Tras analizar muestras genéticas del Neolítico y de la Edad de Bronce, un equipo de científicos europeos demuestra que no se produjeron cambios relevantes en el genoma de individuos ibéricos entre ambos periodos. Según los expertos, estos análisis revelan que en aquel momento histórico la península ibérica recibió menos migración que el resto de Europa. El hallazgo explicaría la permanencia de lenguas preindoeuropeas como el euskera.
Gracias al descubrimiento de las propiedades del moco pegajoso de la babosa Arion subfuscus, un equipo de investigadores de la Universidad de Harvard ha creado un adhesivo superresistente y a la vez flexible que puede ser aplicado en tejidos biológicos. Su capacidad de adhesión, incluso en superficies húmedas, permite cerrar heridas tras la cirugía.
Científicos del Centro de Regulación Genómica han estudiado los genomas de más de 1.000 tumores y han identificado un proceso importante que genera mutaciones que provocan cáncer. La causa de muchas de las mutaciones en tumores humanos son los errores en el mecanismo de reparación del ADN o ‘corrector’. La luz del sol y el consumo de alcohol favorecen que estos errores ocurran, dando lugar a más mutaciones en las regiones esenciales del genoma.
Ciertos contaminantes químicos acumulados en el organismo humano, incluyendo plaguicidas y compuestos químicos industriales, están relacionados con un incremento del daño oxidativo en el tejido graso. Así concluye una investigación liderada por científicos españoles que, tras 10 años de seguimiento, observaron que tener una mayor exposición a dos plaguicidas organoclorados se asociaba con un mayor riesgo de síndrome metabólico.
En el yacimiento de la Puerto de la Cadena en Murcia, un equipo de 20 paleontólogos ha identificado la presencia más reciente de cocodrilos en la península ibérica, lo que apunta a que la temperatura era mayor en el Plioceno temprano. La presencia de jiráfidos o macacos confirma que la fauna africana permaneció en Europa al menos hasta hace 4,9 millones de años.
Las personas que se desplazan en bicicleta para ir a trabajar o a estudiar tienen menos riesgo de sufrir estrés que las que se mueven mediante otro medio de transporte, según un nuevo estudio de ISGlobal de Barcelona. La investigación señala que el diseño urbano debería adecuarse para potenciar el uso de este medio de transporte.