Buscar pareja puede resultar costoso en tiempo, dinero y ánimo. Como alternativa a conocer al amigo de un amigo, millones de personas navegan por la red buscando su alma gemela. Las empresas de citas on line presumen de ser más eficientes que el ligue clásico gracias a su infalible “método científico de emparejamiento”, pero los algoritmos de estas páginas aún tienen mucho que aprender.
En el siglo XXI, quienes buscan romance han ampliado su campo de acción a las webs de contactos, que congregan a usuarios del mundo entero sedientos de amor y, además, prometen ser más fiables que la tan traicionera intuición gracias al método científico. Pero ¿hasta qué punto esto es verdad?
Según un estudio publicado en la revista PNAS, las parejas on line tienen menos probabilidades de romperse que las que se han conocido en la calle. “El efecto es muy pequeño, pero estadísticamente significativo”, afirma a SINC John Cacioppo, investigador del Centro de Neurociencia Social y Cognitiva de la Universidad de Chicago (EEUU) y primer autor del trabajo.
Pese a la excelente reputación de la revista que se hace eco del estudio, Harry Reis, coautor de la más extensa revisión científica en el campo de las citas on line, asegura a SINC que el trabajo falla en el mismo punto que tantos otros.
“No es una investigación prospectiva, por lo que en realidad no predice nada –explica por teléfono desde su despacho en Nueva York este profesor de psicología en la Universidad de Rochester (EEUU)–. Hay docenas de otras razones que podrían explicar estos resultados y no se ha explorado ni una”.
De lo que nadie alberga duda alguna es de que cada vez son más las personas que buscan su media naranja en internet. “En EEUU tenemos menos tiempo libre y oportunidades sociales que hace diez años por lo que, si seguimos así, el porcentaje de gente que encuentre pareja en la red será cada vez mayor”, sentencia Cacioppo.
Las páginas de citas on line aseguran poder cumplir, cual lámpara mágica de Aladino, los tres grandes deseos del buscador de amor: centenares de parejas potenciales con perfiles descritos al detalle, infinidad de vías de comunicación y un algoritmo que desbanca la intuición y pone al infalible poder de la ciencia a su servicio.
La ciencia tras las citas on line
Según el artículo en el que participa Harry Reis y que fue publicado el año pasado en la revista Psychological Science in the Public Interest, el mundo on line pone en contacto a gente que de otra manera no se hubiera conocido nunca, y eso incrementa las posibilidades de una relación romántica. “Sin lugar a dudas, si yo estuviera soltero utilizaría este sistema”, afirma Reis.
Pero estas páginas de citas, especialmente las que se basan en algoritmos para la búsqueda de pareja, se sirven de una idea falsa. Porque, en realidad, no está demostrado científicamente que a usted le vaya a ir mejor en el mundo on line que en el off line. “Se trata de publicidad engañosa”, afirma, categórico, Reis.
Para el grupo de académicos, estas webs no siguen el método científico porque sus resultados no se pueden replicar de manera independiente, se desconoce en qué consiste el algoritmo y qué estadística utilizan, y sus datos no están libres de errores de observación. “Las páginas de citas on line son parte de un gran negocio y, como tal, las agencias gubernamentales tendrían que regular qué tipo de afirmaciones les está permitido hacer”, reclaman en su artículo.
Wiebke Neberich, asesora científica de eDarling, una de las principales páginas de contacto en España, alega que las compañías protegen celosamente su algoritmo para evitar posibles competidores, porque es el núcleo de todos sus esfuerzos e inversiones. “Es un poco como la fórmula de la Coca Cola”, explica a SINC Neberich. De todos modos, admite que se necesitan estudios prospectivos y a largo plazo, y que en el verano de 2014 espera poder comunicar los resultados de un trabajo conjunto con investigadores del mundo académico.
Navegando entre oportunidades
En el mundo real, según el estudio de Cacioppo, si usted ha conocido a su pareja en un bar o en una cita a ciegas tiene menos posibilidades de ser feliz con ella que si han sido compañeros de colegio. Algo parecido pasa en internet. “No todas las vías de comunicación on line tienen los mismos resultados románticos”, asegura el investigador. Las parejas que se conocieron en comunidades o chats, por ejemplo, están menos satisfechas que las surgidas a través de redes sociales o juegos en comunidad.
Uno de los principales resultados de este trabajo, para el que se ha encuestado a 19.131 personas de EEUU casadas entre 2006 y 2011, es que internet ya es la responsable de un tercio de los matrimonios del país. De estos casi la mitad se conocieron en páginas de citas basadas en algoritmos, mayoritariamente eHarmony, página para la que Cacioppo forma parte del comité asesor científico, y Match.com.
La filosofía del algoritmo de estas dos webs está en la línea de la española eDarling. Según Neberich, se basan en las últimas investigaciones sobre personalidad y psicología social que apuntan a que ser parecidos da lugar a mayor satisfacción y estabilidad en la pareja. “Las diferencias en personalidad, actitud e intereses parecen interesantes y excitantes al principio, pero son cosas con las que no es fácil vivir a largo plazo. Los polos opuestos se atraen, y después se atacan”, opina Neberich.
Para Paul Eastwick, investigador de los mecanismos psicológicos del amor romántico de la Universidad de Texas (EEUU), depende de cómo se mida. “Si le preguntas a alguien si se parece a su pareja, hablamos de similitud percibida, y esa sí predice una buena relación; pero si tratas ese dato como una variable, tiene una capacidad de predicción muy pobre –explica a SINC–. Lo que hacen las páginas de citas on line es aún más difícil, ¡miden la similitud antes incluso de que la pareja se haya conocido! No hay ninguna evidencia que este proceso pueda predecir una buena relación”.
En opinión de Neberich es cierto que se necesita más investigación en este campo, especialmente respecto a los algoritmos que juntan a las personas pero, “solo porque haya pocas investigaciones sobre el éxito de las citas on line no significa que no funcionen”, declara.
Alcahuetas moleculares y genéticas
Hay webs que directamente analizan genes y moléculas para encontrar almas gemelas. La página Genapartner.com sentencia que “el amor no es una coincidencia” y ofrece un método para emparentar hombres y mujeres según sus genes. “Con gente que es bastante compatible genéticamente sentiremos esa rara sensación de una química perfecta”, prometen, y por 249 dólares analizan en una muestra de saliva los genes HLA que determinan la respuesta inmunitarita de cada persona.
Esta aproximación surge de un estudio que llevaron a cabo investigadores de la Universidad de Berna (Suiza) en 1995, en el que mujeres voluntarias olieron las camisetas que distintos hombres habían sudado durante tres días. Las mujeres se sentían más atraídas por los hombres cuyo sistema inmunológico era más diferente al suyo. En teoría, desde un punto de vista evolutivo, cuanta más diferencia haya entre los genes HLA de la pareja, mejor será la capacidad de respuesta inmunológica de la descendencia.
“La idea me parece fascinante, pero me sorprendería que estos datos fueran realmente determinantes en las posibilidades de un amor romántico –opina Paul Eastwick–. La literatura científica al respecto es bastante preliminar y los efectos detectados, si llegan a replicarse, son muy pequeños”.
Además de genes, otra aproximación es valorar moléculas, como por ejemplo, las hormonas y neurotransmisores que analiza Chemistry.com, creado por la doctora Helen E. Fisher y que clasifica la personalidad en cuatro posibles categorías: director, negociador, explorador y constructor, dependiendo de si domina la testosterona, los estrógenos, la dopamina o la serotonina, respectivamente.
Además de un test de preguntas, Chemistry.com valora la relación entre el dedo índice y el anular de la mano derecha como marcador de los niveles de testosterona. Según su hipótesis, por ejemplo, las personas ‘directoras’ tienen unas características que las hacen compatibles a nivel romántico con las ‘negociadoras’, y en eso se basa el algoritmo de búsqueda de pareja de su web.
Pese a que estas aproximaciones aseguran estar basadas en resultados científicos y contar con un comité de psicólogos e investigadores, no están libres de crítica. “Para mí se trata de una auténtica broma –comenta secamente Reis–. No vale la pena ni siquiera hablar de ello”.
Las páginas de citas le ofrecen a uno centenares y, a veces, miles de potenciales parejas. La revisión en la que participa Harry Reis apunta a que tantas opciones pueden ser demasiadas, y que el hecho de valorarlas todas en conjunto no solo es laborioso a nivel cognitivo sino que puede influir negativamente en el resultado porque “en realidad los perfiles no logran captar la esencia de la persona”, explican los investigadores en su trabajo.
Este hándicap está paliado por las numerosas opciones de comunicación que ofrecen las webs y que permiten llegar, quizás, a una cita cara a cara. Según los investigadores es importante no alargar el tiempo entre la interacción en la red y la cita. “Es mejor verse a las tres semanas que a las seis –apunta el equipo de Reis–. Si no, el encuentro no llegará a cubrir las expectativas, que serán o exageradas o demasiado concretas”.
Pero, en definitiva, ¿internet mejora la búsqueda del amor romántico? Cacioppo reflexiona que la tecnología es una herramienta y sus resultados dependen de cómo se use. “Nuestros datos sugieren que las citas on line no solo no tienen efectos adversos sobre los matrimonios si no que, en realidad, quizás se están produciendo mejoras”, concluye.
El más escéptico Reis asegura que internet es una gran oportunidad y una excelente herramienta para la búsqueda de pareja, aunque tiene tres recomendaciones para todo aquel que se quiera iniciar en las citas on line: “Primero, no gastar ni tiempo ni dinero en un sitio cuyo algoritmo pretende escoger mejor que usted; segundo, considerar a cada candidato como un todo y no como un conjunto de variables; y, por último, tener mucha paciencia y no desanimarse”.