Hace millones de años el fuego y el agua forjaron las rocas de yeso que conserva Cuatro Ciénegas, un valle mexicano similar al cráter marciano donde se mueve el rover Curiosity de la NASA. Ahora un equipo de investigadores ha analizado las comunidades bacterianas que han sobrevivido en estas inhóspitas pozas desde los comienzos de la vida en la Tierra.