Parque Nacional de Las Tablas de Daimiel.
Naciones Unidas aprobó la semana pasada la Plataforma Intergubernamental Científica sobre Biodiversidad y Ecosistemas (IPBES, en sus siglas en inglés) que se convierte en un hito al cierre del Año Internacional de la Biodiversidad y al comienzo de la Década Internacional de la Biodiversidad en enero de 2011.
El IPBES catalizará la respuesta global a la pérdida de biodiversidad. En la imagen, una manada de elefantes en el Parque Nacional del Serengeti (Tanzania).
Aunque ahora se venden pequeños abetos de vivero, durante los años ’70 y ’80, el abeto español o pinsapo (Abies pinsapo), que sólo existe de forma natural en Andalucía, fue el árbol que cada navidad decoraba los hogares del sur de España. La tala de pequeños abetos en época navideña provocó la propagación a largo plazo de un hongo patógeno. Pero los incendios y los efectos del cambio climático también merman este árbol que, en la actualidad, está en peligro de extinción.
El ratón Peromyscus leucopus es el principal huésped de una bacteria, transmitida por garrapatas, que causa la enfermedad de Lyme.
Así lo confirma un equipo internacional de investigadores en un estudio publicado esta semana en la revista Nature. El trabajo revela una conexión crítica entre conservación y enfermedad: las pérdidas de especies en los ecosistemas provocan el aumento de agentes patógenos, organismos que causan enfermedades.
Investigadores de la organización Conservación Internacional (CI) demuestran en un nuevo estudio presentado en la Cumbre del Clima en Cancún (México) que los índices de extinción de las 2.500 especies más singulares de anfibios, aves y mamíferos, que habitan los bosques, podrían reducirse entre un 46 y un 80% en cinco años por la reducción, bien financiada, de emisiones por la deforestación y la degradación forestal.
A pesar de estar de moda como bien de consumo, sobre todo en otoño, algunas especies de hongos son vulnerables y están amenazados. Siguiendo las líneas europeas, un grupo de investigadores españoles presentó en 2007, de forma voluntaria, una Lista Roja preliminar Hispano-Lusa de hongos. Desde entonces la lista ha quedado en el olvido junto a los hongos, que siguen sin protección oficial para su conservación.