Hace más de 500 años, cuando llegaron los conquistadores españoles, la Península de Yucatán (México) no era un lugar muy distinto al que conocemos ahora. Allí donde 194 países se reunieron en la Cumbre del Clima, la civilización maya alcanzó la gloria, y la perdición. A dos años de cumplirse la profecía maya, y de culminar el Protocolo de Kioto en 2012, el cambio climático parece la señal de nuestro propio declive.
El consenso era probable, no imposible. Después de largas horas de negociaciones, todos los países, a excepción de Bolivia, han aprobado los Acuerdos de Cancún. No son jurídicamente vinculantes, pero quedan anclados en Naciones Unidas, que deberá velar por que se cumplan los compromisos. De camino a Durban (Sudáfrica), sede de la COP 17 donde se deberán dilucidar en 2011 muchas cuestiones pendientes sobre sostenibilidad y ecología, la ambición de no sobrepasar los 2ºC de aumento de la temperatura global entra en los anales de la historia.
A primera vista, el texto parece optimista y cumple con varias de las expectativas debatidas desde hace meses por los países. Sin embargo, no es más que un borrador. A lo largo de la noche –que se anuncia “muy larga”- sabremos si sale adelante o no. Por ahora, queda la parte más difícil: que cada país analice punto por punto las propuestas, y mueva ficha.
Momento en el que la presidenta de la COP 16 aprueba los Acuerdos de Cancún.
Los delegados de 193 países (a excepción de Bolivia que se queda al margen) rompieron en emocionados aplausos cuando la presidenta de la COP 16 dio el martillazo final.
La mañana ha transcurrido en silencio en Cancún (México). Cuando se pensaba que los países iban a trabajar desde primera hora de la mañana en un texto para llegar a un acuerdo a lo largo de la noche, el documento aún no aparece. Las próximas horas serán "vitales".
La gestión de los bosques es uno de los temas candentes en la Cumbre del Clima de Cancún. La capacidad de contribuir a la reducción de emisiones de gases de efecto invernadero a través de su conservación es el ejemplo más claro de lo que se quiere conseguir en Cancún. Pero según Constance McDermott, investigadora en gestión de bosques en la Universidad de Oxford (Reino Unido), entran en juego muchas cuestiones para que REDD tenga éxito. Sin la cuestión social resuelta, el tema de la financiación cae en saco roto.
La Reducción de Emisiones por la Deforestación y la Degradación forestal (REDD) es uno de los puntos fuertes de la negociación en la Cumbre del Clima de Cancún (México). A pesar de los notables avances, las comunidades indígenas, las más afectadas por la degradación y la tala de los bosques, y las emisiones de CO2, mantienen, paradójicamente, su oposición.
Un poco más de 24 horas es lo que queda para que 194 países se pongan de acuerdo en la lucha contra el cambio climático. Tras un año de reuniones y toma de decisiones llega el momento que todos esperaban. Pero la incertidumbre es aún el alma de la cumbre. Sin la mayoría de los jefes de Estado presentes en la cumbre, los países toman “tímidamente” posición, y se enfrentan a un posible fracaso, o al éxito.