En España 5.000 personas enferman al año de leucemia. Para algunas, la única posibilidad de curación es un trasplante de médula ósea, sangre periférica o de cordón umbilical. Solo uno de cada cuatro pacientes dispone de un familiar compatible, el resto ha de recurrir a un donante anónimo, que se rastrea gracias a un registro público y mundial.
Si uno desarrolla una enfermedad hematológica y necesita el trasplante de células madre de un donante, tiene menos de un 30% de posibilidades de encontrar un familiar compatible. La opción más viable es buscarlo fuera de casa.
Existe toda una serie de medidas públicas destinadas a reclutar donantes por todo el mundo: hay más de 19 millones de voluntarios en todo el planeta, entre ellos más de 93.000 españoles y 47.000 madres que han donado la sangre del cordón umbilical de su hijo.
La Fundación Josep Carreras gestiona desde el año 1991 el Registro Español de Donantes de Médula Ósea (REDMO), a través de un acuerdo con el Sistema Nacional de Salud. Hasta el momento de su creación, los pacientes españoles no podían acceder a los registros internacionales de donantes.
Según explica a SINC Enric Carreras, director de REDMO, ahora “tenemos un sistema de donación de tejidos que funciona desde hace muchos años, caracterizado por el altruismo de los donantes”.
El objetivo de REDMO es “conseguir que ningún candidato a trasplante se quede sin esta posibilidad de curación por no disponer de donante compatible en la familia”. A día de hoy, esta iniciativa ha proporcionado un donante compatible a más de 6.000 pacientes.
“Se les llama donantes de médula ósea pero ese nombre es anacrónico. Ahora casi nunca se extrae la médula, sino que el procedimiento es mucho menos invasivo, se utilizan las células progenitoras hematopoyéticas circulantes”, explica a SINC Luz Barbolla García, directora Gerente del Centro de Transfusión de la Comunidad de Madrid.
La mayoría de pacientes con leucemia y otras enfermedades de la sangre requieren de un trasplante de estos progenitores hematopoyéticos, células madre que se pueden obtener de tres fuentes: el cordón umbilical, la médula ósea y la sangre periférica. Durante 2011 se practicaron en España y152 trasplantes de sangre de cordón, 96 de médula ósea y 228 de sangre periférica.
“Estamos bien de cordones pero hacen faltan más médulas”
Quien quiera donar médula no tiene más que acercarse a cualquier centro de referencia de de su comunicad autónoma donde se le extraerán unos pocos mililitros de sangre, “como un análisis normal”, indica Barbolla. Tras analizarla, los datos, siempre bajo la más estricta confidencialidad, son almacenados en las bases de REDMO, donde quedan a la espera para cualquiera que los necesite.
Cuando un paciente español necesita un donante, se pone en marcha toda la maquinaria para rastrear candidatos. “Las posibilidades de que te llamen como donante son muy bajas porque es muy difícil ser compatible”, comenta Barbolla. Aproximadamente, de una entre 40.000. “Quizá no te llamen nunca –dice Carreras–, y aun así, los donantes tienen que saber bien para qué se han ofrecido y estar dispuestos a donar su médula a cualquier persona”.
Si el donante aparece, se le repiten los análisis y se procede a la extracción de las células madre, bien sea de la médula –mediante punción de las crestas ilíacas–, o de sangre periférica. En este último caso, que es el mayoritario, se administran unos fármacos llamados factores de crecimiento para movilizar las células progenitoras y se extraen de la circulación mediante una técnica llamada citoaféresis.
La donación siempre es altruista y anónima. La edad media del donante de médula en España es de 43 años, pero hay especial interés en sensibilizar a la población joven. “Se puede ser donante desde los 18 años y hemos comprobado que el más efectivo es la persona de menos de 35 años”, señala Barbolla. “Estamos bien de cordones, pero hacen falta más médulas”, advierte.
Según datos de la Fundación Josep Carreras, en términos comparativos España no ocupa aún un lugar acorde con su nivel de desarrollo en número de donantes de médula. Respecto a las comunidades autónomas, Navarra es la que tiene más donantes (885 por cada 100.000 habitantes) y Melilla la que menos (56 por 100.000 habitantes).
Por el contrario, España es el cuarto país del mundo en unidades de sangre de cordón almacenadas, por detrás de Taiwán, Chipre y Bélgica, y por delante de EE UU.
Donar cordón es inocuo para el bebé y la madre
“El Plan Nacional de Cordón, activado en 2008, contempla que hay que llegar a las 60.000 unidades almacenadas para que la probabilidad de que un español encuentre un cordón compatible quede cubierta”, afirma Barbolla. El esfuerzo que han hecho las comunidades autónomas se ve reflejado en las 52.377 unidades que a fecha de 2011 estaban registradas en REDMO.
“Pero este dato es puramente teórico –apunta Barbolla–. Si una persona de Cáceres enferma, tendrá más posibilidades de encontrar un cordón compatible que un ciudadano subsahariano que acaba de llegar, ya que aquí hay más partos de mujeres cacereñas que del Sáhara”. La recogida de cordones ha de ser heterogénea para que represente a toda la población, por lo que se tiene que modificar en función de la realidad de cada zona.
Para ser donante de cordón hace falta el consentimiento informado de la madre y acudir a una maternidad adecuada para la donación. No representa ningún riesgo ni para ella ni para el bebé. Del cordón se guarda toda la sangre que se pueda extraer y un trozo del mismo.
En el laboratorio se analiza que no haya ninguna contaminación y se separan las células que interesan. “Solo guardamos la capa leucoplaquetaria, que es donde están las células madre”, señala la experta. “Los datos se envían a REDMO y las células se congelan a una temperatura de -186 ºC”.
El factor determinante para que un cordón sea apto es el número de células. “Nunca congelamos una unidad que no tenga suficientes células para servirle a un adulto ya que de ello depende el éxito de un trasplante”, indica Barbolla. “En teoría las unidades de cordón se guardan hasta 10 años pero como los criterios locales y temporales pueden ir variando, todavía nadie ha tirado ninguna unidad”, aclara.
Sobre la polémica creada en torno a los bancos privados de cordón, los expertos opinan que sigue teniendo poco sentido guardarlo para el propio niño. El relativo éxito de los bancos privados radica en la percepción por parte de los padres de obtener una especie de póliza de seguro biológico por si el día de mañana su hijo necesita un trasplante de sus propias células madre. “Pero las posibilidades de usarlo a lo largo de la vida son inferiores a una entre 20.000 y la posibilidad de que sea útil para un familiar también es extremadamente remota”, concluye Carreras.
En 2006 se legisló en España todo lo referente a la donación de células y tejidos y a la libertad de elección por parte de los padres entre los bancos públicos y los privados. Esta medida también estableció los requisitos de calidad que deben cumplir y un marco legal distinto al de otros países europeos: las unidades de sangre de cordón guardadas en España han de estar registradas para su posible uso público. Esto obliga a las entidades privadas a tener sus almacenes en países como Inglaterra, Holanda o EEUU y ofrecer sus servicios por unos 2.000€.
Las cifras hablan por sí solas. Desde el primer trasplante de sangre de cordón, en 1989, los bancos públicos de todo el mundo han recogido unas 400.000 unidades y 14.000 se han usado para trasplantes alogénicos (destinados a otra persona). Los bancos privados tienen guardadas 900.000 para uso personal y solo se han usado 100. Pese a estos números, el doctor Carreras asegura que “la aparición de los bancos privados no ha supuesto una merma en la recogida de unidades por los bancos públicos”.
Instituciones del calibre de la Unión Europea y la Asociación Mundial de Donantes de Médula Ósea instan a los gobiernos a promover los bancos públicos y a asegurarse de que los padres reciban una correcta y veraz información para que ejerzan su pleno derecho a decidir cuál es el futuro de la sangre de cordón umbilical de su hijo.
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Hoy en día todavía no se conocen todas las aplicaciones que podrían llegar a tener las células del cordón umbilical. Para Marta Torrabadella, hematóloga del Banc de Sang iTeixits de Catalunya, “la investigación es fundamental y es muy importante que los bancos destinen unidades a proyectos que nos ayuden a conocer posibles aplicaciones futuras”, explica en la web de la Fundación Carreras.
Los bancos privados anuncian la posibilidad de usar las células madre almacenadas en terapias regenerativas, pero los estudios que se están llevando a cabo en todo el mundo aún están en pañales.
En el caso hipotético de que se llegaran a instaurar este tipo de estrategias, se requeriría de unas normas muy estrictas y aprobadas internacionalmente para la recolección, mantenimiento y uso de estas células. Normas que hoy en día aún no existen y por lo tanto no se aplican.