El mundo tendrá que esperar meses, quizás años, para conocer el origen del coronavirus SARS-CoV-2. Así lo reconocieron este martes los científicos que formaron parte de la misión enviada por la Organización Mundial de la Salud (OMS) a Wuhan (China) para investigar de dónde proviene el virulento patógeno.
Un total de 13 países, entre los que se encuentra EE UU, han expresado su preocupación sobre este informe y han pedido más transparencia en las siguientes fases del estudio.
El grupo estaba formado por 17 expertos, que entre mediados de enero y febrero estuvieron en China. Visitaron el famoso mercado de Huanan, en Wuhan, granjas de animales que lo aprovisionaban y laboratorios y centros que almacenan información sobre la primera fase de la pandemia. El equipo fue completado por otros 17 científicos chinos que no participaron en la presentación del informe final, que se realizó este martes en la sede de la OMS, en Ginebra.
Las conclusiones se resumen en cuatro hipótesis. A la que se le da más credibilidad es que el nuevo coronavirus llegó al ser humano a través de uno o más animales que funcionaron como reservorio. Es decir, una especie intermediaria.
La probabilidad de que haya saltado directamente de la especie portadora al humano es menor, puesto que en ninguna de las más sospechosas se ha hayado hasta ahora un coronavirus igual o suficientemente parecido.
Por debajo está la hipótesis de que el virus se introdujo en la comunidad humana a través de un producto animal congelado, sea procedente de otra parte de China o del extranjero.
La última de todas, y la menos pobable según los científicos, es que el SARS-CoV-2 haya sido liberado accidentalmente o intencionalmente en un laboratorio; una especulación que ha alimentado varias teorías conspiratorias.
Tras la visita de las instalaciones de cuatro laboratorios en los que se comprobó que se respetan las medidas de bioseguridad, el copresidente de la misión, Peter Embarek, sostuvo que no hay evidencias firmes de que alguno de estos laboratorios podría haber estado involucrado en una fuga del virus.