Fósiles hallados en los fondos marinos de la cuenca de Santa Bárbara en EEUU revelan por primera vez que el calentamiento climático producido durante la última desglaciación ha cambiado la diversidad animal del océano Pacífico. Los resultados del estudio publicado en PNAS sugieren que, en la actualidad, los efectos del aumento de temperaturas afectarán de la misma manera al ecosistema marino, que tarda mil años en recuperarse.
Hace unos 70 millones de años, los cocodrilos que habitaban en lo que hoy es el yacimiento de Lo Hueco en Cuenca comían presas de agua salada pero bebían agua dulce, y los saurópodos se alimentaban de árboles, arbustos y plantas con flores que abundaban en la zona. El estudio de los fósiles, que se publica en PLoS ONE, ha permitido reconstruir las condiciones climáticas, la dieta y el modo de vida de algunos animales durante el Cretácico superior.
Una recreación del Metoposaurus algarvensis / Joana Bruno
A través de los restos fósiles de Toxodon y Macrauchenia, extinguidos hace 10.000 años, un equipo científico ha leído la evolución de estos dos ungulados en sus proteínas antiguas de colágeno. El primero era un tapir y el segundo se parecía a un hipopótamo o un rinoceronte.
Científicos de Argentina y Estados Unidos han descubierto en Perú los fósiles de primate más antiguos del continente americano conocidos hasta la fecha, con 35 millones de años. Los restos de este animal son iguales a otros hallados en Libia, lo que sugiere que el origen de los monos de Sudamérica es africano.
Hasta ahora los científicos databan el origen de las serpientes en hace 100 millones de años, pero el hallazgo de cuatro nuevas especies fósiles procedentes de Reino Unido, Portugal y EE UU demuestra que estos reptiles son aún más viejos. El trabajo describe los fósiles de serpiente más antiguos conocidos hasta la fecha, que datan de hace entre 167 a 143 millones de años, es decir casi 70 millones de años antes de lo que se creía.
Paleorreconstrucción de una serpiente del Jurásico al Cretácico Inferior. / Julius Csotonyi
Investigadores del Museo Americano de Historia Natural y de la Universidad de Florida (EE UU) han comprobado que, pese a lo que se creía, los murciélagos del Caribe resistieron al cambio climático de hace unos 10.000 años.
Las marcas observadas en los restos fósiles pueden ser de origen humano o animal. Un experimento realizado por el IPHES ha permitido demostrar que las marcas halladas en huesos de conejos en yacimientos arqueológicos son obra de crías de lince ibérico, que modifican los restos de la misma manera que sus progenitores. Los resultados arrojan luz sobre los comportamientos de los linces durante la prehistoria.
El equipo científico realizará un estudio comparativo para estudiar los artrópodos incluidos en ámbar y en copal. / Xavier Delclòs UB - Enrique Peñalver IGME.