La investigación cósmica de Galileo ya es multilenguaje

"Sidereus Nuncius es a la historia de la ciencia lo que Hamlet es a la historia del teatro". Con esta contundencia indiscutible Ramón Núñez, director del Museo Nacional de Ciencia y Tecnología (MUNCYT), presentaba el pasado 14 de diciembre la edición en catalán, gallego, euskera y castellano de la primera obra científica de la historia basada en la observación. El libro cumbre de Galileo Galilei revolucionó la historia de la astronomía gracias a la utilización del telescopio.

La investigación cósmica de Galileo ya es multilenguaje
Portada del libro traducido. Imagen: MUNCYT.

La presentación, organizada por la Asociación Catalana de Comunicación Científica (ACCC) y el Observatorio de la Comunicación Científica (OCC-UPF), dentro del ciclo Cajón de Ciencia, contó con la presencia de Vladimir de Semir, director del OCC-UPF. "La edición catalana ha tardado 400 años en hacerse", recalcaba perplejo de Semir.

La edición catalana, y también la gallega y la vasca se han demorado en el tiempo, pero la castellana tampoco lleva mucho tiempo traducida. Sólo hace diez lustros que podemos leer el Mensajero Sideral en castellano. "Es imperdonable", se lamentaba Ramón Núñez.

Por eso, 400 años después de su publicación, el 12 de marzo de 1610, el MUNCYT ha conseguido publicar, por primera vez, este icono de la ciencia en las cuatro lenguas oficiales del Estado. "Los idiomas existen porque son vehículos de cultura y nuestra cultura adolece de cojera", aseguró el director del museo.

Un libro que no envejece

Para Ramón Núñez, publicar el libro en las cuatro lenguas se convirtió en una obligación. "El Museo Nacional de Ciencia y Tecnología ha querido hacer honor a su etiqueta de 'nacional' para atender a todos los ciudadanos de España, hablen la lengua que hablen", recalca.

Además, esta obra, a diferencia de otros tratados "infumables", "es un libro que sigue manteniendo su vigencia, que se puede leer", subrayó Núñez. Y esto se debe a que Sidereus Nuncius se trata de la primera revista monográfica de la historia, ilustrada, donde Galileo empleó un lenguaje muy descriptivo. "Es el primer texto de divulgación de la historia", afirmó Núñez.

A su juicio, el único error que cometió el científico fue publicarlo en latín, una lengua inaccesible para el pueblo llano del siglo XVII. Por eso su siguiente obra la publicó en italiano. El objetivo de Galileo con Sidereus Nuncius, por tanto era "que el conocimiento científico fuera patrimonio del pueblo, de la humanidad".

Y si fue un hito de la divulgación, también lo fue como modelo científico al unir el uso de la tecnología (el telescopio) con la ciencia. "Es un modelo de actitudes científicas pues en él se suceden la curiosidad, la creatividad, la constancia y el pensamiento crítico", enumeró el director del MUNCYT.

El torpedo del paradigma aristotélico

Gracias al telescopio, Galileo pudo demostrar que el Sol (y no la Tierra) era el centro de nuestra galaxia, tal y como se pensaba entonces. "Fue un torpedo para el paradigma aristotélico", explicó Núñez. Además, rompió con la idea de perfección inmaculada de sus antecesores al demostrar que en la Luna existían montañas muy variadas, descubrió millones de nuevas estrellas y las lunas de Júpiter, plasmándolo todo en su libro.

Esta revolución de la astronomía que se conocía hasta entonces le llevó a enfrentarse directamente con la Iglesia y se vio obligado a desmentir todo lo que había descubierto para salvar su vida. "Otra de las grandes lecciones de Galileo es que la ciencia no necesita mártires porque se defiende por sí sola", elogió el director del MUNCYT.

La traducción catalana, llevaba a cabo por Joan Carbonell, puede solicitarse directamente al museo. Aunque no se pondrá a la venta, según Ramón Núñez, pronto podrá descargarse en formato digital, en todas las ediciones. Con la traducción de esta obra cumbre, el Museo cumple así una de sus misiones: recuperar libros históricos de ciencia, "que son igual de importantes que los de teatro o filosofía".

El macro-proyecto del MUNCYT, que contempla abrir una red de museos de ciencia, cuya sede se situará en A Coruña, verá la luz en diciembre de 2011, según cálculos de su director. En esa fecha podrán contemplarse 2.000 metros cuadrados de exposición, de los más de 6.000 con los que cuenta el edificio y que se irán inaugurando más adelante. "Queremos que el museo sea dinámico, cambiante" y para ello, la mayoría de las exposiciones serán temporales. Como adelanto, Núñez explicó que uno de los platos fuertes será la instalación de la cabina real de un Boing 747, al que los visitantes podrán acceder con libertad.

De momento, está previsto que Ponferrada y Sestao acojan sedes de esta red de museos y posiblemente también Zaragoza. Además, se están firmando convenios de colaboración con otros museos de toda España. "Se trata de despertar una cultura de aprecio por los aspectos tecnológicos y científicos de la vida", explicó el director. Un aprecio que ya sentía hace cuatrocientos años el brillante Galileo.

Fuente: ACCC
Derechos: Creative Commons
Artículos relacionados