La decisión está tomada: no habrá más experimentación animal para productos cosméticos en Europa. La cuestión es cuándo se aplicará, pues la fecha límite de marzo de 2013 fijada para dicha prohibición no parece “científicamente” posible aún.
Cada año millones de animales son utilizados en el mundo para experimentación y otros usos científicos. EE UU y Japón están a la cabeza, con 17 y 11 millones, respectivamente. La Unión Europea (UE) cifra en más de 12 millones los que se utilizan en los 27 Estados miembros (últimos datos de 2008). En España, según datos oficiales de 2010, la cifra total, aunque a la baja, asciende a más de 1,3 millones.
Ratones (60%), ratas (18%), animales de sangre fría (10%), aves (6%) y conejos (3%), entre otros, son los animales que más se utilizan con fines científicos. La mayoría se dedican a la investigación y desarrollo en medicina, así como odontología, veterinaria y estudios de biología fundamental.
En el caso de los productos cosméticos, en los que se emplean en general ratas, ratones y conejos, la evaluación de seguridad de sus ingredientes emplea “el 0,19% de los animales para evaluaciones de toxicidad, lo que supone el 0,017% de todos los animales empleados en experimentación”, señala a SINC Guillermo Repetto Kuhn, titular del Área de Toxicología en la Universidad Pablo de Olavide (Sevilla) y miembro del Comité de Expertos de la Comisión Europea (CE) sobre la disponibilidad de procedimientos alternativos para la evaluación de productos cosméticos.
“Sin embargo, la UE pretende que dejen de utilizarse animales en la evaluación de cosméticos lo antes posible, para lo cual se ha establecido el año 2013 como fecha límite”, apunta Repetto Kuhn, quien recuerda que los productos en cuestión son jabones, geles, pasta dental, cremas hidratantes y barras de labios, entre otros.
La Comisión Europea prohibió en septiembre de 2004 las pruebas en animales con cosméticos acabados. En marzo de 2009 vedó la comercialización dentro y fuera de la UE y algunos experimentos con ingredientes de estos productos, los que permitían verificar la irritación en los ojos y la piel, la toxicidad aguda, la penetración en la piel, la genotoxicidad y la toxicidad sistemática aguda.
Pero existen excepciones a estas prohibiciones que no serán vedadas hasta marzo de 2013. Son los experimentos que pretender evitar los efectos más adversos para la salud humana. Estos son la toxicidad por administración repetida (sensibilidad dérmica y carcinogenicidad), la toxicidad sobre la reproducción (efectos adversos en el sistema reproductor o endocrino) y la toxicocinética (efecto de los productos químicos dentro del cuerpo, su distribución y metabolismo).
“La directiva europea al respecto es clara: a partir de la citada fecha no habrá ningún tipo de experimentación animal para los ingredientes de los cosméticos o de los productos ya fabricados dentro o fuera de la UE”, zanja a SINC Maurice Whelan, jefe de la Unidad de Sistemas Toxicológicos y responsable del Laboratorio de referencia de la UE para las Alternativas a la Experimentación Animal en el Centro Común de Investigación de la CE.
Pero a pesar de los esfuerzos de los científicos en los últimos años para dar con otros alternativos que sustituyan a la experimentación, “en 2013 no habrá disponibilidad total de estos procedimientos para las áreas más complejas”, señala el Comité de Expertos de la CE, en el que participa Repetto Kuhn. Se trata de una moratoria que ya critican los ecologistas.
Cambiar in vivo por in vitro
La Comisión Europea apuesta por métodos alternativos basados en tres erres, las iniciales de ‘reemplazo’, ‘reducción’ y ‘refinamiento’. El reemplazo de los procedimientos que emplean animales por otros que no los precisen, la reducción en el número de animales utilizados, y el refinamiento de los métodos usados para mejorar su eficacia o disminuir el dolor o sufrimiento.
“Las alternativas más evidentes son las técnicas in vitro, que comprenden el empleo de organismos inferiores, como bacterias, algas y hongos; de fracciones subcelulares o incluso material no biológico; y de rodajas de tejidos, órganos perfundidos y cultivos celulares”, explica el investigador español.
Para el primer caso, simular, por ejemplo, con ensayos científicos alternativos in vitro (sin animales) la toxicidad por dosis repetidas –en las que los químicos penetran en el cuerpo que queda expuesto durante un largo periodo de tiempo– es “una de las situaciones más complicadas”. “Son pequeñas dosis, pero quedas expuesto durante años”, afirma Whelan.
Para los científicos uno de los principales problemas es la biocinética. “¿Cómo sabemos dónde va el producto químico una vez ha entrado en el cuerpo y cuánto tiempo permanece dentro? Algunos entran y se concentran en un órgano particular como el hígado o el riñón, y eso es difícil de predecir en un sistema in vitro”, apunta el investigador del laboratorio europeo, quien añade que se necesitan además modelos computacionales para lograrlo.
Según un informe de la Comisión Europea, los expertos prevén que hacia los años 2017 o 2019 podrán generar la información necesaria para tomar las decisiones sobre la evaluación del riesgo para la sensibilidad de la piel con métodos sin animales. En cuanto a la toxicidad para la reproducción, los expertos estiman que se requieren más de 10 años para completar el desarrollo de una estrategia de ensayo.
Otro de los retos científicos es el relacionado con el metabolismo, y cómo el cuerpo transforma el elemento químico que se ha introducido. A veces desaparece solo, pero otras el producto se metaboliza y puede ser tóxico. “De nuevo, es muy difícil de simular en ensayos in vitro”, subraya Whelan. Para los métodos que puedan predecir la evacuación renal y biliar, así como la absorción en los pulmones, requieren al menos de cinco a siete años de desarrollo.
Pero hay buenas noticias. “Estamos teniendo éxito convirtiendo el conocimiento que tenemos sobre los sistemas biológicos en el diseño de sistemas in vitro inteligentes”, indica el experto, quien revela que, además, los científicos tienen acceso a muchas herramientas disponibles de nuevas tecnologías como la metabonómica (que mide el perfil metabólico de distintos biofluidos y fluidos biológicos).
A esto se añade el proyecto europeo SEURAT 1, lanzado en 2011 con un presupuesto de 50 millones de euros, que comprende seis proyectos de investigación, la colaboración de 70 socios, y cuyo principal objetivo es desarrollar herramientas avanzadas y probar conceptos clave que allanen el camino para reemplazar el uso de animales en los experimentos sobre la toxicidad por dosis repetidas.
Además de ser la mayor iniciativa europea de investigación sobre la evaluación de la seguridad científica y métodos alternativos, es la primera asociación pública-privada de su género. “Es un gran paso”, afirma el investigador.
En España, es la Red Española para el Desarrollo de Métodos Alternativos a la experimentación animal (REMA) que “integra y coordina las iniciativas de la industria, la administración y la sociedad (protección animal y consumidores) con las del mundo científico para promocionar el desarrollo, validación, aplicación e implementación legal de métodos alternativos, especialmente de los procedimientos in vitro”, informa Repetto Kuhn, que es también el presidente de REMA.
A pesar de no cumplir con los objetivos marcados para 2013, los científicos aúnan esfuerzos para lograr que ratas y cobayas queden libres de la experimentación para cosméticos. Solo es cuestión de tiempo que lo logren.