Tal vez los perros sean capaces de diferenciar el olor de orina, mientras que nosotros sabemos apreciar el aroma de un buen vino. Pero pese a lo que se cree, nuestro sentido del olfato es tan bueno como el de cualquier otro mamífero, ya que los humanos podemos discriminar en torno a un billón de olores diferentes, según un estudio de un neurocientífico estadounidense.
Al envejecer se pierde cierta capacidad de reconocer emociones negativas a través de la expresión facial. En el caso de las personas con alzhéimer, ese deterioro es mucho mayor. Un trabajo demuestra por primera vez que es posible rehabilitar esta capacidad a través de un programa que abre nuevas vías para mejorar la calidad de vida de las personas con demencia.
Un equipo del Instituto de Neurociencias de la Universidad de Barcelona ha participado en el diseño del primer gran mapa de redes de interacción de los receptores acoplados a la proteína G, conocida como GPCR, en humanos. Se trata del mayor grupo de proteínas de membrana que controla funciones esenciales de las células.
Una nueva investigación analiza el vínculo genético en el alzhéimer. Los resultados podrían suponer un avance en el pronóstico de esta patología a partir del análisis de datos biológicos de pacientes. El siguiente paso sería la aplicación clínica con el objetivo de predecir los síntomas de la enfermedad con mayor antelación.
Científicos españoles han analizado el funcionamiento de la proteína del cerebro relaxina-3, que puede inactivar las primeras neuronas dañadas por el alzhéimer. El trabajo revela que cuando este neuropéptido está sobreexpresado puede eliminar la memoria espacial.
Un equipo de investigadores del Imperial College de Londres ha estudiado en ratones una nueva terapia génica para tratar la enfermedad de Alzheimer desde sus inicios. Consiste en inocular directamente en el cerebro un virus portador de un gen que puede ralentizar la muerte de las neuronas.
Investigadores de Málaga y Granada han publicado en el International Journal of Neural Systems una nueva técnica para detectar la enfermedad de Alzheimer. Basado en conceptos de inteligencia artificial, el sistema puede aplicarse a otras patologías como el párkinson.
Predecir la enfermedad de Alzheimer es uno de los principales retos de la ciencia actual. Numerosos estudios han demostrado la utilidad de biomarcadores que dan pistas sobre su avance. Sin embargo, no todos son igual de efectivos en los pronósticos, según revela una investigación dirigida por la Universidad Complutense de Madrid.
Una investigación en ratones analiza el papel de la molécula ASS234 en la enfermedad de Alzheimer. Los resultados, publicados en Journal of Psychiatry and Neuroscience, muestran que dicha molécula bloquea la acumulación de una proteína tóxica y mejora los síntomas cognitivos de la enfermedad.