Los científicos han debatido durante más de un siglo si estos parásitos succionadores de sangre podían saltar. Ahora, biólogos de Estados Unidos han encontrado en Madagascar al menos una especie que lo hace: Chtonobdella fallax, y lo han grabado en vídeo.
El origen evolutivo de esta planta se remonta a Madagascar, según una investigación genómica reciente publicada en Nature. Dos de estas emblemáticas especies, también llamadas "árboles del revés", se encuentran en peligro crítico de extinción. Este estudio podría ayudar a diseñar nuevas estrategias para su conservación.
La extinción de los mamíferos endémicos amenazados de la isla, como el lémur ratón rojizo protagonista de #Cienciaalobestia, supondría perder más de 20 millones de años de historia evolutiva, lo que llevaría a un colapso biológico y social del país.
Entre los animales más grandes que han pisado o volado sobre la faz de la Tierra figuran los dinosaurios y los pterosaurios, pero sus ancestros pudieron tener un tamaño muchísimo menor. Así lo sugiere el fósil de un pariente descubierto en Madagascar de tan solo 10 cm de altura: Kongonaphon kely, un 'pequeño asesino de insectos' que puede ayudar a explicar algunas de las características de sus gigantescos primos.
Del tamaño de un lémur, este nuevo mamífero se encuentra entre los más grandes del Mezosoico, que solían ser como un ratón cuando convivían con los dinosaurios hace 66 millones de años. El hallazgo en Madagascar del esqueleto más completo de un gondwanaterio –que habitó en el antiguo supercontinente Gondwana–, revela características óseas primitivas únicas, posiblemente por su aislamiento.
Las cuevas han despertado la fascinación del ser humano durante milenios. Un lugar en el que tienen una gran importancia cultural y espiritual es la isla de Madagascar (África). Sin embargo, estos valores se están erosionando, lo que conlleva que ya no sean un refugio para las especies de murciélagos endémicas de la zona, que están desapareciendo.
Descubierto hace más de medio siglo en Kenia y almacenado en un museo desde entonces, un fósil de aproximadamente 20 millones de años denominado Propotto leakeyi fue clasificado como un murciélago frugívoro. Ahora un nuevo análisis sugiere que no era un murciélago, sino un pariente del aye-aye, un primate nocturno que representa una de las primeras ramas del árbol genealógico del lémur.
Cuando se contempla un anillo o unos abalorios elaborados con ámbar, la mayoría de veces se piensa en su valor estético o económico. Para los científicos, estas piezas de resina fósil –capaces de conservar insectos atrapados en épocas remotas– son también una ventana abierta para descubrir la biodiversidad del planeta hace millones de años. Sin embargo, un nuevo estudio cuestiona si el ámbar puede realmente reflejar de manera detallada la diversidad de la vida de los ecosistemas terrestres ya desaparecidos.
La cola de los lémures enanos de orejas peludas almacenan las grasas que les permiten sobrevivir los meses de escasez y que utilizan como combustible durante la hibernación. Ahora un equipo de investigación ha identificado los genes que participan en el estado de hibernación de estos pequeños primates, que no siempre está asociado al invierno y que se puede dar en otras condiciones de escasez como en zonas desérticas o por ejemplo durante la época seca en Madagascar.
El pálido color de su piel le ha valido el nombre de serpiente fantasma, pero también ha contribuido a ello su comportamiento esquivo y huidizo. La serpiente Madagascarophis lolo –“fantasma” en malgache, el idioma local–, protagonista de #Cienciaalobestia, es activa sobre todo durante la noche como sus parientes, pero ha sido hallada lejos de donde viven las de su género en Madagascar.