El nuevo estudio confirma que la mandíbula encontrada en Taiwán perteneció a un denisovano macho. Se trata de la primera confirmación molecular de un fósil de estos homínidos fuera de Siberia y la meseta tibetana, de los que hay muy pocos restos.
Desde que se descubrieron en 2010, poco se sabe de los denisovanos, unos homínidos que convivieron con los neandertales y los humanos modernos hasta hace unos 40 000 años.
Apenas hay restos de esta especie, pero ahora, un estudio de la Universidad de Copenhague (Dinamarca) revela que una mandíbula fósil encontrada en Taiwán pertenece a estos homínidos tan escurridizos. Los detalles se publican en la revista Science.
Este hallazgo es la primera confirmación genética de que los denisovanos vivieron fuera de Siberia y la meseta tibetana y que, por tanto, habitaron en climas fríos y cálidos.
A diferencia de otras especies humanas, los denisovanos se descubrieron a partir del análisis de su ADN, y no solo de sus restos, porque estos eran demasiados escasos. El primero que se encontró, tan solo una falange, fue en la cueva de Denisova, en Siberia.
Takumi Tsutaya, investigador de la Universidad de Copenhague y primer autor del trabajo, explica a SINC que, hasta ahora, los fósiles de denisovanos identificados molecularmente solo se habían encontrado en el norte de Asia.
“Los estudios genómicos sugerían que los principales eventos de flujo genético de los denisovanos a los humanos modernos se produjeron en el sudeste asiático y posiblemente en Oceanía, pero los fósiles identificados molecularmente solo se habían encontrado en Siberia y la meseta tibetana”, señala.
La mandíbula fósil que se describe en el nuevo trabajo se encontró en el canal de Penghu, frente a Taiwán, y fue recuperada junto a varios fósiles de animales mediante pesca comercial de dragado del fondo marino. Esta zona formó parte del continente asiático durante los niveles más bajos del mar en el Pleistoceno.
Para averiguar su origen, los investigadores hicieron un estudio proteómico. Según explica Tsutaya, extrajeron proteínas del hueso y del esmalte dental del fósil, y pudieron recuperar más de 4 200 residuos de aminoácidos, los componentes básicos de las proteínas.
Con el análisis, identificamos dos variantes de aminoácidos específicas de los denisovanos
“Dado que las proteínas se traducen a partir del ADN, también son portadoras de información genética. Con el análisis, identificamos dos variantes de aminoácidos que son específicas de los denisovanos”, indica el investigador.
Según los autores, estas variantes son raras en las poblaciones humanas modernas, pero su frecuencia es mayor en las regiones asociadas a la genética denisovana. También identificaron que se trataba de la mandíbula de un macho.
“Este hallazgo constituye una prueba directa de que los denisovanos habitaron también la parte cálida y húmeda del sureste de Asia”, añade Tsutaya.
El equipo investigador también hizo un análisis morfológico de la mandíbula y observaron que tenía una estructura robusta y con molares grandes, rasgos que coinciden con los observados en los restos de denisovano del Tíbet. Esto que sugiere que estos rasgos eran característicos del linaje y quizás específicos del sexo, según los autores.
El descubrimiento arroja algo más de luz sobre estos homínidos, pero el misterio sigue abierto. “En la actualidad, apenas hay diez restos confirmados de los denisovanos. Sin embargo, creo que hay muchos fósiles que pueden incluirse en sentido amplio, especialmente de China, cuya información genética aún no se ha examinado”, opina Tsutaya.
Referencia:
Takumi Tsutaya et al. “A male Denisovan mandible from Pleistocene Taiwan”. Science (2025).