El trabajo, realizado en ratones transgénicos, combina optogenética, registros neuronales y algoritmos de IA. Con los resultados, el equipo ha creado a una herramienta abierta a la comunidad científica y podría tener aplicaciones en enfermedades como el alzhéimer. Los resultados se han publicado en Science.
Nuestro cerebro no solo registra lo que vemos, sino que organiza esa información en estructuras geométricas complejas. Esta capacidad, esencial para orientarnos y recordar, se basa en la actividad coordinada de distintas poblaciones neuronales que construyen mapas mentales dinámicos y precisos.