Debate sobre los límites ambientales de la astrofísica en Canarias

¿Es comparable la huella ambiental del telescopio TMT a la de un hotel?

La posibilidad de que el Telescopio de Treinta Metros se ubique en Canarias convertiría al observatorio de La Palma en el más importante del hemisferio norte. Un grupo ecologista rechaza esta posibilidad, lo que ha activado el debate sobre su impacto ambiental y económico en la isla. La instalación, cuya cúpula tiene una altura equivalente a 15 plantas, estaría en una zona natural protegida.

¿Es comparable la huella ambiental del telescopio TMT a la de un hotel?
Representación artística del Observatorio TMT en el Observatorio del Roque de Los Muchachos en La Palma / Ingeniería M3

El Telescopio de Treinta Metros (TMT, por sus siglas en inglés) ya está en construcción en Hawái, lugar que sigue siendo el preferido por sus promotores –instituciones de EE UU, Japón, China, Canadá e India–. La firme oposición de indígenas hawaianos ha aumentado la posibilidad de que se instale en el Observatorio del Roque de los Muchachos, en La Palma, algo que celebrarían las administraciones españolas y colectivos ciudadanos.

El Roque de los Muchachos, del Instituto de Astrofísica de Canarias (IAC), alberga ya una quincena de telescopios de distintos países, del que solo el Gran Telescopio Canarias (GTC) es mayoritariamente español, y espera el Cherenkov Telescope Array (CTA Norte), una red de veinte telescopios de luz Cherenkov de los que por ahora solo cuatro han sido aprobados.

Con el TMT el futuro del Roque en la primera liga de la astrofísica mundial quedaría garantizado. Solo hay en proyecto otro telescopio equiparable, en el hemisferio sur; ambos, TMT y Telescopio Extremadamente Grande (ELT, por sus siglas en inglés), serán los mayores ojos del planeta las próximas décadas.

TMT y ELT, serán los mayores ojos del planeta las próximas décadas

Pero hay en juego algo más que un puesto en el podio de la ciencia. El presidente canario, Ángel Víctor Torres, ha enfatizado que el TMT atraería a las islas más de 3.000 millones de euros en sus 70 años de operaciones y “un centro de formación, una cantera de ingenieros y una expansión del conocimiento incalculable, además de una referencia turística más para Canarias”.

La única nota disonante en el frente de apoyo cerrado al traslado del TMT a La Palma es la del grupo ecologista Ben Magec. Su oposición no va de farol. Tras una denuncia judicial se anuló la concesión del suelo para construir el telescopio, por la falta de una declaración de impacto ambiental. El trámite se está gestionando. Rafael Rebolo, director del IAC, espera que en septiembre “esté terminado el proceso que conduzca a una concesión definitiva”, explica a Sinc.

Ya había una declaración de impacto aprobada antes de la sentencia, así que IAC y la administración confían en que todo esté listo cuando se discuta el destino del TMT, previsiblemente en octubre.

Aunque la oposición de Ben Magec no afecte al TMT, el eco mediático de su postura ha hecho que otros colectivos ecologistas, hasta ahora enfocados sobre todo en combatir la intensa presión urbanística en las islas, se fijen en el proyecto.

El IAC y la administración confían en que todo esté listo cuando se discuta el destino del TMT

Ben Magec aplicó una "estrategia" para amplificar su mensaje. Según sus dirigentes, ante el silencio de los medios españoles ante las instituciones genera un discurso dominante y único, por lo que optaron por dirigirse solo a medios hawaianos. Expusieron que las infraestructuras astronómicas en La Palma “se han desarrollado sin respetar valores naturales y culturales”, aseguran a Sinc fuentes de la organización ecologista.

El plan funcionó. Los titulares hablaron de los ecologistas canarios contra el TMT, y las redes sociales de los ecologistas canarios contra la ciencia. Ninguno de los dos planteamientos es exactos.

Ni todos los ecologistas, ni anticiencia

Grupos ecologistas como ATAN, en Tenerife, no se oponen en principio al TMT, aunque admiten no conocer en profundidad un proyecto que era casi imposible que viniera a Canarias. Esta asociación cuenta con científicos de prestigio entre sus miembros y está a menudo apoyada por la comunidad académica en sus campañas.

Su portavoz, Eustaquio Villalba, geógrafo, sí considera “la finalidad de un proyecto” a la hora de evaluar su impacto. “Prefiero sacrificar parte de naturaleza al conocimiento, no es lo mismo un hotel que un telescopio”, argumenta a Sinc. Pero no concede carta blanca a la ciencia: “El impacto ambiental debe estudiarse a fondo”, añade.

Para Wolfredo Wildpret, catedrático de Botánica de la Universidad de La Laguna, uno de los más reconocidos naturalistas e intelectuales canarios: “La astrofísica es el futuro, esencial para la humanidad, pero no menos que la naturaleza”, declara.

Más de la mitad del territorio de La Palma, incluido el Roque de los Muchachos, pertenece a la Red Natura 2000 europea de espacios protegidos

Wildpret no se opone al TMT, pero recuerda que una obra así “altera sin remedio un área muy valiosa; en toda la macaronesia, solo en Tenerife y La Palma hay cumbres de más de 2.000 metros”. A sus 86 años el catedrático deplora el “reguero de destrucción que deja la obra pública” en Canarias, y pide con énfasis que esta vez se tenga “respeto por una naturaleza única”.

Más de la mitad del territorio de La Palma, incluido el Roque de los Muchachos, pertenece a la Red Natura 2000 europea de espacios protegidos. El edifico construido del TMT ocuparía 6.000 metros cuadrados de esta superficie. La esfera alcanza los 56 metros de altura –como un edificio de unas 15 plantas– y contará con un anexo de unas dos plantas. Alrededor se despejará una zona de unos 10.000 metros cuadrados sin construcción alguna. Las obras durarían siete años.

“El Observatorio del Roque de los Muchachos se ha construido respetando las normas de protección en cada momento, desde luego de forma muy estricta desde que soy director”, explica Rebolo.

El TMT, en caso de instalarse en La Palma, tendría el máximo respeto al medioambiente, con un “compromiso rotundo de vertido cero”. Además, “será 10 veces más potente que el GTC [el mayor de los telescopios en el Roque], pero ocupará menos del triple del espacio, es decir, menos del 0,5 % del área del observatorio”, concluye.

Corte transversal del diseño conceptual del Observatorio TMT con las dimensiones mostradas

Corte transversal del diseño conceptual del Observatorio TMT con las dimensiones mostradas

Impacto visual ‘medio’

La declaración de impacto ambiental, publicada el pasado enero en el Boletín Oficial de Canarias, valora el impacto visual y paisajístico como ‘medio’. Incluye alegaciones de Ben Magec, el Patronato del Parque Nacional de la Caldera de Taburiente, la Fundación Reserva Mundial de la Biosfera La Palma y la organización ecologista SEO/BirdLife, entre otras instituciones.

El informe es favorable, pero pone condiciones: detalla aspectos como el tratamiento de los productos con que se lavarán los espejos, la atención a los restos arqueológicos –varios petroglifos de aborígenes canarios– y la obligación de que haya arqueólogos en la obra. Asimismo, a petición de SEO/BirdLife, los estudios sobre las aves deberán ampliarse.

La declaración de impacto ambiental pone condiciones como el tratamiento de los productos con que se lavarán los espejos o la atención a los restos arqueológicos

Para Ben Magec esto no sería suficiente. Desde su punto de vista, la capacidad máxima del Roque ya se ha superado, y han denunciado también el primer telescopio de CTA –ya ha habido dos sentencias favorables al IAC, pero el grupo ha recurrido al Supremo de Canarias–. “Ni un solo telescopio se ha construido con declaración de impacto”, señala a Sinc Pablo Batista, de Ben Magec. El observatorio se inauguró en 1985, con una legislación ambiental más laxa. “Pero ahora está la Red Natura 2000; imagina que es un hotel, ¿habría que permitir que lo construyeran?”, se pregunta.

Antonio Mampaso, astrofísico del IAC y miembro de ATAN, resalta que lo que hacen “no es nada militar, ni privado, ni nadie se está enriqueciendo. Es ciencia pública, todos ganamos”. En su opinión, los observatorios en las islas también tienen ventajas ambientales. Uno de los ejemplos es la Ley del Cielo, que desde 1988 protege el cielo nocturno de la contaminación lumínica, con reconocidos efectos negativos también sobre la biodiversidad. “Ecologistas y astrofísicos debemos ir de la mano, ser escrupulosos en el trato y sentarnos a hablar mucho más frecuentemente”, afirma el astrofísico.

En caso de que el TMT fuera a La Palma, el IAC recibiría el 10 % del tiempo del telescopio. “Se pondría a disposición de la comunidad científica nacional como ya hacemos con tantos otros telescopios en los Observatorios de Canarias, y ofrecerá enormes oportunidades a la ciencia española en general y al IAC en particular”, concluye Rebolo.

¿Qué gana La Palma?

La astrofísica “representa el 3,3 % del PIB insular y el 2,3 % del empleo asalariado a tiempo completo en la La Palma”, concluye un estudio de la Universidad de La Laguna, que sin embargo no habla de municipios específicos y por tanto no aclara por qué Garafía, que alberga el observatorio es de los más pobres de las islas. Ben Magec en su nota relaciona este dato con la falta de contrapartidas, financieras e indirectas, que recibe este municipio por su suelo.

Según el director del IAC, “la falta de compensación financiera a Garafía es rotundamente falso. Sin ir más lejos el telescopio Cherenkov LST1 supuso una licencia de casi 200.000 euros para el ayuntamiento”. A eso se añaden los pagos anuales de los IBIs del observatorio.

Respecto a las ganancias indirectas, “los contratos de suministro que gana el personal de Garafía suman más de 50.000 euros al año. Sin contar con que un municipio de poco más de 1.000 habitantes haya generado tres doctores que viven de la astrofísica y otros empleados de los observatorios a lo largo del tiempo”, expone.

“La falta de compensación financiera a Garafía es rotundamente falso", destaca el director del IAC

Otro aspecto muy comentado en redes son los 1.240 dólares anuales que según Ben Magec pagaría el TMT por el uso del suelo. El IAC no lo desmiente, es la cantidad estipulada por el Cabildo de La Palma por la cesión de suelo público entre entidades públicas, para uso no lucrativo, sino “estrictamente científico”, aclara el IAC.

Pero no es lo único que pagará el TMT: “Las negociaciones ya están muy avanzadas. Por la licencia el pago será de bastantes millones de euros, que confío sirvan para impulsar actividades formativas o astroturísticas en la comarca norte. Corresponde al Ayuntamiento de Puntagorda decidir el destino del dinero. Garafía recibirá una parte”, recalca Rebolo.

España vacía con telescopios de vanguardia

Garafía es la España vacía y rural, con una cada vez menos población y más envejecida –4.915 habitantes en 1960, 1566 en la última estadística del INE–. No existe ningún hotel, hay un colegio unitario y pocos saben inglés, factor excluyente a la hora de trabajar en el centro de visitantes del observatorio que se inaugurará pronto –impulsado por el IAC– o como guía de astroturismo.

Varios lugareños relatan a Sinc que cuando se abrió el observatorio, en 1985, “fue como gente venida de la NASA”. Eran “los de fuera”. Incluso surgieron bulos como que “ahí se contaminaban las aguas y se emitían radiaciones”. Hoy algo queda del recelo original y quizás “se echa en falta más ocasiones en que la gente pueda preguntar abiertamente”, aseguran en el municipio.

Después de treinta años de experiencia y gracias al GTC, un telescopio mayoritariamente español, la relación con los habitantes de la localidad ha mejorado. De las 70 personas que trabajan en este telescopio, entre ingenieros, astrofísicos y técnicos, casi el 80 % es de La Palma. Varios son de Garafía y el observatorio influyó en su decisión profesional. “Decidí lo que quería ser justo el año que se inauguró”, cuenta la astrofísica Nieves Castro, que disfruta dando charlas divulgativas sobre su trabajo en la escuela del pueblo. Su hermano también es físico.

El también astrofísico Antonio Cabrera, por su parte, hizo la tesis “pensando en trabajar en el GTC cuando lo inauguraran”. Ha cumplido su sueño: es director de operaciones científicas.

Fuente: SINC
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