Una nueva señal de ondas gravitacionales ha permitido comprobar con precisión teorías clave sobre la masa, el giro y la evolución de los agujeros negros. El análisis del eco final tras la colisión confirma predicciones fundamentales de la relatividad general y la termodinámica.
Esa es una de las preguntas que ha planteado la Fundación BBVA en una encuesta internacional sobre cultura científica. Albert Einstein es citado en primer lugar, seguido de lejos por Isaac Newton, Marie Curie, Nikola Tesla y Thomas Alva Edison. Entre los encuestados españoles, solo el 8 % menciona a Santiago Ramón y Cajal.
Prometeo, el titán que arrebató el fuego al Olimpo para dárselo a la humanidad, sirve de modelo a la biografía de Robert Oppenheimer, el ‘padre’ de la bomba atómica. La vida de este físico extraordinario —tema de la próxima película de Christopher Nolan— nos devuelve a un período único de la historia de la ciencia: la revolución científica y tecnológica iniciada por la liberación de la energía nuclear, liderada por los físicos.
Mientras que Albert Einstein tenía un perfil ideológico vanguardista (cosmopolita, pacifista, socialista…), su colega, compatriota y gran valedor, Max Planck, era nacionalista acérrimo, ultraconservador y, sin embargo, creador de la no menos rompedora física cuántica. Esta biografía explora las contradicciones de esta figura señera de la ciencia contra el fondo de la convulsa Alemania que lideraba el avance científico.
Tras observar durante casi 30 años los movimientos de la estrella S2 orbitando en torno al agujero negro supermasivo del centro de nuestra galaxia, los astrónomos han confirmado que se mueve como predijo la relatividad general de Einstein. Su órbita tiene forma de rosetón, y no de elipse, como decía la teoría de la gravedad de Newton.
La rápida rotación de una lejana enana blanca arrastra el espacio-tiempo de su entorno, modificando la órbita de un púlsar que gira a su alrededor. Este descubrimiento, realizado con datos recogidos durante 20 años por dos radiotelescopios de Australia, ha servido a los científicos para verificar un efecto predicho por la teoría de la relatividad de Einstein.
Un nuevo estudio, en el que ha participado el Instituto de Astrofísica de Andalucía del CSIC, confirma la validez de la teoría de la relatividad, gracias al estudio durante 26 años de la órbita de una estrella que ha permitido calcular con detalle la gravedad en entornos extremos.
Por primera vez, los astrónomos han logrado confirmar los efectos predichos por la teoría de la relatividad general de Einstein sobre el movimiento de una estrella, llamada S2, mientras pasa por el potente campo gravitatorio que genera el agujero negro supermasivo del centro de nuestra galaxia. El avance se ha logrado gracias a las observaciones realizadas desde Chile con el Very Large Telescope del Observatorio Europeo Austral.
Un equipo de astrónomos ha obtenido la prueba más precisa de la teoría general de la relatividad de Einstein fuera de la Vía Láctea. El avance se ha logrado gracias al efecto de lente gravitacional de una galaxia cercana muy masiva, que distorsiona la luz de otra mucho más lejana creando un anillo de Einstein.