En pleno siglo XXI, todavía muchas mujeres guardan un secreto: su menstruación. Una mujer ovula entre 400 y 600 veces a lo largo de su vida fértil. Eso supone muchos días de cambios hormonales, dolores, y demás angustias muchas veces disimuladas. SINC pregunta a cuatro especialistas cómo se percibe hoy la regla en España y sus implicaciones en la vida cotidiana y en la salud de las mujeres.
En algunas culturas perviven ritos y leyendas sobre los efectos “perniciosos” que produce en los hombres y en su entorno una mujer que está menstruando: paraliza las actividades sociales y laborales, marchita las flores, corta la mayonesa, provoca la ruptura de los objetos frágiles, debilita al varón e, incluso, si mantiene relaciones con éste en esa fecha, lo puede volver impotente.
Pero dicen que ya está superado. Que en España ninguna mujer se avergüenza por hablar de la regla. El tabú de la sangre menstrual ha sido muy frecuente en el pasado en casi todas las civilizaciones, y aunque persiste en algunas partes del mundo más empobrecidas e influenciadas por religiones específicas, los expertos se ponen de acuerdo en afirmar que las mujeres, al menos entre ellas, ya no necesitan disimular.
¿Pero qué pasa con los hombres? Su actitud ante la menstruación es muy diferente según cada cultura, pero el desconocimiento y los prejuicios pueden provocar un rechazo hacia la mujer en “esos días”. Parece que la clave, como en tantas otras cosas, está en la educación. Quizá algún día todas las personas del mundo podrán hablar con naturalidad sobre sexo, placer o menstruación. Soñemos…
1. ¿Cree que la menstruación sigue siendo un tema tabú entre las mujeres?
2. El desconocimiento de los hombres sobre este tema es muy alto. ¿Nos espera la misma ignorancia en el futuro?
3. ¿Cómo afecta el hecho de que las jóvenes no tengan una formación sobre la menstruación?
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Maite Garadordobil, catedrática de Evaluación Psicológica de la Universidad del País Vasco. Su investigación se centra en el diseño y evaluación de programas de intervención psicológica con fines preventivos, de desarrollo y terapéuticos en jóvenes y adultos.
1. La menstruación, al menos en los países desarrollados, no creo que sea un tema tabú, pero sí que se evita en las conversaciones, si bien esto depende también de la edad que tengan las mujeres en cuestión. Desde luego sigue siendo un tema de mujeres, y por lo tanto, tabú en las conversaciones entre hombres y mujeres. Las mujeres jóvenes hablan del tema con mayor espontaneidad, pueden comentar “ya me ha venido" o hablar sobre algunos malestares que pueden acompañar a la menstruación (irritabilidad, depresividad…) o pedirse algún analgésico para el dolor menstrual entre compañeras de clase o de trabajo.
2. Creo que los hombres, en general, no tienen mucho conocimiento de la regla. Saben que la regla tiene un ciclo, que viene una vez al mes, que puede ser dolorosa, y que puede afectar al estado emocional de la persona que lo tiene, pero no mucho más. Para cambiar el punto de vista y la información que los hombres tienen de la menstruación es necesario un mayor desarrollo de programas de educación sexual en los centros educativos. No obstante, creo que los adolescentes y los hombres jóvenes pueden hablar con mayor naturalidad de la regla que los mayores, pero no es una cuestión generacional, los hombres adultos que hablaron con más naturalidad de este tema cuando eran jóvenes, a medida que avanzan en edad, aumentan la actitud de evitación de este tema.
3. Creo que el desconocimiento de los hombres o una información prejuiciosa en torno a la menstruación puede provocar que rechacen sexualmente a la mujer durante este tiempo. Es poco agradable sentirse rechazada por algo que es propio de la condición femenina y que, de ser algo natural, pasa a ser motivo de desprecio por parte de algunos hombres. No obstante, la actitud del hombre ante la menstruación es muy diferente en las distintas culturales, estando este aspecto muy influido por la religiosidad propia de esa cultura.
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Guillermo González Anton, médico, sexólogo y terapeuta de pareja, que desde hace años pertenece a la Junta Directiva de la Federación de Planificación Familiar Estatal (FPFE).
1. No considero que hoy tenga la consideración de tabú. Hoy las mujeres jóvenes están preparadas para la aparición de su primera regla, lo que antaño solía suponer un gran sobresalto, cuando no vivido con autentico pánico por la aparición de un sangrado inesperado. No existe, en la actualidad, ni el secreto ni el exceso de pudor que existía antiguamente sobre la menstruación. Cuando aparecía la regla la mujer optaba por una retirada de la vida activa social, deportiva e incluso laboral. En estos tiempos las medidas educativas e higiénicas se han adaptado a los tiempos modernos y la regla se compatibiliza con una vida totalmente normal y activa.
2. Para los hombres, en general, la menstruación es una gran desconocida. Fuera del contexto humorístico y/o para atribuirle los cambios de carácter que sufre la mujer y que nos libera de nuestra responsabilidad en esos cambios, poco se sabe. Los jóvenes no pueden aludir falta de información en este tema, pero tristemente se observan patrones de imitación de generaciones anteriores en la consideración de la menstruación.
3. La consecuencias de la mala formación y una actitud negativa ante la menstruación son, por una parte, la asunción de riesgos basado en la protección que ofrece la menstruación sobre embarazos no planificados; y por otra, la vivencia de la menstruación como una fase más patológica que fisiológica. Para los hombres las consecuencias son las de vivir la menstruación como un impedimento para mantener relaciones genitales, lo que lleva aparejado un distanciamiento emocional e incluso afectivo.
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María Lameiras, investigadora de la Universidad de Vigo. Analiza las prácticas sexuales en los jóvenes, la infección de VIH, la relación entre género y coeducación, y la salud biopsicosocial.
1. Afortunadamente los tiempos cambian y hablar de la menstruación es algo que cada vez es más natural entre las mujeres y más aún entre las adolescentes. Sin embargo, todavía es mucho el desconocimiento que hay sobre cómo funciona nuestro cuerpo y cuántos ciclos tenemos las mujeres y cómo funcionan las hormonas que los regulan. Existen dos ciclos: el menstrual y el ovárico; ciclos complementarios pero que se pueden desconectar cuando tomamos un anticonceptivo hormonal como la píldora, nos ponemos un parche o un anillo vaginal. Muchas mujeres y jóvenes usan estos métodos pero los usan sin conocer como influyen en su cuerpo y como alteran el ciclo ovárico (no hay ovulación en principio) pero se mantiene el ciclo menstrual (menstruación) durante los días que no se ingieren hormonas. Cuando les pregunto a chicas jóvenes cuantos ciclos tienen se miran y dicen “uno, ¿no es cierto?” y continúan “es la menstruación, creo...”. Sin duda esto es así porque la menstruación es algo que pueden visibilizar, pero cuando les hablas de la ovulación (que ocurre dentro de su cuerpo), el desconocimiento es desalentador. Sobre todo si tenemos en cuenta que estamos en pleno siglo XXI.
2. Si no ponemos remedio, sí. Estamos en una sociedad que está "contaminada" por contenidos sexuales que nos invaden en todos los frentes pero, en cierta medida, muy analfabeta en estas cuestiones si tenemos en cuenta su escasa, y a veces incluso nula, educación sexual. Pero hacer educación sexual no sólo significa abordar la conducta sexual, sino la dimensión de la identidad que induce realmente quienes somos y cómo nos sentimos. A través de un modelo que sea capaz de superar el de dos sexos/dos géneros/heterosexualidad (es decir, mujeres femeninas heterosexuales frente a hombres masculinos heterosexuales): un modelo de educación sexual que permita integrar la diversidad y poner en valor esta diversidad, desprendiéndonos de modelos rígidos e incapaces de dar cabida a todas las personas y todas sus formas ser y estar en el mundo.
3. En las conductas inadecuadas o insaludables que puedan llevar a cabo y en todo el malestar que pueda venir acarreado por mantener unas actitudes negativas hacia un hecho tan natural como es la menstruación. En conclusión, la educación sexual sigue siendo la asignatura pendiente que nadie tiene la valentía de implantar y apostar decididamente por la importancia de educar en cuestiones que son fundamentales para la formación integral de nuestros jóvenes, las personas del mañana.
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Raquel Fernández, investigadora de la Facultad de Biología de la Universidad Autónoma de Madrid. Estudia la evolución de la menarquia (primera regla) en las jóvenes y su relación con otros parámetros físicos y socioculturales.
1. Actualmente la menstruación es un tema aceptado sin problema entre las mujeres, situación que sucede también en muchos casos al tratar temas relacionados con la menopausia. Las mujeres consideran estas dos fases como normales dentro del proceso de maduración y envejecimiento, lo que ha ayudado a que ambos procesos dejen de ser considerados temas tabú. Al tratar aspectos relacionados con la menstruación, las jóvenes no suelen sentirse cohibidas, incluso comentan estos temas delante de los chicos de su entorno sin sentir timidez. Es un gran logro para la mujer el hecho de poder incorporar estas cuestiones a sus conversaciones con naturalidad.
2. La regla es un proceso más dentro de los muchos que tienen lugar a lo largo del ciclo vital de la mujer. Es importante educar desde edades tempranas para que ambos sexos vean este proceso como natural, de manera que los días en que las mujeres tengan la menstruación, ésta no suponga ningún handicap en sus hábitos y continúen haciendo su vida diaria con normalidad.
3. Al adelantarse la menarquia se debe anticipar igualmente la formación relacionada con estos aspectos, teniendo en cuenta además que en determinados países de origen no se tratan estos temas tan abiertamente, por lo que es importante llevar esta formación a las aulas. Las chicas deben saber que los cambios somáticos que van a experimentar forman parte del proceso de desarrollo normal, puesto que ser mujer y encontrarse en estas edades son dos factores de riesgo de comportamientos alimentarios restrictivos. Las adolescentes se encuentran bajo una gran presión social debido a los cánones de belleza impuestos, en una etapa de grandes cambios psicológicos y búsqueda de su lugar dentro de la sociedad, lo que puede inducir a problemas de aceptación de la propia imagen. De hecho, en los últimos estudios que hemos realizado, un porcentaje considerable de chicas que se encuentran dentro de las categorías de ‘normopeso’ (peso saludable) afirma desear reducir su peso corporal.