Jesús Martínez Frías es Doctor en Ciencias Geológicas y experto en meteoritos y geología planetaria. Es Investigador Científico del Centro de Astrobiología (CSIC-INTA), asociado al NASA Astrobiology Institute. Fue primer director del Laboratorio de Geología Planetaria del CAB y actualmente co-dirige la Unidad Asociada CSIC/UVA de Espectroscopía Raman e IR aplicada a Cosmogeoquímica y Astrobiología. Además, es Profesor “Ad Honorem” de Geoquímica Planetaria de la Universidad Politécnica de Madrid. Ha participado y dirigido más de 35 proyectos de investigación y varias campañas científicas. Es autor y editor de 6 libros, cuenta con más de 200 publicaciones en revistas científicas y ha impartido más de un centenar de conferencias invitadas en España, Francia, Portugal, Alemania, Austria, Canadá, México y EEUU.
Un informe de la Agencia Europea de Medio Ambiente (EEA, por sus siglas en inglés) ha dado a conocer hoy que la Unión Europea y todos los estados miembros salvo uno están en vías de cumplir sus compromisos del Protocolo de Kyoto para limitar y reducir los gases de efecto invernadero (GEI).
Las migraciones de los seres humanos primitivos desde África hacia otros continentes fueron facilitadas por cambios climáticos que convirtieron el Sáhara en una región mucho más húmeda que en la actualidad, según un nuevo estudio a cargo de científicos neerlandeses y alemanes. El trabajo, publicado en la edición digital de Proceedings of the National Academy of Sciences (PNAS), también sugiere que dichos cambios se debieron a alteraciones en la intensidad de una importante corriente que recorre el Océano Atlántico.
Un factor clave en el clima sahariano (en la imagen, desierto del Sahara) es un importante sistema de corrientes denominado Circulación Meridional de Retorno del Atlántico (AMOC)
La Universidad de Zaragoza apuesta de forma decidida por el medio ambiente, como demuestra el dinamismo con que trabaja el Instituto Universitario de Ciencias Ambientales (IUCA), desde su creación hace apenas un año. El IUCA, que agrupa a 150 investigadores de la Universidad de Zaragoza, agrupados en torno a 19 grupos de investigación, se
proyecta como un organismo multidisciplinar al servicio de una sociedad y un
planeta más sostenible.
Esta semana se ha celebrado en Barcelona la última ronda de negociaciones antes de la Cumbre del Clima de Copenhague (Dinamarca), en la que se decidirá el acuerdo que sustituirá al Protocolo de Kyoto. España lo ha dejado claro: su lucha contra el cambio climático será a través de las energías renovables acompañado de un cambio hacia la economía verde. Pero, ¿conseguirá reducir las emisiones de CO2 contaminantes?
El 4 de mayo de 1700 el pueblo de Salamanca hacía rogativas a la Virgen de la Vega para pedir lluvia. Este dato, que en apariencia apenas alcanza la categoría de anécdota histórica, puede ser parte de una línea de investigación climática casi inexplorada: los archivos históricos. Miguel Ángel Fuertes, científico del Departamento de Geología de la Universidad de Salamanca, ha seguido esta pista en las actas capiturales del cabildo de la Catedral de Salamanca, un testigo fiel de todo tipo de incidencias, también meteorológicas.
Investigadores de la Universidad Politécnica de Valencia (UPV) están desarrollando en el Campus de Gandia diversas líneas de trabajo relacionadas con la conservación del agua de los ríos y los hábitats de ribera, así como para recuperar sus valores naturales y culturales. Entre estos investigadores se encuentran Virginia Garófano Gómez y Francisco Martínez Capel, ambos miembros del Instituto de Investigación para la Gestión Integrada de Zonas Costeras de la UPV (IGIC), con sede en el Campus de Gandia y Félix Francés, del Instituto de la Gestión del Agua y el Medio Ambiente de la UPV (IIAMA).
Los resultados principales de este trabajo llevado a cabo por el grupo de investigación en Salud Pública y Ecotoxicología “ToxAmb” de la Universidad Rey Juan Carlos (URJC) muestran la presencia de 55 medicamentos y 3 metabolitos de los principales grupos terapéuticos en los ríos más importantes de la Comunidad de Madrid y en el agua potable de las principales zonas de abastecimiento de la región. Se trata de los llamados “contaminantes emergentes”.
Investigadores estadounidenses han estudiado la capa de hielo que queda en la cumbre de la montaña del Kilimanjaro (Tanzania) y han concluido que podría desaparecer en dos décadas o antes. La principal causa de su desaparición podría ser el aumento de las temperaturas en todo el planeta, según afirman los científicos en el último número de Proceedings of the National Academy of Sciences (PNAS).