Esta semana fallecía José María Segovia de Arana (Toledo, 1919), doctor en Medicina, director de la Clínica de Puerta de Hierro de Madrid desde 1964 a 1992 y secretario de Estado para la Sanidad desde 1979 a 1980. Deja como legado su contribución al sistema de formación médica especializada (MIR), la creación de la figura del médico de familia y la fundación del fondo de Investigaciones Sanitarias (FIS).
En una entrevista a Sinc, José María Segovia de Arana explicó que uno de los aciertos de su vida había sido ser médico. “Cuando era pequeño y me preguntaban qué quería ser de mayor, yo decía médico, arquitecto o director de orquesta. Seguramente he conseguido las tres cosas: médico por supuesto, director de orquesta porque he estado dirigiendo en la Clínica Puerta del Hierro a 2.500 personas y arquitecto porque he contribuido a formar el gran edificio de la medicina española”, afirmaba el catedrático en 2012.
El médico toledano ha fallecido esta semana, el 4 de enero, a los 96 años de edad. Decano de la Facultad de Medicina de la Universidad Autónoma de Madrid y profesor emérito tras su jubilación, dedicó su carrera a la mejora de esta disciplina y de su estudio. Fue miembro del Consejo Ejecutivo de la OMS entre 1981 y 1983. También presidió la Sociedad Española de Educación Médica, el Consejo Nacional de Especialidades Médicas y la Comisión Nacional de Medicina de Familia y Comunitaria.
“Es una personalidad que permanecerá para siempre como el gran inspirador de los estudios y de la formación médica en España. En los años sesenta, él ya pensó que la Universidad no podía estar alejada de los centros hospitalarios”, explica a Sinc Federico Mayor Zaragoza, presidente del Consejo Científico de la Fundación Ramón Areces, del que el médico también formó parte.
En un momento en el que esta disciplina estaba mucho menos especializada, José María Segovia de Arana fue un pilar fundamental en el cambio de sistema y en la implantación de la formación MIR, es decir, del médico interno residente.
“Esto es absolutamente fundamental, porque aquí es cuando el médico se encuentra con el paciente y, con un médico acreditado, aprende a ser un buen profesional”, concreta el catedrático.
Mayor Zaragoza le atribuye también la figura del médico de familia, el especialista destinado a orientar en un primer momento los tratamientos realizados después por personas más especializadas, y destaca su contribución a la formación en el ámbito de la medicina.
“Esto es quizá lo que mejor le define: su convencimiento de que el conocimiento médico es fundamental para el diagnóstico y para el tratamiento. Él es el fundador y el promotor del Fondo de Investigaciones Sanitarias (FIS), que tanto bien ha hecho a la investigación biomédica en España y en el campo de la fisiopatología”, concreta el profesor.
“Le recuerdo como una persona discreta, no le gustaba que se le mencionara como padre y promotor de tantos aspectos fundamentales en la medicina española. Yo he tenido el honor de poder contar con su presencia su consejo y su sabiduría desde que se nombró a Don Severo Ochoa como el primer presidente del Consejo científico de la Fundación Areces. Él fue quién dijo que Segovia Arana debía incorporarse para toda la parte médica”, recuerda el científico.
En una necrológica, Mayor Zaragoza, actual decano de la Facultad de Medicina de la Universidad Autónoma de Madrid, agradece su “clarividencia y determinación”.
“Todas sus decisiones sirvieron para dar un salto exponencial en la calidad asistencial de nuestros hospitales y centros de salud, así como de la medicina en general. Nuestro deber es cuidar este preciado legado”, concluye el catedrático en su carta.
A esta muestra de agradecimiento se unen todas las voces que esta semana han despedido al médico toledano, director de orquesta y arquitecto del sistema médico español.