La Organización Mundial de la Salud ha presentado hoy su hoja de ruta para coordinar la respuesta internacional frente al brote de ébola en África Occidental. Según el recuento oficial, el virus ya ha afectado a 3.096 personas de las que 1.552 han fallecido.
Trabajadores de salud liberianos se preparan para recoger el cuerpo de una víctima del ébola del área de espera de un hospital en Monrovia. / Efe
La epidemia del virus del Ébola no da tregua ni siquiera a los especialistas que tratan de controlarla. Según la Organización Mundial de la Salud, hasta ahora más de 240 trabajadores de la salud han desarrollado la enfermedad en Guinea, Liberia, Nigeria y Sierra Leona, y más de 120 han muerto.
Residentes de West Point esperan a que les sean entregados alimentos como parte de un plan de cuarentena.
Investigadores de EE UU han logrado descifrar cómo el ébola bloquea y desactiva la respuesta inmunitaria natural del organismo, una clave de su poderosa virulencia. Entender el mecanismo puede resultar crucial en el desarrollo de nuevos tratamientos para la enfermedad.
El fexinidazol, un compuesto químico caído en desuso en la década de 1980, se puede convertir en un aliado vital para la lucha contra la enfermedad de Chagas. Su eficacia y seguridad se estudiarán en un nuevo ensayo con 140 pacientes bolivianos, que ha sido presentado en el 13º Congreso Internacional de Parasitología (ICOPA, por sus siglas en inglés) que se desarrolla hasta el 14 de agosto en la Ciudad de México.
Enfermeros liberianos a punto de trasladar los cuerpos de dos víctimas del ébola para su entierro en la comunidad de Banjor, a las afueras de Monrovia (Liberia), el pasado 6 de agosto. / AHMED JALLANZO, EFE
La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha celebrado una reunión con especialistas en ética médica para valorar si es adecuado usar el fármaco experimental ZMapp, nunca antes probado en humanos, contra la epidemia de ébola. Su respuesta es “sí”, siempre que se respeten criterios de transparencia, dignidad y consentimiento informado.
Fotografía de archivo de Miguel Pajares en Liberia. / Efe