Poca emoción y muchas ‘curvas’ cuando ellas triunfan en los deportes

La pasión con la que los periodistas describen los logros de los deportistas no es la misma si la protagonista es una mujer. Así lo revela un estudio realizado en varias televisiones estadounidenses. A la escasa presencia de la mujer en las informaciones deportivas hay que sumarle la sexualización de su cuerpo. ¿Cambiaría la situación si hubiera más mujeres dirigiendo los medios? Periodistas, expertas y una medallista olímpica analizan en Sinc el sexismo deportivo en los medios.

Poca emoción y muchas ‘curvas’ cuando ellas triunfan en los deportes
Garbiñe Muguruza en acción contra la serbia Aleksandra Krunic en Brisbane, el 2 de enero de 2018. La jugadora hispano-venezolana se quejó en la revista Vogue del trato sexista de los medios: "cuando se habla de mujer y deporte todo se reduce a ver si es bonita o no", declaraba. Imagen: EFE

Cuando hace unos meses Garbiñe Muguruza se convirtió en la número uno del tenis mundial, su hazaña apareció en todos los medios. Junto a la información estrictamente deportiva había titulares como: “Garbiñe Muguruza: cómo conseguir las piernas perfectas del tenis español”.

Numerosas investigaciones han analizado las diferencias en la información deportiva cuando el protagonista es un hombre o una mujer. Una de las más recientes, publicada en la revista Gender & Society, sostiene que los enfoques abiertamente sexistas no son tan habituales como hace unas décadas.

Si en 1999 era común que periodistas deportivos de la televisión de EE UU no escatimaran en piropos hacia la tenista rusa Anna Kournikova, en 2014 los méritos de las deportistas se describían con un lenguaje frío y soso.

Los autores analizaron veinticinco años de información deportiva de los canales de televisión estadounidenses KCBS, KNBC, KABC y del programa SportsCenter del canal ESPN en seis momentos: 1989, 1993, 1999, 2004, 2009 y 2014.

“Precioso” o “asombroso” son adjetivos comunes al describir logros deportivos masculinos, pero no los femeninos

Sus análisis revelan que el tratamiento de la mujer en estos espacios ha vivido tres etapas: de 1989 hasta 1999, abiertamente sexista; de 1999 hasta 2009, enfatizando su papel de esposa, novia y madre; y de 2009 a 2014, con un tratamiento deslucido de la deportista.

Los datos de 2014 muestran que adjetivos como “perfecto”, “precioso” o “asombroso” eran comunes cuando los comentaristas describían hazañas deportivas masculinas, pero brillaban por su ausencia cuando se referían a logros de mujeres. En esos casos, según el estudio, se limitaban a describir los hechos con expresiones asépticas como “buen baloncesto”, “ha ganado fácilmente” o “hizo su trabajo”.

Junto a estos calificativos neutros, el tiempo dedicado a la información deportiva femenina fue muy inferior (del 3%) y los recursos técnicos utilizados, menos ricos que en el caso masculino, sin apenas entrevistas y con planos en los que aparecen muy poco las deportistas en acción. Abundan aquellos en los que hablan con otras compañeras o se abrazan si han ganado en equipo.

Los autores han definido este tratamiento como “sexismo de género insulso” (gender bland sexism en inglés) y lo consideran otra forma de sexismo mucho más sutil y difícil de detectar.

Un negocio millonario

“Existe una gran discriminación entre el hombre y la mujer en la información deportiva”, asegura a Sinc Elsa González, presidenta de la Federación de Asociaciones de Periodistas de España (FAPE). A su juicio, esta desigualdad se debe a que los deportes de masas son masculinos y los medios se vuelven permeables a los gustos y el interés de la sociedad.

Lidia Valentín, campeona del mundo de halterofilia en la categoría de hasta 75 kilos, hace su clásico gesto del corazón con las manos durante el campeonato mundial en Anaheim (Estados Unidos) el 3 de diciembre de 2017. Levantó un total de 258 kilos. Imagen: EFE

A esto se suma el negocio millonario de algunas competiciones, en su gran mayoría, masculinas. Según un artículo publicado en Forbes, en 2014 el mercado deportivo tenía un valor de unos 55.500 millones de euros y superará los 61.000 millones en 2019.

“Ellas hacen deporte igual que ellos, pero no pretendamos que sean tan rápidas o fuertes como el más rápido o el más fuerte”, dice la periodista Cristina Gallo

Cristina Gallo lleva dos décadas dedicada al periodismo deportivo. Ha trabajado para las principales emisoras de radio y ha cubierto varios Juegos Olímpicos, Campeonatos del Mundo y Europeos de diferentes especialidades. La periodista recuerda que desde los inicios se ha visto a las mujeres que se atrevían con el deporte como un caso aislado, una nota de color que era noticiable por lo novedoso.

“Todavía tenemos que escuchar que solo dan la información del ganador masculino de la carrera porque es el primero que ha cruzado la meta”, cuenta a Sinc Gallo, que es vicepresidenta de la Asociación para Mujeres en el Deporte Profesional (AMDP). “Seguimos sin entender que ellas hacen deporte, igual que ellos, pero no podemos pretender que sean tan rápidas o tan fuertes como el más rápido o el más fuerte de ellos”, puntualiza.

El sexo vende

Una de las deportistas más brillantes del deporte español es Ona Carbonell, con 42 medallas de oro, 26 de plata y 24 de bronce en natación sincronizada. En el caso de su especialidad, mayoritariamente femenina, la discriminación es en sentido contrario, es decir, hacia los pocos hombres que lo practican. “Hay que luchar para que la sincronizada masculina dé un cambio y pueda llegar a equipararse con la femenina”, plantea Carbonell a Sinc.

En un deporte tan vistoso como el suyo, que se practica en bañador y con llamativos maquillajes como complemento a una puesta en escena espectacular, resulta inevitable mostrar la silueta femenina en todo su esplendor.

“El sexo es verdad que vende y mucho. En nuestro caso, un deporte muy artístico y muy femenino, es posible que alguna vez, más que por el resultado, hayan escogido alguna foto que vendía más por verse el cuerpo de la mujer”, afirma la nadadora. No obstante, Carbonell recalca que no ha vivido ninguna experiencia “exagerada” de este tipo.

Ona Carbonell (izquierda) y Paula Ramírez en la final de dúo libre del Mundial de Natación en Budapest (Hungría) en 2017. Imagen: EFE

Otro deporte en el que el cuerpo de la mujer centra todas las miradas es el vóley playa. Un equipo de investigadoras estudió los planos de cámaras emitidos en seis partidos femeninos de los Juegos Olímpicos de Atenas (2004). El 20% se centraban en el pecho y el 17%, en las nalgas.

En Atenas 2004, durante los partidos de vóley playa femenino, el 20% de los planos emitidos se centraron en el pecho y el 17% en las nalgas

“Los espectadores vieron más las nalgas de las jugadoras que las de los jugadores y más ángulos centrados en los cuerpos de las deportistas respecto a los hombres”, compara Kim Bisell, directora del Instituto de Comunicación y Ciencias de la Información de la Universidad de Alabama (EE UU) y autora principal del trabajo, publicado en Journal of Promotion Management.

Esta sexualización de las deportistas tiene que ver con que a veces realicen sesiones fotográficas cargadas de erotismo al estilo de las modelos profesionales. Un equipo de investigadoras preguntó a 36 atletas de élite cómo preferían verse retratadas. La opción mayoritaria fue aquella que mostrara su habilidad dentro de la pista, aunque un 47% eligió el erotismo fuera de la cancha para aumentar el interés.

“Los medios de comunicación y la publicidad siguen utilizando a las mujeres como objetos y las deportistas no son una excepción”, denuncia la vicepresidenta de la AMDP.

Pocas mujeres en los medios deportivos

¿Cambiaría la situación si hubiera más presencia femenina en las redacciones y puestos de dirección de los programas de deportes? Datos de 2014 y 2015 de medios deportivos estadounidenses muestran que los hombres copan la plantilla. Eran varones el 90,1% de los editores, el 90,2% de sus asistentes, el 87,6% de los columnistas, el 87,4% de los reporteros, el 80,8% de los correctores y diseñadores y el 95% de los presentadores, copresentadores y analistas.

“Paulatinamente las mujeres se van incorporando, pero a un ritmo lento. El perfil del informador de deportes sigue siendo masculino”, confirma la presidenta de la FAPE.

En 2013, un estudio en el que se entrevistaron a directores de deportes de 160 emisoras de radio de EE UU concluyó que estos veían el deporte de mujeres como poco valioso para su audiencia y tomaban decisiones que reforzaban esta visión. Según sus datos, la mayoría de los oyentes eran hombres blancos de entre 21 y 40 años.

La investigación, publicada en International Journal of Sport Communication, reveló que apenas existían mujeres en estos puestos de dirección y liderazgo. Según los autores, con más presencia femenina en los puestos de poder de los medios, el tratamiento de las mujeres en los deportes sería distinto.

Dos factores frenan el cambio: apenas hay mujeres en la dirección de los medios, y los deportes masculinos generan más intereses económicos

“Si hubiera más mujeres en el periodismo deportivo, sobre todo en los roles de toma de decisiones, ayudaría. La investigación muestra que es más probable que adopten diversidad en las fuentes y en el contenido, pero debe haber una masa crítica”, señala Marie Hardin, decana de la facultad de Comunicación Donald P. Bellisario de la Universidad Estatal de Pensilvania (EEUU) y autora principal del estudio.

A las niñas les faltan referentes

En opinión de las periodistas González y Gallo, más presencia femenina en la cúpula mediática deportiva ayudaría, pero no bastaría para acabar con la infrarrepresentación de la mujer en este tipo de información.

“La cuestión económica es esencial y los deportes masculinos están mucho más comercializados y arrastran masas de seguidores”, aduce la presidenta de la FAPE, que pide un compromiso de los medios, sobre todo públicos, para incrementar progresivamente este tipo de información.

Las jugadoras de la selección española de baloncesto, campeonas de Europa, celebran su victoria frente a Francia el 25 de junio de 2017 en Praga. Imagen: EFE

Que la audiencia de estos espacios siga siendo mayoritariamente masculina responde, según Gallo, a que durante un siglo solo se ha informado de deporte masculino. La periodista propone cambiarlo. “Se perderá audiencia a corto plazo pero se ganará en el medio plazo porque llegará un nuevo público que ahora no consume información deportiva porque no se ve reflejado en ella, como son las mujeres”, alega.

Las expertas alertan de que si las deportistas apenas aparecen en los medios es muy difícil que las niñas tengan referentes femeninos en los que fijarse para animarse a practicar deporte, de forma amateur o profesional.

“Llevamos décadas perdiendo talentos por no tener referentes que guiasen sus caminos, por no ver futuro en el deporte o recibir comentarios machistas que las alejaban de las canchas”, se lamenta Gallo. En los patios de los colegios entrenan, sin saberlo, las Muguruza, Belmonte y Marín del futuro. Los medios pueden despertarles esa pasión que las llevará al pódium.

Fuente: SINC
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