determinan el momento idóneo en el que deben terminar. Un estudio en Drosophila ha localizado este circuito neuronal. Su autora asegura que debe existir un temporizador similar en humanos.
La duración de la cópula, así como de otras actividades, depende de un mecanismo neuronal que controla el tiempo en minutos que merece la pena dedicar a una acción. Así lo indican investigadores estadounidenses en un estudio sobre el comportamiento de la mosca Drosophila durante el acto sexual.
El trabajo, publicado este jueves en la revista Cell, concluye que el tiempo dedicado a la cópula y con ello, la persistencia de los machos en la tarea, está determinado por la relación entre las rutas dopaminérgicas y los neurotrasmisores GABAérgicos. Las primeras regulan la motivación a actuar, mientras que los ‘GABA’ inhiben o activan los circuitos neuronales.
“Hemos demostrado que la mosca tiene un mecanismo de control que marca el inicio y el final del comportamiento, y que corresponde con el tiempo necesario para fertilizar a la hembra”, explica a SINC Leslie B. Vosshall, de la Universidad de Rockefeller (EE UU), y una de las autoras del estudio. “Es un temporizador que controla cuánto tiempo se dedica a una conducta”.
Durante los primeros minutos, ninguna perturbación interrumpe el apareamiento. Sin embargo, si la situación se prolonga más allá de los quince minutos, cuando ya es más probable que la fecundación se haya producido con éxito, el interés disminuye y el acto sexual finaliza.
Optimización de la fertilidad
“A los diez minutos la probabilidad de fertilidad es máxima y este es el momento en el que los machos comienzan a disminuir su persistencia y prestar atención a su entorno” explica Vosshall. Pero no abandonan por completo su faena, sino que continúan con menos empeño: “Prolongar el acto sexual asegura que la gran mayoría de los coitos serán productivos”.
Para comprobarlo, los autores del estudio modificaron las conexiones neuronales dopaminérgicas y GABAérgicas. Si se silenciaban los neurotransmisores GABA, la duración y persistencia del coito disminuían. No obstante, si se estimulaban, acto sexual se alargaba mucho más allá de lo necesario para la fecundación. Por tanto, la persistencia y duración quedaba determina por la relación entre ambos sistemas neuronales.
“Creemos que este mecanismo neuronal de control de tiempo tiene consecuencias en relación con cómo los seres humanos y otros animales muestran interés en acciones durante un tiempo estimado de entre cinco a treinta minutos”, asegura la investigadora, quien añade que hasta ahora “poco o nada se sabía acerca de cómo se controlan los comportamientos en estos intervalos de tiempo”.