Investigadores del Instituto de Agroquímica y Tecnología de los Alimentos han utilizado la luz del Sincrotrón ALBA para desarrollar nuevos sistemas de empaquetado con biopolímeros, una solución ecológica para la industria alimentaria. En concreto, han comprobado que la microalga espirulina es una alternativa prometedora para reemplazar parte del almidón de maíz de algunos biopolímeros.
Una investigación de la Universidad Rovira i Virgili de Tarragona indica que el consumo de fruta modula la funcionalidad del organismo de manera diferente si se come en la época del año que corresponde o fuera de temporada. Por ejemplo, el equipo ha demostrado en ratas que comer cerezas puede alterar el reloj molecular del tejido adiposo si no se hace en su estación.
La miel es uno de los productos más susceptibles de manipular y, desde hace años, la Comisión Europea viene fomentando el desarrollo de métodos analíticos rápidos que ayuden a diferenciar un producto puro de otro adulterado. Ahora investigadores de la Universidad Politécnica de Valencia han desarrollado una lengua electrónica capaz de discriminar mieles adulteradas de forma sencilla, rápida y barata.
Un estudio de la Universidad Politécnica de Valencia indica que los compuestos antioxidantes del tomate frito se combinan mejor con las cepas probióticas que los del tomate crudo, ya que evitan que pierdan sus propiedades protectoras del intestino durante la digestión.
Un consorcio de investigación, del que forman parte la Universidad Politécnica de Madrid, propone una nueva metodología para evaluar y controlar la calidad de los productos agroalimetarios y de los biocombustibles. Un innovador espectrómetro portátil basado en tecnología infrarroja está detrás del avance.
Investigadores de AINIA Centro Tecnológico han desarrollado una plataforma para gestionar de manera conjunta la información de materias primas, productos y proveedores de las empresas de alimentación. Su nombre, ProductSphera, un sistema que mejora la eficiencia en la gestión de procesos productivos hasta en un 80%.
La cantidad de agua necesaria para producir los alimentos que tiramos a la basura, tanto los que sobran en el plato como los que se estropean sin consumir, ronda los 131 litros por persona y día, el equivalente a una bañera llena hasta arriba. Así lo han estimado investigadores de la Universidad Politécnica de Madrid tras analizar el consumo alimentario realizado en los hogares españoles durante un año.
Investigadores de AINIA centro tecnológico y una empresa multinacional han presentado prototipos de envases que prolongan, e incluso llegan a doblar, la vida útil de salsas, purés, mermeladas, conservas y otros alimentos. Están fabricados con copoliamidas avanzadas, un tipo de plástico polimérico.
Investigadores del centro tecnológico AINIA y otros socios europeos han desarrollado una plataforma para mejorar la experiencia de compra en los puntos de venta de alimentos. Está compuesta por una base de datos de más de 10.000 productos, un sistema de inteligencia artificial para ajustar productos y perfiles de los consumidores, una aplicación para interactuar con ellos y un sistema de posicionamiento para ubicar al comprador en el supermercado.
Investigadores de la Universidad de Extremadura han desarrollado una metodología que permite conocer las propiedades de los jamones y lomos enteros mediante imágenes de resonancia magnética, la misma técnica no invasiva que se usa en medicina. El método ya se ha puesto a disposición de la industria cárnica.