Aunque los océanos son uno de los ecosistemas que más sufren los efectos del cambio climático con un aumento del 30% de la acidificación en el último siglo por el aumento de las temperaturas, en la COP 16 no hay lugar para negociaciones sobre su conservación y gestión. Los científicos presentes en la cumbre de México evidencian su vulnerabilidad con la esperanza de que, algún día, se sitúen al nivel de los bosques, cada vez más protegidos en acuerdos internacionales.