Aunque ahora se venden pequeños abetos de vivero, durante los años ’70 y ’80, el abeto español o pinsapo (Abies pinsapo), que sólo existe de forma natural en Andalucía, fue el árbol que cada navidad decoraba los hogares del sur de España. La tala de pequeños abetos en época navideña provocó la propagación a largo plazo de un hongo patógeno. Pero los incendios y los efectos del cambio climático también merman este árbol que, en la actualidad, está en peligro de extinción.
El ratón Peromyscus leucopus es el principal huésped de una bacteria, transmitida por garrapatas, que causa la enfermedad de Lyme.
Así lo confirma un equipo internacional de investigadores en un estudio publicado esta semana en la revista Nature. El trabajo revela una conexión crítica entre conservación y enfermedad: las pérdidas de especies en los ecosistemas provocan el aumento de agentes patógenos, organismos que causan enfermedades.
Investigadores de la organización Conservación Internacional (CI) demuestran en un nuevo estudio presentado en la Cumbre del Clima en Cancún (México) que los índices de extinción de las 2.500 especies más singulares de anfibios, aves y mamíferos, que habitan los bosques, podrían reducirse entre un 46 y un 80% en cinco años por la reducción, bien financiada, de emisiones por la deforestación y la degradación forestal.
A pesar de estar de moda como bien de consumo, sobre todo en otoño, algunas especies de hongos son vulnerables y están amenazados. Siguiendo las líneas europeas, un grupo de investigadores españoles presentó en 2007, de forma voluntaria, una Lista Roja preliminar Hispano-Lusa de hongos. Desde entonces la lista ha quedado en el olvido junto a los hongos, que siguen sin protección oficial para su conservación.
Dos estudios internacionales, que se publican ahora en Science, aportan una nueva explicación al origen de la diversidad de las especies en el Amazonas. Uno de los equipos de científicos, que cuenta con participación española, demuestra que la diversidad de la región amazónica data de mucho antes de lo que se pensaba hasta ahora y pudo surgir con temperatura de 3 a 5ºC más elevadas que las actuales.
Tras 15 días de intenso debate, presentación de estudios y propuestas para intentar frenar la pérdida de biodiversidad con acuerdos y planes de financiación, los 193 países participantes en la X Conferencia de las Partes de la Convención sobre Biodiversidad (COP 10) en Nagoya (Japón) logran aprobar, a pesar del desacuerdo de algunos países y la ausencia de EE UU, un acuerdo general no vinculante que protegerá el 17% de las áreas terrestres y el 10% de las áreas marinas para el periodo 2011-2020.
Cuatro de las cinco especies de sapos parteros que existen en el mundo son endémicos de la Península Ibérica y todos sufren un declive en sus poblaciones por una enfermedad fúngica y por la degradación de su hábitat. La situación del sapo partero balear (Alytes muletensis) es especialmente delicada. Las medidas de protección se hacen ahora más imprescindibles que nunca.