Detrás de las pandemias y otros fenómenos de la naturaleza, así como de nuestras actividades más cotidianas, se esconden patrones matemáticos. Sin necesidad de ninguna ecuación, este profesor británico lo cuenta en el libro Los números de la vida. Aprovechando su publicación en España hemos hablado con el autor.
COSMO-Spain, un estudio de la Organización Mundial de la Salud, monitoriza con encuestas la percepción y el conocimiento de la población sobre la pandemia. Sus resultados ayudan a elaborar políticas públicas, conocer el grado de aceptación de las medidas contra la pandemia e identificar las necesidades de información en tiempo real.
Habituado a estudiar los patrones de movimiento que realizan los animales transmisores de enfermedades, este biólogo y ecólogo computacional trata actualmente de entender la evolución de la pandemia de la COVID-19 mediante la recogida de información sobre movilidad y comportamiento social de las personas. Sus datos pueden servir para adoptar medidas que ayuden a prevenir la expansión del virus.
Los ecosistemas modificados por el ser humano tienen más huéspedes de enfermedades de transmisión de animales a personas, si se compara con los hábitats inalterados, según un estudio publicado en Nature. Los investigadores resaltan la necesidad de vigilar los ecosistemas agrícolas, ganaderos y urbanos.
Un equipo internacional de científicos, liderado por la Universidad de Granada, ha desarrollado la primera plataforma del mundo que integra información de la COVID-19 con la de factores ambientales y meteorológicos. Esta herramienta ayudará a entender el efecto que las variables ambientales, como la temperatura, la humedad o los niveles de contaminantes, pueden tener en la pandemia.
Algunos parámetros sanguíneos se pueden medir de forma no invasiva con luz infrarroja. Aplicando esa propiedad, investigadores del instituto ICFO han desarrollado un biomarcador de la salud endotelial y microvascular destinado a personas ingresadas en la UCI por el coronavirus. El dispositivo se ha comenzado a probar en el antebrazo de pacientes del Hospital Parc Taulí y otros centros sanitarios de España y América.
Ni panacea ni amenaza para la privacidad: las aplicaciones de seguimiento de interacciones, bien utilizadas, serán un complemento a los rastreadores humanos, según defiende el director del Instituto IMDEA Software. Este profesor de Informática en la UPM explica por qué están tardando en desarrollarse. “Quizá de haberlo hecho antes tendríamos menos rebrotes ahora”, dice.
Son biodegradables, lavables, con una capacidad de filtración 10 veces mayor que los materiales normales, certificadas FFP2 y se pueden usar durante días. Las nuevas mascarillas han sido patentadas por un equipo del Instituto de Agroquímica y Técnica Alimentaria y por la empresa Bioinicia.
En la carrera por la inmunización frente al nuevo coronavirus, encabezada por la Universidad de Oxford y la firma estadounidense Moderna, también participan grupos españoles. Varios de ellos podrían empezar a probar sus candidatos en humanos antes de que acabe el año. Hemos hablado con sus líderes.
Una nueva herramienta, desarrollada por un equipo del CSIC, toma imágenes de los pulmones y usa la inteligencia artificial para simplificar su interpretación. Incluye además un sistema de desinfección que reduce el riesgo de contagio del personal sanitario. La producción del dispositivo correrá a a cargo de la empresa española DASEL.