En la piel de un controlador

El trabajo de los controladores aéreos, que este fin de semana han convocado nuevos paros parciales, sigue siendo bastante desconocido para gran parte de la ciudadanía. Aunque es una de las profesiones mejor pagadas, sus turnos y el nivel de estrés al que se enfrentan a diario para regular el espacio aéreo pasan factura a su salud. Así es la vida de un controlador, contada por uno de los cerca de 2.400 profesionales que integran este colectivo en España.

En la piel de un controlador
En España trabajan unos 2.400 controladores aéreos, de los cuales unos 2.000 realizan tareas operativas. / USCA

Su primer destino fue la torre de control del aeropuerto de Ibiza, pero en 2005 se traslada al Centro de Control de Tráfico Aéreo (ACC) de Madrid, primero como controlador aéreo de ruta, y actualmente de aproximación, es decir, gestionando las aproximaciones de las aeronaves a los aeropuertos de Barajas, Getafe, Torrejón y Cuatro Vientos. Su nombre es David Guillamón (Valencia, 1972), y hasta hace unos meses también ha sido secretario de comunicación de la Unión Sindical de Controladores Aéreos (USCA).

“Los paros de esta semana se producen porque ENAIRE (la antigua Aena, empresa pública que gestiona la navegación aérea en nuestro país) ha despedido a un compañero de Santiago de Compostela por negarse a trabajar por encima del tope de horas que marca la ley, además de sancionar con un mes de empleo y sueldo a 61 compañeros de Barcelona tras decretar el juzgado que los controladores no tuvieron ninguna responsabilidad en el cierre del espacio aéreo de 2010”, subraya Guillamón.

David Guillamón actualmente es controlador aéreo de aproximación. / Foto del autor

Piensa que aquel año, "el Gobierno de entonces, a través de su ministro de Fomento, instrumentalizó una campaña de desprestigio social en todos los ámbitos de la sociedad a base de manipulaciones y medias verdades para enmascarar la enorme deuda contraída por AENA (15.000 millones de euros). No os podéis imaginar el daño moral que supuso para nosotros y nuestras familias aquella campaña, cuyas secuelas aún permanecen”.

"En el inconsciente colectivo subyace la idea de que somos conflictivos, pero yo en 15 años de profesión es la primera vez que hago una huelga", añade el contralador, quien considera importante que la sociedad conozca la versión y la realidad de su profesión, a menudo calificada como elitista y privilegiada por gran parte de la población: “Es verdad que está muy bien pagada en todo el mundo (el salario medio bruto suele superar los 10.000 euros al mes), pero nadie habla de las contrapartidas. El trabajo a turnos y la adrenalina que se genera en muchas ocasiones durante nuestra labor suele dejar grandes secuelas. Son muy comunes los problemas cardiovasculares, disfunciones del sistema digestivo y alteraciones del sueño que puedan dar lugar a multitud de trastornos”.

¿Cómo es el trabajo de un controlador?

A un controlador se le exige una serie de cualidades que no cumplen todas la personas, como permanecer en calma bajo presión, asumir determinados riesgos, habilidad para tomar decisiones rápidas mientras se procesan diversas fuentes de información a la vez, excelente visión espacial, trabajo en equipo y una alta capacidad de abstracción, ya que detrás de cada punto en la pantalla del radar están las vidas de una media de 250 personas, entre el pasaje y la tripulación.

En esencia, su trabajo consiste en dar instrucciones por radio a los pilotos para ordenar el tráfico aéreo de forma fluida y segura. Su labor se podría resumir en indicar a los aviones que suban o bajen, giren a la derecha o la izquierda, y aceleren o desaceleren según las circunstancias de cada momento. El radar, los ordenadores y las denominadas 'fichas de progresión de vuelo' son sus herramientas. "Estas fichas nos dan toda la información relativa al vuelo, sirven para apuntar todas las instrucciones de altura, velocidad y rumbo que damos a las aeronaves, además de backup para el caso de una pérdida de datos radar por caída del sistema", explica el experto, que destaca: "Trabajamos en tiempo real con máquinas que se mueven a velocidades relativas de más de 1.000 km/h".

video_iframe

Los controladores recuerdan a menudo que su función no es dar ordenes a los pilotos, sino emitir autorizaciones (por ejemplo, para aterrizar o despegar). En última instancia son los pilotos o comandantes de los aviones los que toman las decisiones, incluso en casos de emergencia. Un ejemplo extremo fue el accidente del vuelo 9525 de Germanwings, que se estrelló en los Alpes el pasado 24 de marzo. A pesar de que los datos de telemetría indicaron la rápida perdida de altitud de la aeronave y de la señal de emergencia enviada por los controladores, al final fue el piloto suicida quien tomó la fatal decisión.

Los tres tipos de controladores

Respecto al tipo y lugar de trabajo, no todos los controladores operan en las torres de control. Hay tres grandes categorías: los controladores de torre, los de área o ruta y los de aproximación. Las unidades de control de ruta y de aproximación suelen estar en el mismo centro de control, pero no en los propios aeropuertos.

Detrás de cada punto en la pantalla del radar están las vidas de una media de 250 personas

Los controladores de ruta gestionan el tráfico de las aeronaves cuando vuelan a gran altura por las grandes ‘autopistas’ aéreas que unen los continentes. Estos profesionales determinan con el radar su posición y mantienen la separación de seguridad entre ellas. Están en contacto constante con los pilotos a través de la radio, dirigiendo al tráfico a través del sector de espacio aéreo bajo su responsabilidad.

“En el caso de los cielos europeos, se puede considerar que están saturados a determinadas horas en muchas zonas, y esta es en buena medida la razón de los retrasos que sufren los pasajeros”, apunta Guillamón, aunque también se pueden producir demoras (de las que informa Eurocontrol puntualmente) por condiciones meteorológicas adversas, como las tormentas o la niebla, variables que añaden carga de trabajo al controlador.

video_iframe

Según las aeronaves se van aproximando a los aeropuertos son transferidas a los controladores de aproximación, que las sitúan en orden de llegada. También es función de este grupo permitir al mismo tiempo los despegues y el ascenso inicial de otros aviones que parten hacia sus destinos.

Existen controladores de torre, pero también de ruta y de aproximación

Por su parte, cuando las aeronaves se aproximan ya a la pista, la comunicación se transfiere a los controladores de torre, que asumen el tráfico de las 10 o 15 últimas millas para que aterrice en las calles de rodaje. Además, dirigen otros aviones hacia la pista de despegue para autorizar esta operación. El trabajo conjunto de estos tres tipos de controladores permite que millones de pasajeros viajen en avión por todo el mundo de forma segura.

“Cuando se habla de nuestras remuneraciones nadie habla de la enorme cantidad de riqueza que nuestra actividad contribuye a generar”, destaca Guillamón. “No solo de manera directa, pues la navegación aérea genera recursos a través de las tasas que abonan las compañías aéreas, sino de manera indirecta contribuyendo a la industria del turismo, que supone el 12% del Producto Interior Bruto de nuestro país”.

Momentos difíciles y gratificantes

El controlador reconoce que le encanta su trabajo, pero también confiesa que algunos compañeros no han aguantado la presión y han abandonado las tareas operativas para asumir otras más administrativas. “Aun así, los momentos más difíciles suelen ser los más gratificantes, pues son situaciones de emergencia o peligro que se suelen resolver felizmente”, comenta.

Guillamón recuerda una de esas experiencias complicadas: “Una vez a un avión ambulancia le falló el piloto automático despegando de Ibiza, en plena temporada veraniega con más de 400 movimientos al día, y la aeronave casi se estrella contra la Atalaya, la montaña más grande de la isla. Tuvo que desconectar buena parte del sistema eléctrico y no fue capaz de aterrizar de emergencia”.

“Al final, coordinando con los compañeros de Palma, encaminamos la aeronave hacia Barcelona para quemar combustible –continúa–. Fueron momentos muy tensos, porque tampoco podíamos verla en los radares y teníamos que posicionarla a base de los reportes de la tripulación. Afortunadamente a mitad del trayecto pudieron restablecer los sistemas y la vimos en radar aterrizando sin novedad".

Vida de controlador

FORMACIÓN

Para conseguir la ‘licencia de alumno controlador’ hay que tener el bachillerato, buen nivel de inglés, demostrar buena salud y superar un curso de formación. Esta licencia permite ser contratado por un proveedor de servicio como ENAIRE (gestiona 5 centros de control y 22 torres de control), FerroNATS y SAERCO (con 9 y 4 torres de control, respectivamente) para recibir formación específica del puesto a ejercer. Una vez superada, se puede solicitar a la Agencia Estatal de Seguridad Aérea (AESA) la licencia como controlador.

En los últimos años se ha pasado de una formación becada a otra en la que los cursos pueden valer más de 40.000 euros. Además, no se están convocando plazas de controlador, por lo que la plantilla sufre un efecto de envejecimiento.

CENTRO DE TRABAJO

En España existen tres grandes Centros de Control de Tráfico Aéreo (ACC): Madrid, Barcelona y Canarias, más otros dos en Sevilla y Palma (por delegación de parte del de Madrid y Barcelona, respectivamente). Cada uno controla los sobrevuelos de sus respectivas regiones, llamadas Flight Information Regions (FIR).

Además existen Centros de Control de Tráfico Aéreo Terminal (TACC) en Valencia y Santiago de Compostela, donde se regulan las aproximaciones a los aeropuertos de su zona, así como determinados sectores de ruta.

En todas estas instalaciones, o en cualquiera de las torres de control de los aeropuertos pueden operar los controladores. Otros también desempeñan labores de gestión, de diseño del espacio aéreo y procedimientos, formación y estudios de incidentes.

HORARIO

Depende del centro donde trabaje el controlador, y casi siempre con turnos. Por ejemplo, en el ACC de Madrid es habitual hacer un ciclo de 5 días de trabajo por 3 de descanso. La fórmula es MMTTNLLL, donde M es mañana de 7:30 a 15h, T es turno de tarde de 15 a 22:30h, N es turno de noche de 22:30h a 7:30h del día siguiente (ya parte del día de libre, L). Debido a la escasez de personal, en algunas dependencias se han visto obligados a realizar ciclos de 6 días de trabajo por 2 de descanso. Respecto al horario diario, para optimizar el rendimiento y la atención, los controladores están de servicio máximo dos horas, seguidas de un descanso mínimo de 30 minutos.

INSTITUCIONES Y WEBS DE REFERENCIA

Asociación Profesional de Controladores de Tránsito Aéreo (APROCTA)
Unión Sindical de Controladores Aéreos (USCA)
Controladores aéreos (@controladores)

video_iframe

Fuente: SINC
Derechos: Creative Commons
Artículos relacionados