Un equipo internacional de científicos ha analizado por primera vez los patrones de biodiversidad global de más de 11.000 especies, desde el zooplancton hasta los tiburones y ballenas, y ha elaborado un mapa de la diversidad marina. El nuevo estudio, que publica on lineNature, sugiere que la temperatura del océano está ligada a la distribución de la biodiversidad marina en los trece grupos de animales estudiados, y que el cambio climático podría afectar a esta distribución.
Investigadores canadienses revelan por primera vez que el fitoplancton ha disminuido en todo el mundo desde hace 100 años. El aumento de la temperatura oceánica está ligado al descenso de 1% de media global al año de estas algas microscópicas marinas. El estudio, que se publica en Nature, demuestra que en el Hemisferio norte el descenso ha sido del 40% desde 1950 y podría afectar a la cadena trófica marina.
Un gran brote de fitoplancton en el Atlántico noreste visto desde el espacio.
Grupo de células diatomeas marinas (Pleurosigma), importante grupo de fitoplancton en los océanos.
La Agencia Estatal de Meteorología (AEMET) y el Ministerio de Medio Ambiente, Medio Rural y Marino (MARM) han presentado hoy en Madrid las nuevas proyecciones regionalizadas de cambio climático en España. Los escenarios actualizados de la España peninsular y las 17 comunidades autónomas a escala anual muestran de forma generalizada un aumento de la temperatura y una tendencia a la disminución de las precipitaciones.
Un estudio publicado en la revista Oecología concluye que sistemas forestales como el mediterráneo, donde la escasez de agua es un agente limitante del crecimiento, no pueden responder como sumideros de dióxido de carbono (CO2) para compensar el efecto invernadero.
Un estudio de investigadores de la Universidad Politécnica de Madrid (UPM) concluye que el empleo de fertilizantes orgánicos, como los purines digeridos en los suelos agrícolas mediterráneos reduce las emisiones de CO2 y CH4. Los resultados, que se publican en la revista Plant and Soil, apuntan además que tanto el consumo de CH4 como la respiración de CO2 se ven inhibidos a bajas temperaturas.
Científicos del CSIC y de la Queen Mary University demuestran que a partir de un cierto incremento de temperatura los ecosistemas que fijan carbono expulsan más CO2 del que retienen. Según explican, un aumento de la temperatura global para mediados de siglo de 4 grados haría que los ecosistemas que actúan como sumideros de CO2 para mitigar el cambio climático se conviertan en fuentes de CO2. El trabajo se ha publicado en la revista Philosophical Transactions of the Royal Society of London B, y es destacado esta semana en las noticias de la revista Nature.