¿Cómo se pueden aprovechar los desechos vegetales que generan las industrias agroalimentarias? La obtención de energía, agromateriales y nuevos alimentos es una opción. El Proyecto Value coordinado por la Asociación para la Investigación, el Desarrollo y la Innovación Alimentaria de La Rioja (CTIC-CITA), aporta algunas soluciones tecnológicas para conseguirlo.
Entre el 5 y el 50 por ciento la materia prima que entra en las industrias de transformados vegetales acaba como residuo en el vertedero o se destina a alimentación animal. El escaso nivel de tratamiento de los residuos es un problema generalizado en todo el sudoeste europeo, especialmente grave en regiones como La Rioja, Navarra o Aragón, con una alta concentración de empresas de este tipo.
La preocupación de las empresas por dar solución a este problema es creciente, y más teniendo en cuenta la exigente legislación ambiental europea2. En los últimos años se ha avanzado mucho en el desarrollo de tecnologías de aprovechamiento de subproductos, pero no están suficientemente difundidas y validadas entre las PYMES del sector.
Tecnología para valorizar los subproductos
El Proyecto VALUE, integrado en el marco del programa europeo Interreg IV SUDOE (fondos FEDER), se centra precisamente en estos países (España, Francia y Portugal). Su objetivo es aportar soluciones a la industria agroalimentaria que den valor a sus subproductos, identificando, experimentando, validando y difundiendo las tecnologías de tratamiento y valorización.
Entre las experiencias pilotos realizadas figura la obtención de bioetanol a partir de residuos de mermelada, o de biogás con los alperujos procedentes de las almazaras; los huesos de ciruela triturados sirven para fabricar materiales de construcción, y de los desechos de cardo y otras frutas y hortalizas pueden extraerse fibra alimentaria y polifenoles.
Implicar a las empresas
La tecnología permite que estos subproductos se conviertan en materia prima para nuevos procesos de transformación. A través del Proyecto VALUE se han puesto en común la experiencia técnica y los problemas que se encuentran las empresas, con el fin de dar a conocer y transferir las diferentes tecnologías alternativas existentes para el aprovechamiento, tanto alimentario como energético y de obtención de nuevos materiales.
Para ello, se ha implicado a PYMES representativas del sector de los transformados vegetales, con las que se ha realizado un diagnóstico de situación. Se han identificado las Mejores Tecnologías Disponibles (MTDs) y seleccionado los subsectores más interesantes. Además, se han realizando experiencias piloto de extracción, valorización y aprovechamiento de subproductos con alto valor añadido con los residuos facilitados por las empresas participantes.
Eco-Innovación para el sudoeste de Europa
Los resultados, difundidos en talleres, servirán como herramienta a las industrias para la toma de decisiones sobre inversiones en tecnologías de valorización. También se pretende contribuir al desarrollo del sector de la Eco-Innovación en las regiones del SUDOE, caminando hacia la creación de un polo europeo en este ámbito.
Esta iniciativa cuenta con un presupuesto de 1.226.235 euros. Junto a la Asociación para la Investigación, el Desarrollo y la Innovación Alimentaria de La Rioja (CTIC-CITA), participan en este proyecto el centro tecnológico especialista en investigación marina y alimentación AZTI-Tecnalia, del País Vasco; la Federación Española de Industrias de Alimentación y Bebidas (FIAB); la Fundación CENER-CIEMAT, centro especializado en energía renovables de Navarra; APESA, asociación para el medio ambiente y la seguridad en Aquitania; CRT CATAR, centro de transferencia de recursos agrícolas de Toulouse (Francia) y CVR RESIDUOS, centro técnico de valorización de residuos de Guimarães (Portugal).
Una de las experiencias piloto del proyecto VALUE se ha centrado en la extracción de fibras y compuestos antioxidantes. Industrias de Extremadura, Murcia y La Rioja aportaron para su análisis subproductos de tomate, brócoli, coliflor, cardo, alcachofa, zanahoria y champiñón.
Se trataba de extraer de ellos fibra alimentaria neutra en color y sabor, y con buenas propiedades tecnológicas para su uso alimentario, como la capacidad de retención de agua y de aceite. Junto a la fibra dietética, se obtuvo un extracto crudo compuesto por polifenoles y carotenoides, antioxidantes naturales con potenciales aplicaciones en alimentación, cosmética y farmacia.
Para la obtención de fibra neutra en color y sabor, el cardo y la alcachofa fueron la mejor opción. El tomate presentaba un nivel demasiado alto en carotenoides, mientras que la coliflor y el brócoli tenían el inconveniente de los componentes azufrados que le dan su aroma característico cuando se cuece. La zanahoria, fuente importante de carotenoides, presentaba un contenido bajo en fibra.
Finalmente, se seleccionó el subproducto del procesado del cardo. Aunque su componente mayoritario es el agua, este vegetal tiene un gran contenido en fibra dietética. Durante su limpieza se eliminan las hojas externas de la planta (hasta un 75% de la materia prima), que pueden ser una muy buena fuente de fibra. La fibra obtenida de este subproducto podría incluirse como ingrediente en alimentos como panes, cereales, barritas de cereales, galletas, bollería, pastas, yogures y derivados lácteos, salsas, productos dietéticos en polvo o suplementos dietéticos, entre otros.
En la segunda fase de la experiencia piloto se realizaron pruebas combinando distintos procesos de extracción y secado, para comparar rendimientos, eficiencia y calidad. Los resultados indican que una combinación de extracción asistida por ultrasonidos (UAE) con el secado por aire forzado a 65ºC podría ser la mejor combinación.
Para completar la experiencia piloto, la fibra de cardo obtenida se empleó en productos de panadería y salsas, como agente texturizante o aporte de fibra dietética. Igualmente, el extracto de polifenoles obtenido como co-producto fue incorporado en diversos productos de cosmética. Ambos usos han despertado gran interés, tanto entre las empresas generadoras de subproductos como en las futuras usuarias de este nuevo ingrediente.
La Directiva 2006/12/CE establece la obligación a los Estados Miembros de fomento de la reducción de residuos mediante, entre otros, valorización de los residuos por reciclado, nuevo uso, recuperación u otra acción destinada a obtener materias primas secundarias, o también la utilización de residuos como fuente de energía. Posteriormente la Directiva 2008/98/CE ya incluye la definición de subproducto.
Extracto del artículo "De subproductos a materias primas para la elaboración de nuevos alimentos: Generación y Valorización de subproductos vegetales en la región SUDOE”. Autores: Rafael López y Almudena Gómez(AIDIA-CITA, La Rioja); Aintzane Esturo, Clara Talens, Carlos Bald e Itziar Tueros (AZTI-Tecnalia, País Vasco), y Christine Raynaud (CRT-CATAR, Francia).
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