La amenaza de la pesca fantasma

En las profundidades de los océanos y sin testigos, los equipos de pesca abandonados capturan a todos los seres vivos que se cruzan por su camino provocándoles la muerte. El informe que ha presentado hoy la Organización de Naciones Unidas (ONU) muestra las cifras de este problema, y propone soluciones para evitar la innecesaria muerte de miles de animales.

Tortuga atrapada en una red
Tortuga atrapada en una red. Foto: NOAA.

Cada año, 6,4 millones de toneladas de residuos marinos son vertidos en los océanos de todo el mundo. De ellos, el 10% procede de los equipos de pesca que se pierden durante las tormentas o las fuertes corrientes, cuando las redes se enredan entres ellas, o son abandonadas.

De los ocho millones de deshechos que se tiran al mar cada día, el 63% (cinco millones) son objetos de plástico sólidos que caen o se tiran desde los barcos. Según el nuevo informe que ha publicado hoy la ONU, las redes de pesca, cestas y trampas que se pierden provocan la captura continua, denominada “pesca fantasma”, de los peces y otros animales amenazados o en peligro de extinción como tortugas, aves y mamíferos marinos, que son atrapados y mueren.

“Muchas veces se encuentran restos de plásticos en el estómago de tortugas que podrían proceder de redes o bolsas de plástico”, explica a SINC la bióloga Mónica Revellés. Según esta investigadora que ha trabajado en la Universidad de Barcelona, si los animales quedan atrapados a grandes profundidades, “mueren por asfixia, estrangulamiento o pérdida de miembros, porque no pueden salir a la superficie a respirar, como les pasa a los cetáceos”.

Los científicos consideran que unos 100.000 mamíferos marinos mueren cada año por estrangulamiento o ingesta de materiales de pesca. La Comisión Estadounidense de Mamíferos Marinos informó hace unos años del estrangulamiento de 136 especies marinas en aguas americanas, entre ellas, 51 especies eran aves marinas y 32 mamíferos marinos. Pero, en todo el mundo, más de un millón de aves marinas podrían morir cada año por estas mismas causas.

Los equipos de pesca perdidos perjudican sobre todo a los animales en peligro de extinción, como es el caso de las focas monje (Monachus monachus) en el Mediterráneo. Las poblaciones de focas sufren un rápido descenso y las redes son su principal amenaza porque les provoca la muerte por asfixia.

Las redes de mallas, las nasas o cestas, las trampas para peces, o los métodos de arrastre o deriva son los principales responsables de atrapar a los animales marinos y dañar los hábitats submarinos. “Sólo la pesca activa permite que el animal sea liberado por algún pescador; con las redes abandonadas muere”, añade Revellés.

En 1992 la prohibición de ciertas redes redujo las muertes causadas por la pesca fantasma, pero hoy las redes de mallas están en el punto de mira, ya que forman un muro vertical bajo el mar de 600 a 10.000 metros. Si se abandona una red de malla, la red puede seguir pescando sola durante meses, incluso años, y matar sin distinción a peces y otros animales.

Cuidado, una trampa anda suelta

En España, se pueden llegar a extraviar más de 6.000 redes al año en aguas del Cantábrico. Unas 2.065 redes de fondo que rozan el lecho marino en busca de rapes se perdieron en aguas españolas de 1998 a 2005, según el estudio. En el Mar Mediterráneo, se estima que cada año se vierten entre 2.637 y 3.342 toneladas de materiales de pesca.

El informe de la ONU señala también el caso de la Bahía de Chesapeake (EE UU), donde cerca de 150.000 trampas para cangrejos de las 500.000 que se instalan se pierden cada año. En la Isla de Guadalupe, las 20.000 trampas que se ponen cada año se pierden en la época de los huracanes. Así que las trampas siguen pescando solas durante largos periodos de tiempo.

Además de la pesca fantasma, la pérdida o abandono de los equipos de pesca provocan alteraciones del suelo submarino, y tiene consecuencias negativas en el stock de peces y pueden causar accidentes en los barcos. El aumento de las operaciones de pesca y el empleo de equipos de pesca resistentes fabricados con materiales sintéticos empeoran esta situación.

Soluciones a un problema creciente

El problema debe atacarse desde diferentes frentes. “Las estrategias deben incluir la prevención, la atenuación y las medidas curativas”, ha subrayadoIchiro Nomura, director general adjunto de la Organización de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO, por sus siglas en inglés), en materia de pesca y acuicultura.

La FAO trabaja con la Organización Marítima Internacional para revisar el anexo V de la Convención internacional para la prevención de la contaminación de los barcos, sobre todo, en el caso de los equipos de pesca y las instalaciones costeras de recuperación.

Existen muchos ‘fantasmas’ en el medioambiente marino por la pesca intensiva y la acidificación que causan los gases de efecto invernadero. “El número de ‘zonas muertas’ sin oxígeno no para de crecer a causa de los focos de contaminación terrestre”, ha explicado Achim Steiner, secretario general adjunto de la ONU y director ejecutivo del Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA).

Para Steiner, “los equipos de pesca perdidos o abandonados forman parte de estos problemas y deben resolverse lo más rápido posible sin queremos preservar la productividad de nuestros océanos y de nuestros mares, y alcanzar los objetivos de desarrollo del milenio de la ONU”.

La FAO y el PNUE proponen promover primas para los pescadores que informen de las pérdidas de materiales. También serán recompensados si llevan a un puerto las redes fantasmas que encuentran accidentalmente cuando pescan.

Otra solución propuesta por la ONU es marcar los equipos. El objetivo no es “identificar a los criminales” (ya que no todas las redes se tiran al mar de forma voluntaria), sino entender las causas de las pérdidas, y adoptar las medidas preventivas.

Las nuevas tecnologías para localizar los residuos a través de GPS permitirían recuperar el material perdido. Los avances en la predicción meteorológica que anuncia el mal tiempo inminente podrían ayudar también a los pescadores, que evitarían desplegar sus redes. Los nuevos materiales sintéticos han contribuido al problema, pero también son parte de la solución ya que pueden ser biodegradables. En la actualidad, los expertos buscan modos de desarrollar plásticos biodegradables y oxidegradables para toda la industria pesquera.

En algunos países ya se utilizan trampas y cestas de peces con una “salida de socorro” que se desintegra cuando permanece mucho tiempo en el agua. Sin embargo esto no reduce el nivel de residuos, y “un servicio de recogida debería adoptarse también”, aconseja el informe.

“Las soluciones a este problema existen y nuestra esperanza es que este informe incite a la industria y a los gobiernos a actuar para reducir significativamente el número de equipo perdidos o abandonados en el medio marino”, ha señalado Nomura.

El uso de dispositivos sonoros en las redes también podría evitar que los cetáceos se acerquen a las redes mientras se pesca. Estos aparatos podrían seguir activos cuando el equipo se pierde. Además, existen propuestas para incorporar imanes a los equipos y evitar que los tiburones se acerquen mucho a las redes.

La contaminación marina, un “acto criminal”

Al problema de las redes abandonadas se añade el del transporte marítimo, que genera el 88% de los residuos (5,6 millones de toneladas), y es la primera fuente de contaminación en alta mar.

En este contexto, el Parlamento Europeo adoptó ayer medidas más eficaces para luchar contra la contaminación marina. La nueva directiva obligará a los Estados de la Unión Europea a tratar los casos más serios de contaminación como “actos criminales”. Los casos menores se considerarán infracciones penales si perjudican la calidad del agua.

El objetivo de la nueva directiva europea es disuadir a los responsables del transporte marítimo, que hasta ahora prefieren contaminar y pagar una sanción administrativa que respetar la legislación.

Fuente: SINC
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