Hacer dinero en tiempos de crisis

En el contexto de crisis actual, SINC habla con los expertos en ciencias económicas para desentrañar los entresijos del mercado y explicar las medidas que las autoridades barajan para reactivar la máquina del dinero.

Bolsa de Madrid
Interior de la Bolsa de Madrid. Foto: SINC.

Los analistas coinciden en señalar el detonante de esta crisis: las hipotecas subprime, préstamos abultados y a un interés asequible concedidos en EEUU a la población con menos recursos para la compra, sobre todo, de vivienda. Durante esta última década, las subprime han inundado el sistema de una abundante liquidez aunque ilusoria, sustentada en el endeudamiento excesivo.

En el verano de 2007, la burbuja inmobiliaria finalmente estalla y los bancos empiezan a cerrar el grifo del crédito (subiendo el tipo de interés) y a traspasar esas hipotecas, de difícil recuperación, a fondos de inversión y a planes de pensiones. Activos “tóxicos” a los que los mercados financieros internacionales han tenido acceso, contagiando la crisis crediticia y llevando a la quiebra a bancos y a empresas de todo el planeta.

Muchas empresas, entre ellas las españolas, pensaron que les sería fácil conseguir más crédito para pagar parte de los préstamos anteriores y continuar invirtiendo, “pero ahora ese recurso se ha agotado”, señala Domingo J. García Coto, responsable del Servicio de Estudios de Bolsas y Mercados Españoles.

Ante la dificultad para obtener capital, muchas de esas empresas no financieras se han visto obligadas a disminuir la producción, y otras, a cerrar, con la consiguiente destrucción de empleo. Así, el consumo de muchas familias, inmersas en una situación laboral incierta y ahogadas por la subida de los pagos de la hipoteca, ha caído en picado.

“Las empresas tienen que devolver unas cantidades enormes, no pueden retrasar los pagos y, encima, venden con dificultad”, añade García Coto. En una situación como la actual, además, en la que el dinero escasea y la demanda se reduce, activos como la propiedad inmobiliaria, las materias primas y los bienes de consumo se deprecian.

La receta secreta

En mayor o menor medida, las autoridades políticas y económicas de todo el mundo ya han puesto en marcha paquetes de actuaciones que ayuden a reactivar el flujo normal del crédito y a acabar así con el fuerte deterioro del crecimiento económico. “Los Gobiernos pueden actuar vía político fiscal, bien a través del gasto público o bien a través de los impuestos”, comenta Miguel A. Galindo Martín, Catedrático de Historia e Instituciones Económicas y Catedrático de Política Económica de la Universidad de Castilla-La Mancha.

Lo que suelen hacer es ayudar a las empresas privadas e instituciones financieras para que traten de hacer frente a la situación. Pueden subvencionar a los fabricantes de coches o a otros sectores que dan mucho empleo, como el de la construcción. Y vía fiscal, lo que pueden hacer es rebajar los impuestos, “para que los individuos tengan más dinero y se animen a consumir”, resume Galindo Martín. Por otro lado, los Gobiernos también pueden intentar llegar a acuerdos con sindicatos y empresariado (lo que se conoce como política de rentas o de paz social), “para evitar excesivas subidas de salarios y que los empresarios contengan precios”, añade el catedrático.

El problema surge cuando el gasto público y la restricción impositiva se disparan y el empleo sigue destruyéndose, como ocurre actualmente. En tales circunstancias nos podríamos encontrar con un enorme déficit público a la vuelta de la esquina. Un déficit que habría que financiar, fabricando más dinero o bien emitiendo más deuda pública.

Con la emisión de más dinero, sin embargo, de nuevo toparíamos con lo que viene a llamarse “trampa de liquidez”, una situación parecida a la que ha desencadenado la crisis actual en la que los individuos gastan más de lo que tienen. Esta medida podría dar lugar, además, a tensiones inflacionistas, con la consiguiente pérdida de poder adquisitivo para las familias y las empresas.

Otra opción para asumir el gasto es “tirar de deuda”, pero también en este caso es difícil saber hasta dónde. Abusar de ella conllevaría, por un lado, una subida del tipo de interés que frenaría la inversión privada, y por otro, una carga muy pesada para las generaciones próximas.

La Bolsa, el reflejo de la economía

En teoría, la combinación adecuada de todas estas medidas debería acabar con la sequía crediticia que bancos y cajas de ahorro han impuesto, y recuperar el equilibrio del sistema. Pero tras meses de aplicación de algunas de ellas, los efectos de la crisis se mantienen. Por eso el foco de atención se centra hoy en un factor clave y al que hasta ahora se le había prestado poca atención: la confianza.

La Reserva Federal estadounidense y el Banco Central Europeo ya han abaratado el crédito, pero ni empresarios ni consumidores se atreven a echar mano de él. “A un empresario le pueden bajar mucho el tipo de interés, pero si no tiene expectativas de futuro, no va a invertir”, dice Galindo Martín. Y el consumidor, ante la posibilidad de perder el puesto de trabajo, opta por ahorrar y por no endeudarse para comprar cosas de segunda necesidad.

En este escenario de expectativas deterioradas, la Bolsa, el mercado donde se pone precio a las empresas, tampoco levanta el vuelo. “Cuando uno compra una acción, lo que hace es adquirir un flujo futuro de beneficios de una empresa, proporcional a esa parte alícuota”, apunta García Coto. Por eso, en un entorno negativo como el actual, los inversores no están dispuestos a pagar por esas participaciones el mismo precio que meses atrás.

No obstante, los mercados bursátiles siguen siendo mercados muy líquidos, señala el experto en Bolsa, donde las empresas pueden encontrar aún un reducto de financiación. A pesar de las circunstancias, añade, “continua habiendo precios todos los días, más baratos, y siguen realizándose muchas operaciones y por cantidades muy grandes”.

¿Soluciones a la crisis global?

Desde que políticos, banca, empresariado y medios de comunicación reconocieron la crisis, los analistas han tratado de establecer paralelismos con el pasado, y aprovechar la experiencia y el conocimiento acumulados para dar una dimensión real al problema y prever su evolución en el futuro. El fenómeno de la globalización añade, sin embargo, un elemento nuevo a los esquemas conocidos que hace única a la crisis actual.

La globalización se encuentra, al menos en parte, en las raíces de esta crisis. “Ha superado a todos los sistemas de supervisión y control financieros. El sistema ha crecido mucho y demasiado rápido, y las instituciones encargadas de vigilarlo no han conseguido ni anticiparse ni adaptarse a tiempo”, reconoce García Coto.

La expansión mundial de bonos de la compañía de servicios financieros Lehman Brothers y la reciente estafa de la gestora de Bernard Maddoff han destapado algunos de los muchos vacíos que existen en la regulación de los mercados, y que, según los expertos, “hay que corregir”.

“La crisis global ha puesto en evidencia las grietas del sistema capitalista global y la necesidad de replantearse seriamente su estructura y las reglas que lo rigen”, más allá de la aplicación de los planes de estímulo tradicionales. La última edición del Foro Económico Mundial de Davos, en el que se han dado cita jefes de Estado, ministros de Finanzas, gobernadores de bancos centrales, dirigentes empresariales y ONGs (en total, unos 2.500 asistentes), cierra sus jornadas con la convicción de que será la innovación a través de la cooperación entre países la que dará un nuevo impulso a la economía mundial.

EE UU: cifras en el epicentro de la crisis global

2 billones de dólares de pérdidas en activos financieros, según la última revisión del Fondo Monetario Internacional (FMI)

1,6% caerá durante 2009 el crecimiento económico en EEUU (FMI)

825.000 millones de dólares inyectará la Administración Obama a la economía estadounidense

700.000 millones de dólares invertidos por la Administración Bush para la compra de activos ‘tóxicos’ (plan de rescate de Paulson)

50.000 millones de dólares estafados por el operador de fondos Bernard Madoff

25% de hogares en EEUU recorta gastos relacionados con sus hobbies y afirma que seguirá ahorrando cuando la economía mejore (encuesta Booz & Co.)

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Imágenes en alta resolución: 1 y 2.

Fuente: SINC
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