La nueva mascarilla, desarrollada por científicos chinos, incorpora un pequeño sensor con aptámeros, moléculas sintéticas capaces de reconocer proteínas de los virus de la gripe y la covid-19. La señal se envía a los teléfonos mediante un transistor activado por iones.
La ciencia nació en Europa de la mano de un puñado de luminarias: Copérnico, Galileo, Descartes, Bacon y Newton, principalmente; y de allí se difundió a un planeta sumido en las tinieblas y la superstición. Este relato canónico está siendo disputado por historias menos eurocéntricas que reconocen las aportaciones de precolombinos, musulmanes, africanos, indios y chinos. Un ejemplo es la obra firmada por James Poskett.